Europa afronta unas elecciones que definir¨¢n su pr¨®ximo presidente
Populares y socialistas llegan este domingo pr¨¢cticamente empatados a las urnas Aunque el bipartidismo est¨¢ de capa ca¨ªda, ambos esperan sumar el 60% de los esca?os
Un librero de pueblo contra el hijo de un obrero de la siderurgia. 380 millones de europeos tienen este domingo una cita crucial con las elecciones en 28 pa¨ªses tras un lustro turbulento, marcado por la mayor crisis en la historia de la Uni¨®n, ¡°ese lugar donde no hay pena de muerte¡±, seg¨²n la feliz definici¨®n del fil¨®sofo Jean-Pierre Faye. Los ¨²ltimos cap¨ªtulos de la Gran Recesi¨®n a¨²n no se han escrito: el desenlace depende en parte del 25-M, crucial para un proyecto en horas bajas. En medio de un estado de transici¨®n permanente, el pr¨®ximo paso de la Uni¨®n no ser¨¢ el mismo si gana el conservador luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker, hijo de aquel trabajador sider¨²rgico, o el socialdem¨®crata alem¨¢n Martin Schulz, exlibrero en una peque?a ciudad pr¨®xima a Aquisgr¨¢n en el oeste de Alemania.
La historia y la demoscopia invitan a buscar al ganador en una de esas dos grandes familias: el bipartidismo est¨¢ de capa ca¨ªda, pero socialistas y populares ¡ªque llegan pr¨¢cticamente empatados a las elecciones europeas que culminan este domingo¡ª conservar¨¢n m¨¢s del 60% de los esca?os. Aunque no solo es ese Juncker o Schulz: decenas de partidos concurren a ese espect¨¢culo quinquenal que llamamos elecciones, con un excelente ramillete de candidatos entre los que destacan el liberal Guy Verhofstadt, el izquierdista Alexis Tsipras y la l¨ªder de los Verdes, Ska Keller.
Hay en Europa un consenso amplio a favor de la idea de la Uni¨®n, pero un gran desencanto con las instituciones. Los ciudadanos han sido durante mucho tiempo espectadores del proyecto: se les invit¨® tarde a la fiesta y a menudo se han cobrado esa desconsideraci¨®n. Ese estado de ¨¢nimo en el que prima el descontento emerger¨¢ este domingo por dos v¨ªas: el auge de los populismos, incluso xen¨®fobos y antieuropeos, y la abstenci¨®n.
Los sondeos dicen que los populistas pueden ganar en Francia y sumar¨¢n en torno al 25% de los esca?os totales, aunque eso no impedir¨¢ gobernar a la santa alianza de partidos proeuropeos. El fen¨®meno abstencionista tambi¨¦n es preocupante. Desde 1979 no ha dejado de aumentar y dej¨® la participaci¨®n en apenas el 43% en 2009. Por debajo de esa cifra, la erosi¨®n para la credibilidad del proyecto puede ser peligrosa.
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