Damasco juega la baza del fiasco de Irak

Con el tira y afloja diplom¨¢tico internacional de fondo, los enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas leales al gobierno siguen consumiendo a Siria. El domingo fallecieron 120 personas, seg¨²n una estimaci¨®n del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, opositor. Ayer, solo en Damasco se registraron al menos 20 bajas. Pero el debate internacional no versa sobre la muerte de civiles; los excesos del r¨¦gimen y los opositores radicales, o los crecientes riesgos para minor¨ªas como la cristiana. Los 100.000 muertos estimados ya por Naciones Unidas no entran en los c¨®mputos principales de Estados Unidos o Rusia. S¨®lo las armas qu¨ªmicas, y ah¨ª, el presidente Bachar el Asad y su gobierno tienen clara la estrategia a seguir: negar la mayor y nombrar el ejemplo de Irak cuando les sea posible.

¡°Esper¨¢bamos una administraci¨®n diferente a la de Bush. Pero operan con la misma doctrina y diferentes accesorios¡±, dijo El Asad en una entrevista concedida a Charlie Rose, de la cadena p¨²blica americana PBS. Estaba claro a qui¨¦n apelaban sus comentarios: aquellos electores y legisladores que se oponen, a izquierda y derecha de Barack Obama, a cualquier injerencia norteamericana en Siria. ¡°Ya tenemos un precedente, de Colin Powell, hace 10 a?os, cuando mostr¨® pruebas, que eran falsas y fraudulentas¡±, a?adi¨® el mandatario en la entrevista, en referencia al discurso del entonces secretario de Estado de EE UU en la ONU, cuando dijo que con certeza hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en Irak.

La narrativa oficial siria es clara: Siria no emple¨® armas qu¨ªmicas. Estas se detectaron en zonas controladas por los rebeldes, por lo tanto deben haberlas usado ellos. En el frente opositor, Al Qaeda es mayor¨ªa, sin matices. La Casa Blanca no puede luchar contra el terrorismo en Afganist¨¢n o Yemen y apoyarlo a la vez en Siria. ¡°No hemos usado armas qu¨ªmicas¡±, volvi¨® a afirmar ayer el gobierno, por boca esta vez de su ministro de Informaci¨®n, Omran al Zoubi, quien a?adi¨® que EE UU ha defendido ahora sus conclusiones con meras especulaciones, sin pruebas fehacientes e irrefutables. En su entrevista, El Asad fue m¨¢s lejos: ¡°Nuestros soldados fueron atacados con qu¨ªmicos. ?Nuestros soldados! Acudieron a los hospitales como v¨ªctimas¡±.

Ese relato paralelo del gobierno sirio ha venido acompa?ado, en d¨ªas recientes, de amenazas m¨¢s o menos veladas, formuladas tanto por el propio r¨¦gimen como por sus aliados ac¨¦rrimos, Ir¨¢n y la milicia libanesa Hezbol¨¢. El Asad lo reiter¨® en su entrevista. Tras un ataque, dijo, ¡°puede esperarse cualquier cosa¡±. ¡°Deber¨ªa esperarse cualquier cosa, no necesariamente del gobierno. El gobierno no es el ¨²nico jugador en la regi¨®n. Hay diversas partes, diversas facciones, diferentes ideolog¨ªas. Hay de todo en esta regi¨®n ahora. Y eso lo que cabe esperar¡±, dijo. ¡°S¨®lo empeorar¨¢ com cualquier ataque tonto o guerra est¨²pida¡±.

De ese modo apelaba al pacifismo quien preside un gobierno que lleva 30 meses resistiendo el embiste de una revuelta que comenz¨® con manifestaciones pac¨ªficas y que ha provocado, aparte de los 100.000 fallecidos, seis millones de desplazados, dos millones de ellos al extranjero. Los grupos opositores, mientras, informaban ayer de duros combates en los alrededores de Malula, la ciudad cristiana capturada por los rebeldes el domingo. Los cristianos sirios se han alineado tradicionalmente con el r¨¦gimen, y recelan de cualquier avance rebelde.