China sale de compras
El nuevo Gran Salto Adelante chino tiene ¨¢mbito planetario. En una d¨¦cada ha multiplicado por 36 sus inversiones en el extranjero y ha extendido sus intereses por todo el mundo
Durante m¨¢s de 20 a?os, China ha sido la gran factor¨ªa del mundo. Sus f¨¢bricas han inundado la econom¨ªa mundial de productos de bajo precio, sobre los que ha cimentado un fuerte crecimiento econ¨®mico. Pero ese modelo parece tener los d¨ªas contados. Ahora es China la que sale cada vez m¨¢s de compras al exterior, y no solo para asegurarse materias primas suficientes para su suministro interno o la construcci¨®n de infraestructuras que refuercen las v¨ªas comerciales con aquellos pa¨ªses. La realidad econ¨®mica china ha cambiado. Ahora es ya la segunda econom¨ªa mundial, y, con ese cambio, lo ha hecho tambi¨¦n la realidad de sus empresas, que toman la bandera de la globalizaci¨®n y el liderazgo en la inversi¨®n.
En 2013, las empresas chinas invirtieron un total de 73.000 millones de d¨®lares en el exterior, seg¨²n la estad¨ªstica de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). Eso supone un aumento del 17% respecto al a?o anterior y multiplica por 36 veces lo que invert¨ªa el pa¨ªs hace apenas 10 a?os. China se ha convertido as¨ª en el tercer pa¨ªs emisor de inversi¨®n extranjera directa, solo por detr¨¢s de Estados Unidos y de Jap¨®n.
El boom inicial de la inversi¨®n china estaba casi totalmente concentrado en los pa¨ªses emergentes y en un par de pa¨ªses desarrollados con importantes recursos naturales, como Australia y Canad¨¢. Fue la ¨¦poca de las compras masivas de tierras en ?frica, de los acuerdos de suministro de gas y petr¨®leo con Venezuela, y la compra de cobre, mineral de hierro o plata a las minas latinoamericanas. Pero el estallido de la crisis financiera internacional dio un giro a esa estrategia y ¡°a partir de 2008 los flujos de inversi¨®n china se han dirigido cada vez m¨¢s hacia Europa y el norte de Am¨¦rica¡±, sostiene un informe de la consultora econ¨®mica Rhodium Group. Pero no solo, tambi¨¦n mantiene fuertes relaciones comerciales con otros pa¨ªses emergentes, pero en otro plano. ¡°China act¨²a ahora de manera diferente con los pa¨ªses sudamericanos. Ya no mira s¨®lo la compra de materias primas, hoy quiere entrar en las inversiones de la industrializaci¨®n¡±, declaraba la semana pasada Gabriel Dabdoub, presidente de la federaci¨®n de empresas de Santa Cruz, en Bolivia, al inicio de la cumbre del G-77 (pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo) y China.
Son muchas las razones que impulsan esta nueva fiebre inversora. El cambio en el modelo de crecimiento chino, donde el consumo y la inversi¨®n cobran creciente protagonismo y donde el ritmo de crecimiento se ralentiza, fuerza a las empresas en muchas ocasiones a buscar mercados fuera. Y las que se quedan en ese nuevo entorno deben desarrollar procesos tecnol¨®gicos e incorporar valor a?adido a su cadena productiva, un espacio que antes ocupaban las compa?¨ªas extranjeras de manera natural. ¡°Por ejemplo, la empresa china Goldwind, que produce energ¨ªa e¨®lica, gast¨® 38 millones de euros en comprar tecnolog¨ªa a la empresa alemana Vensys, destac¨¢ndose as¨ª entre sus competidores nacionales¡±, explica Joel Backaler, director de Frontier Strategy Group, en su libro Cuando China va hacia el oeste. Por otro lado, las marcas chinas carecen en muchas ocasiones de reconocimiento en el mercado occidental y sus productos suscitan dudas sobre su calidad, por lo que bastantes empresas aprovechan la experiencia internacional de otras marcas m¨¢s conocidas para expandir su negocio. El ejemplo m¨¢s ilustrativo quiz¨¢ de la nueva etapa china es el de Lenovo, que ha alcanzado un ¨¦xito global tras la compra, en 2004, a IBM de su rama de ordenadores personales.
Semejante escenario propicia que todo un ej¨¦rcito de empresas busque oportunidades de negocios, ahora que muchos pa¨ªses ofrecen inversiones interesantes a precios de saldo. Un movimiento impulsado adem¨¢s por una divisa fuerte como es el yuan hoy y el nuevo plan de reformas de Pek¨ªn, que favorece que empresas p¨²blicas y privadas inviertan en el exterior. Eso supone que ¡°las econom¨ªas desarrolladas pueden recibir una parte sustancial de los entre uno y dos billones de d¨®lares de inversi¨®n directa que China har¨¢ en la pr¨®xima d¨¦cada, frente a los 500.000 millones actuales¡±, sostiene la consultora Rhodium.
A todo ese ej¨¦rcito de empresas hay que sumar el poderoso sector p¨²blico. China acumula casi cuatro billones de d¨®lares ¡ªcasi cuatro veces el tama?o de la econom¨ªa espa?ola¡ª en reservas internacionales. La mitad de ese dinero est¨¢ invertido en deuda p¨²blica de Gobiernos extranjeros, hasta convertirse en el primer tenedor de deuda estadounidense, por delante de Jap¨®n. El primer ministro chino, Li Keqiang, viajaba esta semana a Reino Unido y Grecia y ofrec¨ªa a Atenas comprarle futuras emisiones de bonos p¨²blicos, a cambio de que el Gobierno siga adelante con las reformas y se mantenga ¡°la estrecha colaboraci¨®n entre la china Cosco y el puerto del Pireo¡±, donde opera dos de las tres terminales de carga. Una demostraci¨®n evidente del potente instrumento que suponen las inversiones chinas en un mundo a¨²n asolado por los estragos de la crisis financiera.
Parece evidente que la etapa de inversi¨®n compulsiva en materias primas ha quedado superada, aunque la energ¨ªa, los metales o la producci¨®n agr¨ªcola ocupen un lugar destacado en sus acuerdos. Pero el sector financiero, la tecnolog¨ªa y el sector inmobiliario ganan peso cada d¨ªa en esta nueva etapa inversora de China. Y eso, en manos de una econom¨ªa dirigida, es una potente arma diplom¨¢tica.
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