¡°La deportaci¨®n de los ni?os migrantes los env¨ªa a su muerte¡±
Enrique dej¨® Honduras para buscar a su madre en 1999. Su historia, convertida en un libro publicado en 2006, ofrece respuestas para la crisis de los ni?os migrantes hacia EE UU
![Enrique, hondureño, en los años noventa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HRPZ3H54GWPWUPP3RHMU2B4DQE.jpg?auth=0108a53c6b86bbc5eddd71fbf27aaf1388427f8ae8d98fe0ec0c2509cfd40bb3&width=414)
Enrique ten¨ªa cinco a?os cuando su madre se despidi¨® de ¨¦l sin que ¨¦l lo supiera. ¡°Dame un pico, mami¡±, le pidi¨® para que le diera un beso. Lourdes Pineda, madre soltera, no pod¨ªa comprarle a ¨¦l ni a su hermana Belky, que ten¨ªa siete, ni un juguete ni un pastel de cumplea?os. No le pod¨ªa responder que hab¨ªa tomado una decisi¨®n. Que la miseria de Honduras no le hab¨ªa dejado otra opci¨®n. Huir a El Norte: Estados Unidos. No tuvo fuerzas para decirle que se iba. ¡°No te olvides de ir a misa¡±, fue su ¨²ltimo consejo antes de dejar Tegucigalpa. Y se fue. Era 1989. As¨ª comienza La traves¨ªa de Enrique, el libro de Sonia Nazario publicado en 2006, producto de una exhaustiva investigaci¨®n y que relata la incre¨ªble historia de un ni?o que dej¨® su pa¨ªs para recorrer, solo, miles de kil¨®metros para buscar a su madre en Estados Unidos. En los ¨²ltimos meses de este a?o han llegado al menos 60.000 Enriques y ha propiciado una crisis humanitaria sin precedentes. En la historia que Nazario investig¨® hace casi diez a?os hay algunas respuestas.
La traves¨ªa de Enrique (Random House) narra el devastador relato de una familia rota por la miseria y violencia de Honduras, de un ni?o que lloraba todos los d¨ªas por su madre, y que en cuanto pudo y tuvo fuerzas de dejar su pa¨ªs parti¨® a buscarla. Ten¨ªa entonces ya 16 a?os. ¡°Y Enrique fue uno de los afortunados¡±, cuenta Nazario. Le llev¨® ocho intentos. Abusos, golpes, amenazas. Un viaje de 122 d¨ªas y 19.300 kil¨®metros. Pero lleg¨® vivo y se reuni¨® con su madre. Mas su caso, opina Nazario, es emblem¨¢tico y obliga a investigar un tema que es ¡°sumamente importante¡± para reflejar lo que, define, ¡°es una crisis de refugiados¡±. El libro, que se ha reeditado en ingl¨¦s el a?o pasado, tambi¨¦n en una versi¨®n para lectores j¨®venes, ha servido para llevar el mensaje de que ¡°los ni?os deben de ser tratados como personas que huyen de un clima de extrema violencia. La deportaci¨®n los condena a muerte¡±.
![Tapa de la edici¨®n en espa?ol de 'Enrique's Journey', 'La traves¨ªa de Enrique'.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/MT4IP4ESTSAB6473BYNDMBHC4Q.jpg?auth=44d4eb8efcef07cd1ebaba5afee5bdff4df008a73c52e156173dd34635a53034&width=414)
La clave fundamental para entender la emergencia, explica, es la desintegraci¨®n familiar. ¡°Los inmigrantes no quieren dejar su hogar¡±, recuerda. En el libro relata c¨®mo la madre de Lourdes, entre l¨¢grimas, le ruega que regrese y le recuerda que en Honduras ¡°por lo menos hay frijoles¡±. Los ni?os, Enrique y su hermana, reciben el dinero , pero extra?an, sobre todas las cosas, a su madre. ¡°Cuando hablamos de ni?os inmigrantes, hablamos de hu¨¦rfanos que han sido abandonados por sus padres por la pobreza. ?Qu¨¦ clase de desesperaci¨®n debe de tener una madre para tomar una decisi¨®n as¨ª?, me pregunt¨¦. Son millones de mujeres que dejan sus pa¨ªses para intentar enviar dinero a casa y alimentar a sus hijos con el dinero que ganan cuidando a los hijos de otros¡±, explica.
Los abusos cometidos en el trayecto han empeorado. El camino est¨¢ ocupado ahora por mafias que extorsionan, violan, golpean y asesinan a los inmigrantes, especialmente a los m¨¢s vulnerables: a los ni?os. ¡°Ellos [los delincuentes] saben que un padre es capaz de pagar lo que sea por su hijo. No dudan en llamarles y exigirles cualquier cantidad, y saben que har¨¢n lo imposible para d¨¢rselos¡±. De no cumplirla, la muerte es segura. Desaparecerlos es lo de menos. ¡°Los llegan a disolver con di¨¦sel¡±, describe Nazario.
¡°?C¨®mo podemos defender [en Estados Unidos] que otros pa¨ªses traten crisis humanitarias cuando nosotros gestionamos esta emergencia as¨ª?¡±, se pregunta. ¡°Cerrar las fronteras no es ninguna soluci¨®n¡±, afirma al referirse a las declaraciones de algunos gobernadores, como el caso del mandatario de Texas, Rick Perry, que ha pedido el env¨ªo de m¨¢s tropas de la Guardia Nacional para impedir el paso de m¨¢s ni?os hacia su territorio. ¡°Quien apoye estas medidas tiene sangre en sus manos¡±, zanja.
![Enrique y Sonia Nazario, en una foto reciente.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PZM4GYOF6N2NG5TNY2TH4FFQBI.jpg?auth=bf8fd23523e84f18a7105cff951a43a1121ca69edb470c5f18a48c5c6d49bacf&width=414)
Y la responsabilidad es compartida, afirma. ¡°La relaci¨®n de M¨¦xico con Centroam¨¦rica ha sido hist¨®ricamente vergonzosa¡±. El pa¨ªs, territorio de paso para los ni?os, es todo menos agradable para los peque?os. Y m¨¢s ahora que, cuenta, ¡°las mafias se han infiltrado en el camino. Hace 10 a?os, Los Zetas no exist¨ªan y para ellos los ni?os son una presa. Hay testimonios de menores que golpean mientras les obligan a hablar a sus padres. De peque?os que les dicen a sus padres: ¡®Mam¨¢, mand¨¢ al dinero, me van a matar¡¯. Y muchas veces los matan¡±.
A diez a?os de la investigaci¨®n que produjo La traves¨ªa de Enrique, Nazario est¨¢ convencida de que el panorama es mucho m¨¢s sombr¨ªo. ¡°Entonces las personas [en Centroam¨¦rica] sab¨ªan que hab¨ªa peligros en el camino. Ahora lo saben de cierto. Saben que pueden morir en el camino, que los pueden secuestrar, mutilar, que las ni?as ser¨¢n violadas. Y aun as¨ª eligen huir¡±. La periodista afirma que en el barrio de Enrique, que visita con regularidad, hay tumbas de inmigrantes que no consiguieron llegar al otro lado, personas mutiladas por los riesgos del camino, y que a pesar de ello le repiten: ¡°Enfrentar¨¦ 20 d¨ªas de terror, pero si me quedo, es un hecho que me van a matar. Prefiero enfrentarme a esos 20 d¨ªas y jug¨¢rmela, que quedarme¡±. Honduras es, junto con Venezuela, uno de los pa¨ªses m¨¢s violentos de Am¨¦rica Latina seg¨²n un informe de 2014 de la consultora privada FTI.
Nazario describe que las ni?as de los barrios m¨¢s peligrosos de Tegucigalpa prefieren no salir a la calle por miedo a que los pandilleros las obliguen a ser ¡°sus novias¡±. El terror causado por la anarqu¨ªa desatada por las pandillas y las mafias es tan terrible que obliga a muchos menores a huir como sea. ¡°Viven bajo el terror de que alguien las viole¡±.
Al pregunt¨¢rsele por Enrique, la periodista suspira. El chico, que roza la treintena, est¨¢ preso en un centro de detenci¨®n. Ha enfrentado problemas de drogadicci¨®n y un largo proceso de reconciliaci¨®n con su madre, a la que le ha costado perdonar por su abandono, y una dif¨ªcil relaci¨®n con su pareja, que trajo a vivir con ¨¦l en Florida. Siguen juntos y tienen una hija. Aun as¨ª, halla sitio para la esperanza. ¡°Creo que es el mejor retrato de que esto es lo que ocurre cuando una situaci¨®n tan desesperada como esta rompe una familia. Este es el saldo. Hay decenas de miles que no tuvieron tanta suerte como ¨¦l. Enrique no es precisamente un modelo a seguir, pero s¨ª refleja las dificultades reales de un ni?o que fue abandonado, de lo que ocurre cuando te separan de tus padres y te ves obligado a enfrentar todo lo que tuvo que enfrentar ¨¦l¡±.
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