Las tortugas, siete meses sin Jairo Mora
La familia del joven asesinado en el Caribe demanda al Estado; su muerte fue ¡°un parteaguas¡±, dice el Gobierno costarricense
Diciembre no es un buen mes para ver tortugas baulas en el Caribe de Costa Rica. Con algo de suerte podr¨ªan verse algunos ejemplares peque?os romper el huevo y avanzar torpes por la arena de la playa donde su defensor, el joven Jairo Mora, fue asesinado hace siete meses durante uno de los patrullajes nocturnos que realizaba bajo amenazas en la playa Mo¨ªn.
Diciembre no es buen mes para la observaci¨®n de tortugas y tampoco lo es para sus colegas ambientalistas ni para los familiares del joven de 26 a?os que muri¨® en la ¨²ltima madrugada del mes de mayo. Acaba el a?o 2013 sin que hayan sido acusados de manera formal los ocho sospechosos que permanecen encarcelados de manera preventiva, vinculados al parecer con el negocio del saqueo de huevos de las enormes tortugas baulas por las que trabajaba Mora, como empleado de la organizaci¨®n conservacionista Widecast.
Por eso los padres de Mora actuaron. Consiguieron dos abogados y, calculando que la etapa de investigaci¨®n del crimen est¨¢ cerca de finalizar, presentaron una demanda penal contra los sospechosos y tambi¨¦n una acci¨®n civil resarcitoria contra el Estado costarricense. Fernanda Sandoval y Rafael Mora, oriundos del sencillo poblado caribe?o de Gandoca donde se crio Jairo, reclaman mil millones de colones, equivalentes a unos 2 millones de d¨®lares.
El argumento explicado por el abogado Rodrigo Araya es que Jairo Mora desempe?aba una tarea de alto inter¨¦s p¨²blico para Costa Rica y hab¨ªa sido amenazado de muerte por sus rivales en la playa, pero la Polic¨ªa no le brind¨® la protecci¨®n que ¨¦l pidi¨® con insistencia y por eso acab¨® muerto en la arena despu¨¦s de haber sido retenido junto con unas voluntarias de Espa?a y de Estados Unidos.
La demanda se present¨® en la Fiscal¨ªa de Lim¨®n, la ciudad del Caribe m¨¢s cercana a la playa Mo¨ªn, donde Jairo Mora lideraba una lucha de noches y d¨ªas contra los saqueadores de huevos. ¡°Que no tengan miedo, solo que vengan armados, no m¨¢s¡±, fue uno de los llamados que Mora hizo a la Polic¨ªa en d¨ªas previos a su muerte, un caso que evidenci¨® la lucha desigual de ambientalistas contra quienes amenazan a la naturaleza en este pa¨ªs de profuso discurso conservacionista.
¡°Era previsible (la demanda). Ese caso de Jairo es un parteaguas en la historia del trabajo conservacionista por la forma en que trabajan los ambientalistas de campo y c¨®mo ser¨¢ en el futuro¡±, declar¨® el ministro de Ambiente, Ren¨¦ Castro, quien cree que ahora hay una mayor apertura de las oeneg¨¦s para coordinar su trabajo con los cuerpos de seguridad estatales. ¡°Ahora podemos prever algunas acciones de monitoreo, de vigilancia o incluso pensamos en un tipo de seguros para esos ambientalistas que est¨¢n en el terreno¡±, a?adi¨® Castro, que tampoco tiene el respaldo de las principales organizaciones conservacionistas.
Pero incluso para estos cr¨ªticos s¨ª hay un antes y un despu¨¦s. La noticia de Jairo Mora puso en relieve las tensiones por territorios de abundante riqueza natural pero tambi¨¦n de potencial econ¨®mico, sea para la extracci¨®n de huevos y de cacer¨ªa o sea para el desarrollo de proyectos tur¨ªsticos o inmobiliarios. La playa de Mo¨ªn tiene incluso algo de valor para el desarrollo de planes energ¨¦ticos, por la presencia cercana de posibles yacimientos petroleros, seg¨²n autoridades del Ministerio de Ambiente.
En esa playa trabajaba Jairo Mora, en una zona natural de selva y playa que organizaciones ambientalistas locales pretenden que sea declarada ¡°zona protegida¡± y se bautice con el nombre del joven asesinado, pero las conversaciones con las autoridades caminan lento a¨²n.
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