Pol¨¦mica por la censura de un libro que revive una matanza en la selva ecuatoriana
'Una tragedia ocultada' recuerda la matanza de 20 miembros de una tribu amaz¨®nica y el secuestro de dos ni?as el pasado mes de marzo Todav¨ªa no hay culpables
Un libro que revive la matanza de al menos 20 miembros de una tribu amaz¨®nica no contactada y el secuestro de dos ni?as, de 3 y 7 a?os,?tomadas como trofeos de guerra,?ha sembrado la pol¨¦mica en Ecuador. En m¨¢s de 220 p¨¢ginas, la publicaci¨®n cuenta c¨®mo los agresores se adentraron en la selva y realizaron una cacer¨ªa humana el pasado 30 de marzo. Se titula?Una tragedia ocultada, justamente porque ¨Cseg¨²n sus autores- el Estado ha puesto un velo de misterio sobre este hecho y hasta ahora no ha sancionado a los culpables. Como remate, un amago de censura de la obra por parte de la Defensor¨ªa del Pueblo?ha desatado la indignaci¨®n.?
Los atacantes fueron los waorani, pueblo que fue contactado por una misi¨®n evang¨¦lica en los cincuenta, poco antes de que la petrolera Texaco entrara a sus territorios ancestrales. La evidencia son las fotos que ellos mismos se sacaron durante la expedici¨®n y que luego circularon como una prueba de su haza?a. Las v¨ªctimas eran miembros de los tagaeri-taromenani, pueblos n¨®madas que han rechazado el contacto con la civilizaci¨®n occidental y que viven en las profundidades de la Amazon¨ªa.
No era la primera vez que estos pueblos se enfrentaban. La matanza de marzo pasado tuvo un antecedente en mayo de 2003, cuando los waorani dieron con la casa de los tagaeri-taromenani y ajusticiaron a 10 mujeres y cinco ni?os con armas de fuego y lanzas. La noticia trascendi¨® las fronteras de la selva, pero el Estado ecuatoriano se mantuvo al margen.
En 2003, los waorani ajusticiaron a 10 mujeres y cinco ni?os tagaeri-taromenani
La comunidad waorani argument¨® que manejar¨ªa todo bajo sus leyes y que perdonaba a los asesinos por ser la primera vez. Nunca se supo el origen de las armas y el fiscal encargado del caso hizo un informe en el que lleg¨® a argumentar que las v¨ªctimas ¨Ctribus no contactadas- no ten¨ªan un documento de identificaci¨®n y, por tanto, no era posible avanzar en la investigaci¨®n.
El libro Una tragedia ocultada quiere que la segunda matanza de los taromenani-tagaeri no pase de puntillas, por eso en sus primeras p¨¢ginas se se?ala con contundencia que han pasado m¨¢s de seis meses y que hasta ahora no ha habido una explicaci¨®n oficial sobre las muertes de marzo pasado.
Miguel ?ngel Cabodevilla, uno de los autores del libro y quiz¨¢s el mayor conocedor de las tribus de la zona por su labor de misionero capuchino en la Amazon¨ªa, sugiere que hay m¨¢s inter¨¦s en silenciar los pormenores de la matanza que en desvelarla. "A mi me parece il¨®gico que en un sitio tan peque?ito, donde todos se conocen, donde todos saben qu¨¦ hizo el otro, no se haya averiguado nada", dijo a EL PA?S.?
A Cabodevilla tambi¨¦n le preocupa el mensaje que se est¨¢ mandando a los secuestradores de las ni?as taromeni-tagaeri. "Si a un secuestrador, el Estado le permite quedarse con las ni?as raptadas, la mente de ese se?or no va entender cu¨¢l es la ley ecuatoriana, la situaci¨®n de las ni?as deber¨ªa llamar la atenci¨®n", dice el misionero.
La matanza de las personas no contactadas, muchos de ellos ni?os, aumenta la pol¨¦mica por la supervivencia de estos pueblos. En esta discusi¨®n tambi¨¦n est¨¢ la inminente explotaci¨®n de los dos bloques petroleros del Parque Yasun¨ª, que se debate en el ¨®rgano legislativo de Ecuador. Los taromenani-tagaeri viven en una parte de esta reserva natural, en una zona declarada intangible en 1999, aunque sus l¨ªmites se fijaron en 2007. Los pozos petroleros que se abrir¨¢n est¨¢n en los bordes de este ¨¢rea.
El pasado mi¨¦rcoles, d¨ªa del lanzamiento de?Una tragedia ocultada, lleg¨® hasta el lugar del acto una providencia judicial que prohib¨ªa su distribuci¨®n. Este documento hab¨ªa sido firmado 15 minutos antes y los asistentes en seguida calificaron la acci¨®n judicial de "censura". La resoluci¨®n hab¨ªa sido motivada por la Defensor¨ªa del Pueblo, argumentado que en la promoci¨®n del libro aparec¨ªa la foto de una de las ni?as secuestradas y que esto vulneraba sus derechos. Adem¨¢s hab¨ªa la sospecha de que en el libro aparec¨ªan m¨¢s fotograf¨ªas y datos que podr¨ªan llevar a la identificaci¨®n de las ni?as, pero lo cierto es que las menores aparecen con rostro velado y no se citan sus nombres. La primera reacci¨®n en la sala tras escuchar lo que dec¨ªa el oficio judicial fue descalificar al Gobierno. "Fascista", grit¨® una voz entre la audiencia. Esto se reflej¨® inmediatamente en las redes sociales, donde se lleg¨® a distribuir la versi¨®n digital del libro.
La lectura que hicieron los medios de comunicaci¨®n locales fue pol¨ªtica y hablaban de un caso de censura in¨¦dito. Todo cambi¨® cuando el presidente Rafael Correa se solidariz¨® con los autores del libro por "la imposici¨®n de una ilegitima censura previa" y expres¨® su desacuerdo con la acci¨®n judicial en un comunicado en cuyas l¨ªneas finales se le¨ªa: "Quienes estamos comprometidos con la promoci¨®n de la educaci¨®n, el pensamiento y la raz¨®n no podemos silenciarnos ante la censura, desde ning¨²n punto de vista".
La Defensor¨ªa del Pueblo se limit¨® a subir un comunicado en su portal en el que indicaba que sus competencias eran la promoci¨®n y defensa de los derechos humanos y que hab¨ªa solicitado la medida cautelar porque las ni?as en cuesti¨®n est¨¢n dentro del Sistema de Protecci¨®n a V¨ªctimas y Testigos de la Fiscal¨ªa y que por esto ni su nombre ni su imagen pueden aparecer en un medio de difusi¨®n masivo.
Las cr¨ªticas contra este organismo de Derechos Humanos no se hicieron esperar, sobre todo, porque hasta ahora no se hab¨ªa pronunciado sobre la matanza de los clanes no contactados ni sobre el secuestro de las ni?as sobrevivientes. Gina Benavides, coordinadora del Programa de Derechos Humanos en la Universidad Andina Sim¨®n Bol¨ªvar, dijo que le sorprendi¨® la actuaci¨®n de la justicia y m¨¢s de la Defensor¨ªa del Pueblo. "La Defensor¨ªa no ha dicho nada sobre que las ni?as sigan en manos de sus captores y es cuestionable que vaya en contra de los derechos de las personas que quieren difundir la situaci¨®n de las comunidades ind¨ªgenas y de las ni?as raptadas".
Con toda esta presi¨®n social y pol¨ªtica, la Defensor¨ªa del Pueblo no tuvo m¨¢s remedio que recular. Este viernes su delegado se reuni¨® con los autores del libro y cuando se comprob¨® que en la portada no sal¨ªa la foto de una de las ni?as y que en las p¨¢ginas interiores se ocultaba su rostro y sus datos, pidi¨® la revocatoria de las medidas cautelares. El libro ya est¨¢ en las librer¨ªas.
Milagros Aguirre, periodista y coautora del libro, lament¨® durante estos d¨ªas que la pol¨¦mica se armara en torno a la censura de la publicaci¨®n, cuando su intenci¨®n era que la sociedad discuta sobre la matanza de los taromenani-tagaeri y que el Estado cumpla con el mandato de proteger a estos pueblos en aislamiento voluntario, que son una riqueza etnol¨®gica.
El primer efecto de la publicaci¨®n del libro ha sido la citaci¨®n del misionero capuchino a la Fiscal¨ªa General. Su testimonio y toda la documentaci¨®n que reuni¨® para escribir el libro ser¨ªan claves dentro de la investigaci¨®n. Cabodevilla ha prestado declaraci¨®n toda la ma?ana y espera que su aporte sirva para esclarecer el caso, que lleva parado seis meses.
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