Viktor Orb¨¢n consolida su poder sobre Hungr¨ªa en las urnas
El partido del presidente h¨²ngaro supera el 44% en las legislativas de este domingo La coalici¨®n de izquierdas aguanta como segunda fuerza y la ultraderecha avanza en tercer lugar "Los votantes han confirmado que Hungr¨ªa debe estar en la UE, pero con un Gobierno fuerte"
Viktor Orb¨¢n gobernar¨¢ Hungr¨ªa durante cuatro a?os m¨¢s. En la noche del domingo subi¨® sonriente al escenario, hizo varias muecas como si quisiera contener la emoci¨®n y anunci¨® a sus seguidores: "Nos espera una nueva ¨¦poca excelente". El populista de derechas logr¨® anoche su tercer mandato, el segundo consecutivo, al conseguir el 44,5% de los votos en las elecciones legislativas con el 97% escrutado. "Los votantes han confirmado que el lugar de Hungr¨ªa est¨¢ en la Uni¨®n Europea, pero solo si tiene un Gobierno nacional fuerte", afirm¨® junto al puente de la Libertad de Budapest. La coalici¨®n de izquierdas Uni¨®n, muy fragmentada (son cinco partidos, entre los que el socialista es el mayor) y lastrada por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que estall¨® en plena campa?a, logr¨® mantenerse como segunda fuerza pol¨ªtica con el 25,9% de los votos. La ultraderecha de Jobbik consolida su nicho e incluso lo mejora ligeramente (obtuvo un 20,7% y en 2010 sac¨® un 16,7%), despu¨¦s de haber atemperado en la campa?a su discurso racista para centrarse m¨¢s en la econom¨ªa y en su perfil antisistema.
Pocos dudaban de la victoria de Fidesz, y menos que nadie los que conforman su entusiasta base de votantes, como Iuliana Toth, de 61 a?os, y su amiga Margo, de 57. "Estoy muy contenta con el Gobierno", afirma Iuliana, pedagoga retirada. Lleva el pelo corto, mechas rubias y manicura con brillantina. "Espero que siga con sus reformas. La que m¨¢s me ha gustado es la de la Constituci¨®n. Con ella Hungr¨ªa regresa al cristianismo, a la familia, a los valores", ejemplifica.
A incondicionales como ellas les importa poco que la Uni¨®n Europea, Estados Unidos y numerosas organizaciones internacionales hayan alertado sobre la deriva autoritaria que ha tomado la Hungr¨ªa de Orb¨¢n desde 2010. "Son voces en el extranjero que hablan sin fundamento, no est¨¢n aqu¨ª", opina Iuliana. "Nos atacan porque el Gobierno ha recortado los beneficios de las multinacionales, ha hecho que se quede en Hungr¨ªa algo de lo que generan", apunta Margo. Lejos de entrar a debatir ideas, el programa o la propia erosi¨®n de la democracia, Orb¨¢n ha ganado estas elecciones con la dosis correcta de nacionalismo y populismo. Se ha limitado a presentarse como el garante de la independencia h¨²ngara frente a "los tecn¨®cratas de Europa" y ha promocionado los descuentos en la factura energ¨¦tica para las familias. Desde enero de 2013, en el ticket que env¨ªan a casa las compa?¨ªas del gas y de la luz, figura un recuadro en el que se informa de lo que se ahorra el usuario cada mes. En las ¨²ltimas, ese recuadro es naranja, el color de Fidesz.
Orb¨¢n podr¨¢ ahora continuar con la obra que empez¨® en 2010, cuando venci¨® con una enorme mayor¨ªa de dos tercios. El partido del Gobierno hizo del Parlamento una planta de producci¨®n legislativa industrial: 800 leyes en cuatro a?os y una nueva Constituci¨®n que han enmendado cinco veces. El Ejecutivo ha intentado extender su control sobre los medios de comunicaci¨®n, el sistema electoral, las comunidades religiosas e, incluso, el sistema de justicia. Su estilo de gobierno tiene pocos l¨ªmites. El a?o pasado, por ejemplo, recort¨® las atribuciones del Tribunal Constitucional y adem¨¢s decidi¨® puentearlo. Pese al clamor internacional, Budapest cambi¨® la Carta Magna para incrustar en ella varias leyes que los magistrados hab¨ªan rechazado.
Otras reformas, sin embargo, tienen un impacto silencioso. El ambiente de los juzgados es muy distinto desde que Fidesz lleg¨® al poder, explica un treinta?ero juez de lo penal en Budapest. El Gobierno dio a una sola persona el poder de nombrar los presidentes de cada tribunal. "Coloca a gente de confianza, no solo de Fidesz, sino tambi¨¦n a amigos en los puestos clave de los juzgados. Eso ha creado una ¨¦lite muy pr¨®xima a ella y un clima en el que, si piensas de un modo diferente o haces una interpretaci¨®n distinta de las leyes, te apartan", cuenta en una cafeter¨ªa. Aclara que no hay una presi¨®n pol¨ªtica directa, pero s¨ª cierto miedo. Incluso inseguridad, puesto que "las leyes cambian constantemente y eso crea confusi¨®n sobre cu¨¢l aplicar, sobre la interpretaci¨®n correcta", a?ade.
La mutaci¨®n de las leyes tambi¨¦n ha afectado a la econom¨ªa, estabilizada pero estancada. Para recortar la factura del gas y la luz a las familias, el Gobierno ha obligado a las empresas a asumir la diferencia. Ha impuesto tasas especiales a los bancos y para reducir el d¨¦ficit y dejarlo por debajo del 3% que exige Bruselas, nacionaliz¨® los fondos privados de pensiones. A Orb¨¢n le gusta decir cosas sensatas ("la carga de la crisis no puede recaer sobre las personas"), pero ha aplicado recortes en sanidad y educaci¨®n, tienen el IVA al 27% y un subsidio de paro de solo tres meses. Tambi¨¦n ha aumentado algo el n¨²mero de personas que trabajan, pero solo gracias a un programa de empleo p¨²blico masivo con sueldos bajos que salen de los presupuestos, explica el economista Zolt¨¢n Pog¨¢tsa. "El Gobierno ha vendido la idea de que Hungr¨ªa ha encontrado un camino propio para resolver la crisis diferente del de Europa", resume el economista Peter Duronelly. En su opini¨®n, "puedes gravar a las multinacionales durante alg¨²n tiempo, pero eso afecta al crecimiento y se desincentivan nuevas inversiones. Los efectos de esta pol¨ªtica se ven en varios a?os". De momento Orb¨¢n cuenta con cuatro m¨¢s.
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