El fiscal que retom¨® la lucha por los derechos civiles en EE UU
Eric Holder ha liderado diversas demandas para el avance de las libertades, desde el derecho a voto al matrimonio homosexual
El despacho del primer Fiscal General afroamericano de Estados Unidos est¨¢ presidido por un retrato de uno de sus predecesores, Nicholas Katzenbach, su hom¨®logo en la Administraci¨®n Johnson y uno de los principales responsables del fin de la segregaci¨®n en la Universidad de Alabama. Cincuenta a?os despu¨¦s de esa victoria, Eric Holder, quien se confiesa heredero de aquellos avances, se resiste a retroceder. Sus ¨²ltimos cinco a?os al frente del Departamento de Justicia acumulan un cat¨¢logo de demandas para proteger y ampliar los derechos civiles en cualquiera de los frentes actuales.
El presidente Obama ha marcado el paso a Holder -uno de los m¨¢s cercanos miembros de su Gabinete-, pero sus referencias a la defensa de las libertades y, en concreto, contra la discriminaci¨®n racial, han sido mucho m¨¢s discretas. Con gestos simb¨®licos, como la invitaci¨®n a su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n de 2013 a una mujer afroamericana de 102 a?os que esper¨® varias horas para votar en Florida o recordando un a?o despu¨¦s que la desigualdad econ¨®mica es ¡°el mayor desaf¨ªo¡± al que se enfrenta EE UU en este siglo, el presidente cubre en p¨²blico las espaldas de su Fiscal General, pero la batalla diaria la libra Holder en los pasillos del Departamento de Justicia.
Holder no es un abogado que se haya limitado a evaluar la persistencia de la discriminaci¨®n desde un despacho. Est¨¢ casado con Vivian Malone, la hermana mayor de la primera afroamericana que estudi¨® en la Universidad de Alabama y que llegar¨ªa a clase el primer d¨ªa, gracias a una orden del presidente Kennedy, escoltada por la Guardia Nacional. Cuando ya era fiscal en Washington, Holder volvi¨® a sentir la sospecha en su piel. La polic¨ªa le dio el alto cuando iba corriendo por el barrio de Georgetown porque llegaba tarde al cine. Comparti¨® esta an¨¦cdota en un discurso tras la muerte del joven Trayvon Martin en Florida. Entonces, Holder se sent¨® a hablar con su hijo adolescente: ¡°Le expliqu¨¦ c¨®mo deb¨ªa dirigirse a la polic¨ªa igual que mi padre hizo conmigo¡±.
El mandato del abogado ha estado marcado hasta ahora por diferentes casos que abarcan desde nuevas protecciones a periodistas ante posibles interferencias del gobierno, las consecuencias de las revelaciones sobre la Agencia Nacional de Seguridad, las justificaciones legales de los ataques con ¡®drones¡¯ en territorio extranjero, o el uso de ¨¦stos para acabar con enemigos de nacionalidad estadounidense. No todos han recibido la misma acogida. Pero pocos discuten en Washington la generosa inversi¨®n de Holder en materia de derechos civiles.
Durante los ¨²ltimos tres a?os, el Departamento de Justicia ha denunciado a aquellos Estados que aprueban leyes que dificulten el voto, a las que ha criticado abiertamente por su impacto discriminatorio. Recientemente ha propuesto restaurar el derecho a voto de los presos. Y esta misma semana dio un paso m¨¢s al afirmar que, para ¨¦l, hay una manera de acabar con las leyes que discriminan contra los homosexuales: que los fiscales generales de cada Estado dejen de defenderlas ante la justicia.
A pesar del revuelo causado por estas declaraciones, Holder s¨®lo estaba recomendando que se haga a nivel estatal lo que la Administraci¨®n Obama, con ¨¦l al frente del Departamento de Justicia, decidieron hacer en 2011: abandonar la ley de Defensa del Matrimonio, que defin¨ªa el matrimonio como la uni¨®n entre un hombre y una mujer e imped¨ªa as¨ª el reconocimiento de uniones homosexuales. El gesto hizo que cuando la ley fue retada ante el Tribunal Supremo, el Gobierno no se presentara ante los jueces para defenderla, sino para argumentar que es inconstitucional.
Ese mismo a?o, sin embargo, el Supremo s¨ª se pronunci¨® en contra de una de las normativas federales m¨¢s defendidas por Holder: la ley de Derecho a Voto de 1965. Una mayor¨ªa de jueces consider¨® que ya no es necesario proteger a los ciudadanos de Estados que participaron en la segregaci¨®n racial, sometiendo sus leyes a un escrutinio especial por parte del Departamento de Justicia.
Tras la decisi¨®n del Tribunal, Holder afirm¨® en una entrevista a The New Yorker que los jueces ¡°ven el mundo como les gustar¨ªa que fuera¡± y no como realmente es. Tambi¨¦n confirm¨® cu¨¢l ser¨¢ su principal dedicaci¨®n hasta que deje el cargo: ¡°Estoy dispuesto a enfrentarme a cualquier intento de hacer retroceder el tiempo, de poner trabajas a que los estadounidenses puedan ejercer su derecho m¨¢s fundamental, el derecho a votar¡±.
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