Rosario, ciudad de b¨²nkeres y soldaditos
La eclosi¨®n del narcotr¨¢fico en Argentina ofrece su cara m¨¢s cruel en el municipio con mayor tasa de homicidios en el pa¨ªs
El soldadito tiene menos de 16 a?os. Vende droga en una especie de garita a la que llaman b¨²nker. La puerta es muy baja y a veces el chiquillo entra gateando. Un adulto lo encierra desde afuera con varios candados. As¨ª quedan a buen recaudo el ni?o, el dinero y la droga. El aire penetra a trav¨¦s de un boquete del tama?o de un ladrillo por el que el soldadito va sacando la coca¨ªna y recogiendo los billetes. Al cabo de unas ocho horas alguien le abrir¨¢ la puerta, el ni?o entregar¨¢ la droga sobrante junto al dinero recaudado y otro soldadito tomar¨¢ el relevo. Ganan 400 pesos (36 euros) por d¨ªa y el derecho a portar arma. En la ciudad de Rosario (un mill¨®n de habitantes, a tres horas en auto desde Buenos Aires) hay cientos de b¨²nkeres y soldaditos. Hace dos a?os en Rosario no se usaban las palabras b¨²nker, soldadito ni sicario. Pero la eclosi¨®n del narcotr¨¢fico ha incorporado nuevos conceptos y una sorpresa cada ma?ana. La de este s¨¢bado fue la siguiente conversaci¨®n:
-Lo ¨²nico que te pido es que me consigas d¨®nde vive. D¨®nde vive, nada m¨¢s. Y el auto que tiene, que despu¨¦s yo me encargo.
-?De salchicha?
-S¨ª.
¡°La polic¨ªa ya no controla a las bandas¡±
Hasta hace dos a?os, todas las muertes del narcotr¨¢fico sol¨ªan ocultarse en la ciudad bajo el r¨®tulo de ¡°ajustes de cuentas¡±. La alfombra bajo la que la sociedad escond¨ªa los cad¨¢veres funcion¨® hasta que el 1 de enero a las cuatro de la madrugada en el barrio humilde de Moreno, lleno de casas con techos de uralitas, se cometi¨® un triple crimen. Tres j¨®venes a los que r¨¢pido se calific¨® como narcotraficantes. La cosa intent¨® saldarse tambi¨¦n como un ajuste de cuentas. Pero result¨® que eran trabajadores sociales del Movimiento 26 de Junio a los que unos sicarios confundieron con otros narcos.
Eduardo Trasante, padre de Jerem¨ªas, uno de los asesinados, recuerda que a partir de aquella noche comenz¨® a destaparse la complicidad de muchos polic¨ªas con los sicarios. ¡°La sociedad tom¨® conciencia de que esto no es s¨®lo un problema entre narcos, de que mueren tambi¨¦n muchos inocentes¡±, explica Trasante.
Juan Monteverde, militante del movimiento izquierdista Giros, explica que a ra¨ªz de ese crimen la justicia tuvo que emplearse a fondo, fueron detenidos los mandos policiales de la provincia, se recrudeci¨® la disputa entre bandas y algunos cr¨ªmenes llegaron a la apacible zona de los bulevares, donde transita la clase media. ¡°La sociedad comenz¨® a alarmarse. Hasta entonces parec¨ªa que no hab¨ªa que preocuparse porque solo se mataban entre pobres¡±, afirma.
¡°A¨²n hoy la sociedad contin¨²a anestesiada¡±, se?ala un docente que da clases en uno de los barrios m¨¢s violentos. ¡°Los medios siguen vendiendo las muertes como ajustes de cuentas. Como que se matan entre ellos. Es como cuando al inicio de la dictadura, en 1976, desaparec¨ªa alguien y la gente comentaba ¡®algo habr¨¢ hecho¡¯. No nos damos cuenta de que esas muertes nos afectan a todos¡±.
¡°Incluso aunque fuera solo una cuesti¨®n entre bandas, el Estado no puede desentenderse¡±, explica Pedro Salinas, dirigente del movimiento de barrio al que pertenec¨ªan los tres j¨®venes. ¡°Porque eso es lo que ha llevado a esta situaci¨®n¡±, contin¨²a Salinas. ¡°Los Estados provinciales delegan la seguridad p¨²blica en la polic¨ªa provincial. Y la polic¨ªa, en su mayor parte corrupta, acuerda con los delincuentes en qu¨¦ partes de la ciudad pueden cometer delitos y d¨®nde no. El problema es que el negocio ya mueve demasiado dinero, hay disputas entre bandas rivales y la polic¨ªa ya no ejerce sobre ellas el control que manten¨ªa hace a?os¡±.
En resumen, lo que reclaman estos dirigentes barriales de la ciudad de Rosario es una mayor presencia del Estado en las zonas m¨¢s pobres y violentas. Pero no solo de polic¨ªas, sino de pol¨ªticas de asistencia social.
Salchicha es el juez Juan Carlos Vienna, quien investiga a la banda de Los Monos, el mayor grupo de narcotraficantes de Rosario. La conversaci¨®n fue grabada la semana pasada por orden judicial. Hablan dos presos recluidos en dos c¨¢rceles de la provincia de Santa Fe, a la que pertenece Rosario. Uno de los interlocutores es el sargento de polic¨ªa Germ¨¢n Almir¨®n, detenido por facilitar la fuga de un integrante de Los Monos. Estudiaban la opci¨®n de matar al juez Vienna y al fiscal Guillermo Camporini mediante un sicario apodado Anteojito. En otro tramo de la conversaci¨®n el polic¨ªa afirma:
-Nunca pas¨® en la historia de Santa Fe que mataran a un fiscal o a un juez. Hasta que no pase todo va a seguir igual. Los due?os del poder son los jueces y los fiscales porque nunca les pas¨® nada.
Argentina en general y Rosario en particular est¨¢n viviendo en los ¨²ltimos a?os demasiadas situaciones relacionadas con el narcotr¨¢fico que parec¨ªan exclusivas de M¨¦xico o Colombia. El diario rosarino La Capital, estrechamente ligado al poder provincial del socialismo, fue baleado hace meses durante la madrugada. El peri¨®dico silenci¨® el suceso y algunos de sus empleados no se enteraron hasta esta semana, aunque a¨²n puede apreciarse el impacto de una bala en la puerta de hierro y el de otras en la fachada. Tambi¨¦n han sido rociadas con balas de ametralladora las tiendas concesionarias de autos de lujo. Los soldaditos de un b¨²nker comentan que algunos concesionarios les deben dinero a Los Monos. En enero muri¨® una ni?a de cinco a?os que jugaba en la calle cuando se produjo un tiroteo entre bandas, esta semana enterraron a una joven de quince a la que tambi¨¦n alcanz¨® una bala perdida... Cada ma?ana trae una sorpresa que cada vez sorprende menos. ¡°Hace un mes mataron a un alumno m¨ªo en la puerta de la casa porque se enfrent¨® a los muchachos que vend¨ªan droga en el b¨²nker¡±, explica un maestro que solicita el anonimato.
Uno de los b¨²nkeres m¨¢s famosos es el que se encuentra en un asentamiento de infraviviendas en el barrio Refiner¨ªa, frente a las Torres Dolfinas, los dos rascacielos m¨¢s altos de la ciudad. A pocos metros del b¨²nker vive Hugo Godoy, pastor evang¨¦lico de 51 a?os, varios hijos y 35 a?os de adicci¨®n a la coca¨ªna. ¡°En mis tiempos hab¨ªa c¨®digos, pero ya no. Ahora usan a los pibes?porque saben que al ser menores de 16 a?os, hagan lo que hagan no ir¨¢n a la c¨¢rcel. Aqu¨ª se mueve demasiada plata. Jam¨¢s vi tanta gente haciendo cola como veo ahora. A veces no hay droga y la gente tiene que esperar un par de horas. Cuando viene por fin la merca el soldadito se lleva las manos a la boca, grita ¡®?que ya lleg¨®!¡¯ y esto parece la marat¨®n de Nueva York¡±.
¡°?Sab¨¦s lo que es un fusil ruso de asalto?¡±, contin¨²a Godoy. ¡°Yo lo hab¨ªa visto s¨®lo en las pel¨ªculas. El s¨¢bado vienen a recoger las ganancias que hizo el b¨²nker en la noche del viernes. Llegan en un auto y se bajan con el fusil ruso al hombro, sin esconderse de nadie. La polic¨ªa no hace nada. Al contrario, todos los polic¨ªas se matan por trabajar en la Brigada de Drogas Peligrosas, porque es ah¨ª donde pueden ganar m¨¢s dinero¡±.
Mientras los narcos ofrecen a los ni?os la fuerza del grupo, el arma y el estatus, el Estado cada vez parece m¨¢s lejano. Juan Monteverde, miembro de la formaci¨®n izquierdista Giros, explica: ¡°La respuesta del Gobierno provincial no puede ser m¨¢s demag¨®gica. De vez en cuando avisa a los medios y derriba alg¨²n b¨²nker. Pero no hay nada m¨¢s f¨¢cil que construir un b¨²nker dos d¨ªas despu¨¦s. El Estado ha ido abandonando las pol¨ªticas sociales en los barrios mientras los narcos les ofrecen una identidad a los pibes¡±.
Monteverde reconoce que el problema es complejo y no tiene una ¨²nica soluci¨®n. Pero no cree que sirva de mucho implantar m¨¢s agentes en las calles. ¡°En M¨¦xico ya se ha visto que al negocio del narco se le sum¨® el negocio de la guerra contra el narco. Hay que explorar el camino de la despenalizaci¨®n de las drogas¡±.
Rosario es la ciudad donde nacieron el Che Guevara, el escritor Roberto Fontanarrosa, el m¨²sico Fito P¨¢ez, los entrenadores Marcelo Loco Bielsa y Gerardo Tata Martino, el madridista ?ngel di Mar¨ªa y Lionel Messi. Si uno se limita a pasear por los pl¨¢cidos boulevares del centro o por la orilla del r¨ªo Paran¨¢, llena de terrazas y gente practicando deporte, entran ganas de quedarse a vivir. Cuesta pensar que hace dos a?os en esta ciudad murieron 183 personas de forma violenta. Es dif¨ªcil creer que el a?o pasado se cometieron 264 asesinatos y que la tasa de homicidio ya es de 22 muertos por cada 100.000 habitantes, la m¨¢s alta de Argentina, cuatro veces mayor que la media del pa¨ªs. ¡°Y en un barrio de la periferia la tasa es de 30, la misma que tiene ahora Medell¨ªn¡±, explica Carlos del Frade. ¡°La explicaci¨®n a esos contrastes es que Rosario es una ciudad archipi¨¦lago, con islas de seguridad y otras islas donde se palpa la violencia en cada esquina¡±, a?ade.
Ahora Rosario es conocida tambi¨¦n en Argentina por ser la ciudad de la banda de los Monos, la de la familia Cantero. Tambi¨¦n es la ciudad en la que el pasado octubre cuatro encapuchados dispararon 14 balazos contra la casa del Gobernador socialista de la provincia de Santa Fe, Antonio Bonfatti. Y es una de las dos ciudades argentinas ¨Cla otra es C¨®rdoba- donde fueron detenidos el a?o pasado el jefe de la polic¨ªa y el jefe de la secci¨®n anti drogas, acusados de encubrir y proteger a los narcos. En el juicio contra la banda de los Monos 10 de los 36 imputados son agentes provinciales.
?Por qu¨¦ Rosario? Porque aqu¨ª confluyen carreteras con conexiones internacionales a Bolivia y Paraguay; porque cuenta con varios puertos privados en la orilla del r¨ªo Paran¨¢, indispensables para exportar la droga al exterior. Pero hay m¨¢s razones de fondo. Varios movimientos sociales colaboraron en un documental que se titula La Ciudad del Boom y del Bang. En ¨¦l se explica c¨®mo la producci¨®n de soja en la provincia y su exportaci¨®n a trav¨¦s de los puertos gener¨® grandes capitales. El dinero se invirti¨® en terrenos y edificios. Y con las viviendas sobrevino una burbuja inmobiliaria. ¡°La gran masa de capital atrajo tambi¨¦n el dinero ilegal, apto para lavar¡±, se?ala Del Frade. ¡°?Y qu¨¦ mejor sitio que las viviendas para lavar dinero? En Rosario hay 40.000 departamentos vac¨ªos¡±.
Pedro Salinas, miembro del movimiento barrial 26 de junio, lamenta que el socialista Bonfatti no haya querido acometer una reforma integral de la polic¨ªa provincial. Este peri¨®dico ha intentado sin ¨¦xito recabar la versi¨®n de Bonfatti, el gobernador al que le balearon la casa.
La buena noticia es que en Argentina la penetraci¨®n del narcotr¨¢fico en las estructuras del Estado solo parece incipiente. La banda de Los Monos no llega a ser ni una caricatura del c¨¢rtel mexicano de Sinaloa o el de Medell¨ªn. La mala es que el narcotr¨¢fico se sigue usando como arma arrojadiza electoral y no se vislumbra ninguna pol¨ªtica de Estado por parte del Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez. Y tampoco desde la oposici¨®n.
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