Cuando el pop se hizo pol¨ªtico
La lucha ¡®antiapartheid¡¯ fue en los a?os ochenta causa com¨²n para los m¨²sicos occidentales. Las estrellas en bloque tomaron partido en el conflicto
Una generaci¨®n de occidentales conoci¨® la lucha contra el apartheid por el pop. Los m¨²sicos, de habitual tan pacatos, ayudaron a expandir una lucha pol¨ªtica que se libraba a miles de kil¨®metros, en el pa¨ªs m¨¢s austral de ?frica. Era omnipresente, inclu¨ªa a grandes y peque?os. Los vascos Kortatu utilizaban sus letras con la misma pasi¨®n con la que lo hac¨ªa U2.
Sud¨¢frica resultaba una lucha perfecta, pura, con buenos y malos
?La fiebre surgi¨® a finales de los setenta, cuando empez¨® a arreciar en Reino Unido el flujo de refugiados de la minor¨ªa blanca angl¨®fona. Profesores universitarios o periodistas, fervientes propagandistas del boicot a los intereses sudafricanos. Entonces surg¨ªa el punk. Un movimiento que al principio apost¨® por el nihilismo y flirte¨® con la parafernalia nazi. Pero pasarse la vida provocando es agotador. Un sector muda de discurso hacia lo militante. Simpatiza con las minor¨ªas y las causas perdidas en una suerte de internacionalismo socialista de sal¨®n. Billy Bragg o The Clash met¨ªan en el mismo saco a la Segunda Rep¨²blica, el sandinismo o la causa palestina. Pero desde finales de los setenta el crecimiento comercial de muchas de aquellas bandas es exponencial. La rebeld¨ªa punk se diluye en los libros de contabilidad y se suavizan las posturas pol¨ªticas.
Una generaci¨®n conoci¨® la batalla contra el racismo a trav¨¦s de la cultura
Live Aid, en julio de 1985, resulta providencial para las conciencias de los m¨²sicos. Bob Geldof, hasta entonces conocido por haber sido el vocalista de The Boomtown Rats, una banda menor del punk, organiza un macroconcierto para recaudar fondos contra la hambruna en Etiop¨ªa, que se terminar¨ªa convirtiendo en un evento fara¨®nico televisado a todo el mundo. El ¨¦xito es may¨²sculo. Y, aunque mucha ayuda no lleg¨® a los et¨ªopes, la solidaridad se convierte en una ocupaci¨®n. El sufijo Aid (ayuda) se mundializa, es cool. Las bandas m¨¢s grandes del momento, U2 y The Police se embarcan en una gira con Amnist¨ªa Internacional a favor de los derechos humanos.
Aunque la pol¨ªtica es terreno vedado. Hay demasiados grises hasta que aparece Sud¨¢frica. Un a?o antes de Live Aid se concede el Nobel de la paz a Desmond Tutu. Los telediarios empiezan a tratar el racismo institucionalizado de Sud¨¢frica con asiduidad y lo que se descubre deja pasmado. Era una causa pura, casi de c¨®mic. El sue?o de todo revolucionario pop. El r¨¦gimen de los boers era tan maligno que ni siquiera se esforzaban en disimularlo. Polic¨ªas disparando a estudiantes en Soweto. Torturas, matanzas... Hab¨ªa malos y buenos, h¨¦roes y secundarios de lujo: el m¨¢rtir, Steve Biko; la madre coraje, Winnie Mandela. Y villanos magn¨ªficos. Era perfecto. Por fin una lucha pol¨ªtica que se pod¨ªa abrazar.
Ese a?o, Jerry Dammers, de The Special AKA, compone Free Nelson Mandela. ?l mismo reconoce que no hab¨ªa o¨ªdo hablar de Madiba hasta un a?o antes. Pero se convierte en un himno, entra en el Top Ten en Reino Unido, y descubre a miles de adolescentes la historia de ese luchador que llevaba entonces 20 a?os en prisi¨®n. Un h¨¦roe limpio; una persona admirable. Un icono pop.
La ONU decret¨® un boicot cultural en 1980 que Paul Simon se salt¨®
A partir de ah¨ª la pasi¨®n sudafricana se dispara. 1985 es el a?o en que la lucha antiapartheid se instala en el pop. Hasta Stevie Wonder se suma con It¡¯s Wrong (apartheid). Obsesiona lograr el aislamiento internacional total del r¨¦gimen. La ONU hab¨ªa decretado el boicot cultural en 1980 y la m¨²sica pop se convierte en su ariete. Steve Van Zandt, guitarrista de Springsteen, compone Sun City. La idea es convertir en apestado a Sun City, un resort que quedaba excluido del boicot por estar situado en un bantustan, un ¨¢rea nominalmente independiente pero que no era m¨¢s que una marioneta al servicio de Pretoria.
El concierto por el 70 cumplea?os de Mandela, en 1988,? fue la apoteosis
En 1985 se publica como sencillo, al estilo Live Aid, firmado por el colectivo Artist United Against Apartheid. Es un grupo abigarrado en el que caben m¨²sicos de jazz como Miles Davis (que al a?o siguiente publicar¨ªa Full Nelson); estrellas como Bono, Dylan o Tom Petty; actrices como Daryl Hannah, as¨ª hasta 40.
Es la primera postura puramente pol¨ªtica en un conflicto internacional que toma el rock convencional. Cierto que U2 hab¨ªa dedicado canciones al conflicto irland¨¦s, pero como en el caso de la guerra de Vietnam en los sesenta, son parte implicada, se considera pol¨ªtica interna. Respaldados o no por la ONU, se pide el boicot, que es una postura pol¨ªtica.
No todos est¨¢n de acuerdo. Paul Simon se salta el boicot al grabar en Johanesburgo. Dice que los m¨²sicos locales sufren un doble aislamiento. El externo y el interno, por ser negros. Graceland, (1986), se convierte en un monumental ¨¦xito. Millones de copias vendidas, mejor disco en los Grammy. Significa la visibilidad internacional para m¨²sicos como Johnny Clegg, Miriam Makeba o Ladysmith Black Mambazo. En su defensa sale Hugh Masekela, exiliado por su lucha contra el r¨¦gimen de Pretoria.
En 1987 entra Hollywood. Richard Attemborough, dirige Grita libertad, la biograf¨ªa del activista negro Steve Biko, muerto en la c¨¢rcel en 1977. Peter Gabriel graba otra vez, Biko, la canci¨®n que le dedic¨® en un ¨¢lbum en 1980. Otro ¨¦xito. De las tres candidaturas al Oscar, una es para Denzel Washington, que interpreta a Biko. Las restantes para la m¨²sica, compuesta en parte por el sudafricano Jonas Gwangwa.
La traca final llega en 1988. The Nelson Mandela 70th Birthday Tribute, en el estadio de Wembley. Fue el segundo Live Aid: 600 millones de personas en 67 pa¨ªses vieron por televisi¨®n las 100 actuaciones. La causa sudafricana ya era la causa pop por excelencia, y la victoria se sent¨ªa cercana.
Mandela ser¨ªa liberado en 1990. Los homenajes seguir¨ªan, pero la transici¨®n incluy¨® pragmatismo, concesiones y peleas tribales que hicieron que se enfriara el romance. Despu¨¦s llegaron las excentricidades. Los festivales 4664, el n¨²mero de preso de Mandela, con madrinas como la supermodelo Naomi Campbell y noches de flamenco o de pop espa?ol, en Madrid, en 2005, con Presuntos Implicados o El canto del loco entre los participantes.
En 2008, se celebr¨® el 90 cumplea?os de Mandela en Hyde Park. ?l, ya muy mayor, subi¨® al escenario. La noche termin¨® con Free Nelson Mandela, cantada por Amy Winehouse, muchos invitados y un coro de ni?os. Ella aprovech¨® para mandar un mensaje a su marido, encarcelado. Pretend¨ªa ser apote¨®sico pero fue grimoso. Aunque fuera por oportunismo, el pop hab¨ªa cumplido una funci¨®n en la lucha contra el apartheid y no supo gestionar su ¨¦xito.
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