Una mara?a de sanciones
Washington y sus aliados se muestran convencidos de que han sido las sanciones las que ha llevado a Ir¨¢n a aceptar negociar sobre su programa nuclear
Washington y sus aliados se muestran convencidos de que han sido las sanciones las que ha llevado a Ir¨¢n a aceptar negociar sobre su programa nuclear. Aunque el orgullo iran¨ª obligue a desestimar esa explicaci¨®n, el embargo econ¨®mico y financiero, ayudado sin duda por una desastrosa gesti¨®n, ha puesto contra las cuerdas a un pa¨ªs que deber¨ªa ser una superpotencia energ¨¦tica, con las cuartas reservas mundiales de petr¨®leo y las segundas de gas. Desmontar ese castigo no va a resultar f¨¢cil porque se trata de una complicada mara?a de medidas internacionales y bilaterales, algunas de las cuales se remontan a poco despu¨¦s de la revoluci¨®n de 1979 y requieren la aprobaci¨®n del Congreso norteamericano.
A ra¨ªz de la toma de su embajada hace 34 a?os, Estados Unidos prohibi¨® a las compa?¨ªas petroleras basadas en su territorio que operaran en Ir¨¢n y la exportaci¨®n a ese pa¨ªs de tecnolog¨ªa de doble uso, adem¨¢s de congelar los haberes iran¨ªes en sus bancos. Esas sanciones se profundizaron en 1983, tras el ataque al cuartel de los marines en Beirut, y luego en 1992 y 1994 cuando se ampliaron al comercio y las inversiones. En 1996, poco despu¨¦s de que Rusia firmara el contrato para reanudar la construcci¨®n de la central de energ¨ªa at¨®mica de Bushehr, se incluy¨® espec¨ªficamente la venta de tecnolog¨ªa y materiales nucleares.
No dejaba de ser una querella bilateral que, con todas las limitaciones que se quiera, Teher¨¢n sorteaba recurriendo a otros pa¨ªses, con frecuencia para hacerse con los productos norteamericanos que no pod¨ªa adquirir directamente.
La internacionalizaci¨®n de las sanciones se produjo hace una d¨¦cada como consecuencia del descubrimiento, en el verano de 2002, del programa nuclear secreto iran¨ª. Washington remiti¨® entonces el caso iran¨ª al Consejo de Seguridad de la ONU. Durante dos a?os, una troika europea (formada por Reino Unido, Alemania y Francia) negoci¨® con Ir¨¢n hasta lograr una moratoria, en noviembre de 2004. Pero la falta de respaldo de EE UU y la llegada al Gobierno iran¨ª de Mahmud Ahmadineyad al a?o siguiente frustraron aquel acuerdo.
El enconamiento entre los Gobiernos de Bush y Ahmadineyad bloque¨® cualquier di¨¢logo
El enconamiento entre las administraciones de Ahmadineyad y de George W. Bush bloque¨® la posibilidad de cualquier di¨¢logo. As¨ª lleg¨® la primera resoluci¨®n condenatoria de la ONU en diciembre de 2006, a la que seguir¨ªan otras cinco hasta junio de 2010, cuatro de ellas sancionadoras. En ellas se fue progresivamente prohibiendo el comercio de materiales nucleares, vetando a instituciones e individuos vinculados con el programa at¨®mico, decretando un embargo de armas y, finalmente, se establecieron sanciones financieras contra empresas sospechosas de ser una tapadera, muchas de ellas vinculadas con los Pasdar¨¢n, el cuerpo militar de ¨¦lite.
Pero a pesar de que esas resoluciones del Consejo de Seguridad obligan a todos los estados miembros de Naciones Unidas, su cumplimiento ha sido desigual. Y su efecto m¨¢s simb¨®lico que paralizante.
El verdadero cambio cualitativo se produjo de forma m¨¢s silenciosa a partir de 2010 cuando el Departamento del Tesoro norteamericano no s¨®lo prohibi¨® las transacciones financieras con compa?¨ªas iran¨ªes y las relaciones interbancarias entre los dos pa¨ªses, sino que presion¨® a los principales bancos europeos y asi¨¢ticos para que eligieran entre mantener sus operaciones en Ir¨¢n o en Estados Unidos. La mayor¨ªa cerraron sus oficinas en Teher¨¢n e incluso las cuentas de sus clientes iran¨ªes o residentes en Ir¨¢n en otras sucursales. Al a?o siguiente, el Tesoro prohib¨ªa a las compa?¨ªas petroleras con intereses en EEUU trabajar con el Banco Central de Ir¨¢n, lo que les oblig¨® a cortar sus importaciones de crudo y abandonar los proyectos en ese pa¨ªs.
Despu¨¦s de a?os de negar el impacto de las sanciones, a las que Ahmadineyad se refiri¨® en una ocasi¨®n como "un trozo de papel arrugado", el nuevo ministro iran¨ª de Petr¨®leo, Bijan Zangeneh, ha reconocido el descenso de la producci¨®n, las ventas y los ingresos. Seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa de EEUU, en 2012 export¨® una media 1,5 millones de barriles diarios frente a los 2,5 de 2011, lo que ha supuesto una reducci¨®n del 60% de los ingresos en dos a?os. Adem¨¢s, buena parte de los ingresos por esas ventas, hasta 50.000 millones de d¨®lares seg¨²n Hossein Mousavian, permanecen en fideicomisos porque no pueden enviarse a Ir¨¢n. El petr¨®leo supone el 85% de los ingresos del Gobierno.
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