¡°La polic¨ªa es una mafia¡±
Vecinos de la provincia de Buenos Aires relatan los abusos de los agentes
Los diversos cuerpos policiales no tienen la mejor fama en Argentina y en las calles es f¨¢cil comprobarlo. A la polic¨ªa de la provincia de Buenos Aires, donde vive el 38% de los argentinos, se la llam¨® maldita polic¨ªa en el final del siglo XX por corrupta y represiva. En la actualidad, tras las huelgas que en las ¨²ltimas dos semanas dejaron la v¨ªa p¨²blica librada a saqueos y muertes, un recorrido por la periferia de la capital ratifica la sospecha. El pasado viernes, la presidenta de Argentina, Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, acus¨® a polic¨ªas ¡°de organizar la delincuencia para robar a gente y comercios¡±.
En San Isidro, en el norte del llamado Gran Buenos Aires, M. ¡ªque, al igual que otros entrevistados para este reportaje, por temor a represalias prefiere no se publique su nombre y apellido¡ª vende alfajores (dulces) a los automovilistas que frenan en un sem¨¢foro. ¡°Ac¨¢ no nos piden coimas (sobornos) para trabajar, no es como en los cabarets. En cambio, en Tigre (al norte de San Isidro) tuve algunos cruces con un par de vigis (vigilantes) y yo les dije: ¡®Si trabaj¨¢s, (te persiguen) porque trabaj¨¢s. Si chore¨¢s (robas), porque chore¨¢s¡¯. Hay vigis que no te molestan y otros que son corruptos. Un vigi en la (autopista) Panamericana me par¨® porque ¨ªbamos dos en una moto y uno no ten¨ªa casco. Nos dijo: ¡®Vos sab¨¦s c¨®mo se arregla esto¡¯. Nos sac¨® 300 pesos (34 euros) a cada uno porque si no nos sacaba la c¨¦dula de identidad y el registro (carn¨¦ de conducir). Le pagamos y seguimos en moto sin casco¡±. M. opina que los polic¨ªas deber¨ªan ganar m¨¢s. Claro que ahora uniformados con seis meses de formaci¨®n ganar¨¢n m¨¢s que ingenieros o maestros que trabajan para el Estado.
Es habitual que los polic¨ªas controlen sin raz¨®n a j¨®venes de barrios pobres. ¡°Son re [muy] giles [tontos]. Cuando est¨¢n aburridos, te paran, te preguntan cu¨¢ntos a?os ten¨¦s, el talle [talla] de las zapatillas, cu¨¢nto med¨ªs¡±, cuenta una reciente experiencia N., de 17 a?os, que con aretes brillosos en ambas orejas y camiseta de Boca Juniors est¨¢ sentado con un amigo en una esquina del San Isidro m¨¢s popular y menos lujoso. Caminaba solo por la tarde cuando lo frenaron. ¡°Hablaban corte [estilo] burl¨¢ndose. Les respond¨ª todo porque, si no, te cagan a palos. Despu¨¦s se fueron¡±, cuenta N.
No corri¨® la misma suerte Luciano Arruga, que a los 16 a?os desapareci¨® en 2009 en Lomas del Mirador, en el sudoeste del Gran Buenos Aires. ¡°Primero los polic¨ªas le ofrecieron robar para ellos¡±, cuenta su hermana Vanesa. ¡°Le ofrec¨ªan zapatillas para ¨¦l y la familia, le dec¨ªan que le daban armas y auto. ?l se neg¨®. Luego continuaron con las amenazas y los golpes. Lo paraban en la calle, lo pon¨ªan contra la pared, avergonz¨¢ndolo ante los vecinos. Despu¨¦s comenz¨® a ser detenido sistem¨¢ticamente. Es algo com¨²n con los menores de edad de barrios humildes¡±, cuenta Vanesa. En su momento su familia no denunci¨® el acoso: ¡°Los pobres no somos pelotudos [tontos], no vamos a denunciar sin garant¨ªas a una mafia como es la polic¨ªa. No tenemos plata (dinero) para pagar abogados¡±. Finalmente, Luciano desapareci¨® y los ocho polic¨ªas acusados por la familia de matarlo aparecen en la causa judicial como testigos y solo han sido apartados del cuerpo en 2013.
Al lado de semejantes acusaciones, pierden importancia cosas como que los polic¨ªas nunca paguen una pizza en una pizzer¨ªa ni los bollos en una panader¨ªa. ¡°Antes era costumbre que vinieran un polic¨ªa pidiendo una pizza para el comisario, pero hace diez a?os (en la ¨²ltima crisis de Argentina) se acab¨®, el due?o ya no les dio m¨¢s y no pas¨® nada¡±, cuenta H., encargado de una pizzer¨ªa de San Isidro. Pero N., empleada de una panader¨ªa vecina, cuenta que a las 5 de la madrugada siempre hay un uniformado esperando que abra para llevarse gratis una docena de bollos. ¡°Estaban parados ac¨¢, mientras a m¨ª dos veces me intentaban asaltar cuando ven¨ªa a abrir¡±, se queja N.
Un comercio cercano sufri¨® dos robos en menos de un a?o. El primero, de d¨ªa, dos ladrones con el rostro descubierto asaltaron a la due?a. ¡°Si hac¨¦s la denuncia, cada vez que agarren a un chorro (ladr¨®n) vas a tener que venir a identificarlo¡±, la desalent¨® un polic¨ªa, seg¨²n J., padre de la propietaria. Ella desisti¨® de hacerla, con el coste de que no pudo cobrar el seguro por robo. El segundo fue por la noche. Una vecina dijo que vio a dos delincuentes rompiendo la reja del negocio. Ella misma y una testigo contaron que despu¨¦s unos polic¨ªas entraron al local. Pero J. relata que los uniformados negaron haber acudido al lugar.
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