De Tiananmen a M¨¦rida, de CNN a NTN24
Mientras los gobiernos y los bloques regionales callan y se hacen c¨®mplices es NTN24 quien, en relativa soledad, divulga, alerta y concientiza a la regi¨®n entera
Aquello fue en abril de 1989 y, si bien no cambio el mundo, seguro que cambio la concepci¨®n de como informar acerca de ¨¦l. Los medios extranjeros desembarcaron en Pek¨ªn para cubrir la hist¨®rica visita de Gorbachov. Igualmente hist¨®rica fue la autorizaci¨®n del gobierno chino para que CNN¡ªentonces, el ¨²nico canal de noticias las 24 horas¡ªllegara con su propio sat¨¦lite m¨®vil a transmitir en vivo. Con sus c¨¢maras apostadas sobre la Plaza Tiananmen, el lugar de las ceremonias oficiales, inesperadamente CNN tuvo que cubrir otra realidad cuando miles de estudiantes comenzaron a ocupar la plaza en demanda de reformas pol¨ªticas¡ªapertura, derechos, democracia.
El evento oficial tuvo que hacerse en otra parte, Gorbachov jam¨¢s llego a la plaza, ocupada por un mill¨®n de estudiantes en huelga de hambre. Las c¨¢maras continuaron all¨ª, pero mostrando algo de mayor trascendencia que el protocolo de las relaciones sino-sovi¨¦ticas: el sitio a la Plaza Tiananmen. Las im¨¢genes recorrieron el mundo, la tensa calma de los estudiantes determinados a quedarse all¨ª, con los tanques rode¨¢ndolos, pas¨® a ser parte de nuestra cotidianeidad informativa, y en vivo. CNN se nos meti¨® en el ¡°living room¡±. La loca idea de informar al mundo entero acerca del mundo entero, y todos los d¨ªas, d¨ªa y noche, se convirti¨® en normal.
El 20 de mayo, el gobierno declaro la ley marcial y CNN recibi¨® ¨®rdenes de interrumpir la transmisi¨®n. Dos divisiones del ej¨¦rcito ingresaron a Pek¨ªn una semana m¨¢s tarde, y la plaza finalmente qued¨® vac¨ªa el 4 de junio. Lo que sucedi¨® all¨ª no se pudo ver¡ªfue censurado. S¨ª se supo que fue una matanza, con un n¨²mero de v¨ªctimas que va de doscientos a cuatro mil, seg¨²n a quien se pregunte. La demanda de apertura pol¨ªtica no lleg¨® muy lejos. El partido oficial se recompuso, y el milagro econ¨®mico chino hizo el trabajo necesario para reconcentrar el poder. A pesar de eso, Tiananmen no pasar¨ªa inadvertido. En noviembre de ese a?o, y tambi¨¦n con CNN de testigo, cay¨® el muro de Berl¨ªn, sigui¨®, en octubre de 1990, con la unificaci¨®n alemana y, en diciembre de 1991, con la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
¡°Fast forward¡± la historia hasta 2014 y en Venezuela. Los reclamos comenzaron en Caracas, donde la oposici¨®n se concentr¨® para reclamar derechos, contra el desabastecimiento y por la seguridad. Sigui¨® en T¨¢chira, donde estudiantes se movilizaron tambi¨¦n por la seguridad, ante la violaci¨®n de una estudiante en un campus universitario. La movilizaci¨®n fue reprimida y deriv¨® en detenciones, con los estudiantes arrestados siendo trasladados a otros puntos geogr¨¢ficos. La ola de protestas se propag¨® a M¨¦rida, ciudad universitaria por excelencia, donde los paramilitares en moto del r¨¦gimen emboscaron a los estudiantes movilizados y los atacaron. Hasta el momento se habla de tres muertos en distintos lugares, pero las organizaciones de derechos humanos tambi¨¦n mencionan m¨¢s de cien estudiantes desaparecidos.
NTN24, canal de noticias colombiano, el ¨²nico medio no oficialista cubriendo las protestas, hac¨ªa llegar esas im¨¢genes a los venezolanos y al exterior. Eso hasta que su se?al fue bloqueada y su emisi¨®n en el pa¨ªs censurada. Pero eso no fue suficiente. Lo singular de esta historia, que la hace diferente a las de Tiananmen, Berl¨ªn y Mosc¨², es que entre las revoluciones democr¨¢ticas europeas (y la fallida china) y la revuelta venezolana ocurri¨® otra revoluci¨®n en el camino: la de la tecnolog¨ªa y las redes sociales. Hoy no importa si un medio es censurado o no, un tel¨¦fono inteligente le da a cualquier ciudadano la capacidad de divulgar; lo hace, virtualmente, un periodista an¨®nimo. NTN24 transmite hoy por YouTube y Twitter, y el mundo mira sus env¨ªos en el tel¨¦fono y lo ¡°retuitea¡± en el acto. Acci¨®n colectiva defendiendo derechos democr¨¢ticos, las comunidades virtuales son a menudo comunidades normativas. Venezuela es hoy testigo de ello.
M¨¦rida es el Tiananmen de NTN24, el evento que est¨¢ definiendo su identidad de manera global, que atestigua el valor de las redes y su integraci¨®n con los medios formales de informaci¨®n. Mientras los gobiernos y los bloques regionales callan y se hacen c¨®mplices¡ªa pesar de los requisitos democr¨¢ticos de todos los bloques existentes¡ªes NTN24 quien, en relativa soledad, divulga, alerta y concientiza a la regi¨®n entera. La Directora de Contenidos, Idania Chirinos, venezolana y en virtual exilio en Bogot¨¢, dirige a su equipo desde all¨ª, con profesionalismo y compromiso democr¨¢tico. Mientras los d¨¦spotas bolivarianos se empe?an en controlar la libertad de prensa, la sociedad civil de la regi¨®n simplemente la practica.
Los jerarcas comunistas creyeron que ser¨ªa suficiente con dar de comer a la sociedad para quedarse en el poder eternamente. En su miop¨ªa, no advirtieron que esas sociedades tambi¨¦n quer¨ªan hablar. Los jerarcas bolivarianos y afines de la Am¨¦rica Latina de hoy cometen el mismo error. Creen que con el descenso del coeficiente de Gini alcanzar¨¢ para acallar el disenso y perpetuarse. Ni siquiera conocen el pa¨ªs que deben gobernar. Ignoran que esas sociedades¡ªcon nuevas clases medias, cada vez m¨¢s j¨®venes y con m¨¢s educaci¨®n que sus mayores¡ªtambi¨¦n quieren hablar. Es decir, quieren derechos, y la tecnolog¨ªa es el instrumento a mano para ejercerlos. Y esto es, a su vez, lo que lo hace tan distinto a Tiananmen: la represi¨®n no se puede ocultar como entonces.
Agregado a lo anterior, est¨¢ el hecho que cada vez son m¨¢s las esferas de lo p¨²blico que pueden prescindir del estado. P¨²blico y estado hace mucho que dejaron de ser sin¨®nimos; la tecnolog¨ªa y las redes sociales lo ilustran con elocuencia. Los medios period¨ªsticos entendieron esta realidad hace tiempo, y all¨ª van con la sociedad. Los gobiernos, en cambio, siguen en su propio mundo, viejo, congelado y represivo.
Hector E. Schamis es profesor en Georgetown University, Washington DC.
Twitter @hectorschamis
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