Fuga a la carrera del este de Ucrania
Decenas de activistas favorables al Gobierno de Kiev se ven forzados a emigrar La ONU constata el clima de acoso prorruso a partidarios de la unidad del pa¨ªs
El treinta?ero Dmitri Tkachenko duerme desde hace d¨ªas pegado a un Kal¨¢shnikov y una pistola -¡°ambos legales¡± -, y eso que ya no vive en Donetsk, de donde escap¨® hace tres semanas despu¨¦s de que los prorrusos pusieran precio a su cabeza, ¡°20.000 d¨®lares¡±, explica en una ubicaci¨®n indeterminada al oeste de la provincia, donde el mi¨¦rcoles ayudaba ¡°a las autoridades locales a preparar las elecciones¡± de este domingo. Tkachenko lidera el Comit¨¦ de Fuerzas Patri¨®ticas de Donb¨¢s, una organizaci¨®n ¡®civil¡¯ que en su d¨ªa convoc¨® marchas a favor de Kiev y hoy apoya desde la retaguardia de Dnipropetrovsk a las fuerzas especiales que se enfrentan a los ¡®separatistas¡¯. En la provincia de Donetsk no se aventura m¨¢s all¨¢ de las zonas te¨®ricamente controladas por el Ej¨¦rcito, y siempre rodeado de una guardia pretoriana de colaboradores.
¡°Primero publicaron mi foto; luego empezaron las amenazas por tel¨¦fono, ¡®te vamos a matar¡¯, y cosas as¨ª. Ahora los separatistas tienen una copia de mi pasaporte en todos los ¡®checkpoints¡¯ que controlan¡±, explica en el patio de un discreto hotel. Horas despu¨¦s de la entrevista, varios hombres del Batall¨®n Donb¨¢s, uno de los beneficiarios de la ¡°ayuda humanitaria¡± que, asegura Tkachenko, proporciona su organizaci¨®n, caen en una emboscada rebelde en Karlovka, a pocos kil¨®metros de su guarida, y toca replegarse. En este ¡°estado pr¨®ximo a la guerra¡±, como define la situaci¨®n que atraviesa el Este, s¨®lo anhela una cosa: que su hija termine el colegio ¡°para poder sacarla de Donetsk a un lugar seguro¡±.
El dudoso honor de ver su fotograf¨ªa y todos sus datos exhibidos en carteles colgados de los muros de la Administraci¨®n Provincial, sede de la autodeclarada Rep¨²blica de Donetsk, es el denominador com¨²n de muchos de los miembros del campo pro-Kiev, los m¨¢s militantes o significados; los m¨¢s ¡®enemigos¡¯, a ojos de los rebeldes. A la dise?adora gr¨¢fica Diana Berg, tambi¨¦n treinta?era, la han crucificado dos veces: primero en Donetsk y luego en Odesa, donde se refugi¨® a finales de abril despu¨¦s de que el ¨²ltimo de los m¨ªtines por la unidad de Ucrania que organizaba derivase en batalla campal ¡°con varios heridos¡±. ¡°Siempre he pasado de la pol¨ªtica; de hecho no me convert¨ª en activista hasta comienzos de marzo, al ver c¨®mo se envalentonaban los prorrusos. Entonces unos amigos creamos una p¨¢gina por la unidad de Ucrania en Vkontakte [el Facebook ruso]. Al primer mitin vinieron 3.000 personas, y eso nos anim¨® a seguir pese a las amenazas telef¨®nicas¡±.
Pero la violencia desatada en la protesta del 28 de abril la empuj¨® a refugiarse en casa de unos amigos en Odesa, mientras su madre hac¨ªa lo mismo en Kiev. El respiro le dur¨® poco, hasta que los sucesos del 2 de mayo en la ciudad portuaria desataron la caza del contrario. ¡°Algunos prorrusos me reconocieron y volvieron a difundir mi foto en Odesa. No soy una terrorista, ni siquiera una pol¨ªtica, solo una ciudadana que quiere vivir en paz, y en una ciudad libre de armas¡±, cuenta por tel¨¦fono desde Odesa.
La oficina de Derechos Humanos de la ONU constat¨® el pasado d¨ªa 16 la atm¨®sfera de persecuci¨®n contra activistas, pol¨ªticos o informadores partidarios de la unidad de Ucrania. El periodista Alexei Vida, de 40 a?os, puede dar buena fe de ello como promotor de las actividades del Maid¨¢n en Lugansk. ¡°A trav¨¦s de las redes sociales convoc¨¢bamos hasta 1.500 personas al d¨ªa; organiz¨¢bamos conciertos callejeros, actos c¨ªvicos... Pero cuando los separatistas tomaron el edificio de la SBU [Servicio de Seguridad Interior] y todo se llen¨® de armas, decid¨ª cancelar los m¨ªtines. A finales de abril, grab¨¦ con una c¨¢mara de v¨ªdeo el asalto [prorruso] a un cuartel, y un grupo de milicianos me detuvo y llev¨® a la sede del Gobierno. All¨ª me golpearon y me interrogaron durante 24 horas¡±, cuenta desde Dnipropetrovsk. La intervenci¨®n del mism¨ªsimo Andrei Paruby, jefe del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, fue determinante, asegura, para recobrar la libertad y poner rumbo de inmediato a Dnipropetrovsk, donde ahora ayuda a otras familias como la suya.
Aunque no hay ninguna cifra aproximada del n¨²mero de refugiados del Este, solo en la Administraci¨®n de Dnipropetrovsk hay registradas un centenar de personas, confirma Katia Leonova, de la oficina de ayuda, entre montones de bolsas de comida y ropa. ¡°Tenemos unas 300 familias de Crimea, pero los desplazados del Este pueden ser muchos m¨¢s; la diferencia es que suelen quedarse en casas de familiares y amigos, y no se registran¡±.
Quienes por trabajo, familia o estudios, o por simple y humana indecisi¨®n, no pueden sino aguantar en sus ciudades, adoptan unas medidas de seguridad rayanas en la obsesi¨®n: aplicaciones para m¨®viles que discriminan n¨²meros; borrado instant¨¢neo de los registros de llamadas, agendas limpias como una patena; cuidado extremo, incluso, al combinar la ropa: una prenda amarilla y otra azul al tiempo podr¨ªan hacer recordar la bandera ucrania.
Esta ¨²ltima es la man¨ªa que han desarrollado Aloysia Bolot, de 27 a?os, gestora en el centro cultural Izolyatsia, y su amigo Viacheslav Pustovalo, de 20, estudiante de Relaciones Internacionales. ¡°El otro d¨ªa me puse un impermeable amarillo que uso desde hace a?os. Al verlo sobre los vaqueros, me estremec¨ª¡ Mejor quit¨¢rselo, aqu¨ª te detienen por llevar un pin con la bandera ucrania¡±, cuenta Pustovalo en un caf¨¦ en Donetsk. Ambos amigos barajan distintos destinos para escapar de la ciudad; ¡°ser¨ªa bueno poder hacerlo como refugiados pol¨ªticos¡±, apunta Bolot. ¡°Pero lanzarse a la aventura, sin trabajo ni t¨ªtulo, no es una alternativa viable en absoluto¡±, explican al alim¨®n.
En la rampa de salida se sit¨²a Anton Nagolyuk, ingeniero inform¨¢tico de 28 a?os, que ha puesto a la venta su apartamento y vive ¡®refugiado¡¯ en casa de unos amigos. Como Bolot y Pustovalo, este joven de Donetsk particip¨® activamente en el Maid¨¢n local, con espor¨¢dicas escapadas a Kiev para unirse a las protestas contra el presidente V¨ªctor Yanuk¨®vich; y su foto cuelga de las paredes del cuartel general rebelde, ¡°con todo lujo de detalles, n¨²mero de pasaporte incluido¡±. ¡°Tengo aqu¨ª mi trabajo y mi familia, pero estoy pensando en irme a Kiev o incluso al extranjero. Ya no es solo la seguridad, sino la convivencia imposible con los prorrusos, a veces en el seno de tu propia familia¡±, explica. ¡°La sociedad est¨¢ profundamente dividida, las pymes est¨¢n asfixiadas y ninguna compa?¨ªa extranjera va a invertir aqu¨ª. Incluso si la situaci¨®n se estabilizara y desaparecieran las armas¡ no hay ning¨²n futuro aqu¨ª¡±.
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