Para que Emanuel entienda
M¨¢s que alcanzar la paz, las FARC est¨¢n sac¨¢ndole jugo al proceso mismo
El proceso de paz del Gobierno colombiano con las FARC en La Habana cumple ya m¨¢s de dos a?os. Esta semana el presidente Juan Manuel Santos dijo que entraba en su etapa definitiva y anunci¨® la creaci¨®n de un comando para la transici¨®n hacia el posconflicto liderado por el general Javier Flores. Un primer grupo de v¨ªctimas estuvo en La Habana a donde fueron a enfrentar a sus victimarios ofreci¨¦ndoles ellas, las v¨ªctimas, una oportunidad para el perd¨®n.
La respuesta de las FARC a las palabras del Gobierno y a la templanza de las v¨ªctimas fue otra: a un comando para la transici¨®n respondieron anunciando la creaci¨®n de su propio comando "Guerrillero de normalizaci¨®n", desmintiendo al presidente: "No estamos en la recta final" y sometiendo a las v¨ªctimas a un escario intolerable y humillante pero adem¨¢s mentiroso.
A Clara Rojas, a quien mantuvieron secuestrada por 6 a?os, no solo le niegan su condici¨®n de v¨ªctima sino que la exponen como una desequilibrada que intent¨® acabar con la vida de su propio hijo nacido en cautiverio, arrastrando a su peque?o Emanuel, que alg¨²n d¨ªa leer¨¢ esa carta escrita por una an¨®mina guerrillera en las Monta?as de Colombia.
Al General Luis Mendieta que retuvieron por 12, quisieron ridiculizarlo cont¨¢ndole al pa¨ªs que lloraba como mujer. No cuentan que a este oficial de la polic¨ªa lo tuvieron encadenado y enjaulado, lo que les resta hombr¨ªa a sus carceleros y engrandece en sus l¨¢grimas a este oficial, a quien le reclaman incluso agradecimiento por no haberlo asesinado.
Comunicados van y vienen y en el fondo, lo mismo, que es mucho m¨¢s que un choque de discursos.
Las FARC en realidad est¨¢n derrotadas en lo militar, luego de ver diezmados todos sus jefes, de quedar reducidos a 30 o m¨¢ximo 40 municipios de los 1.100 que tiene Colombia, de tener un 98% de opini¨®n desfavorable, de perder el 60% de sus hombres, poca perspectiva militar le queda a esta guerrilla. Por eso hay que discernir qu¨¦ est¨¢n buscando en este proceso de paz. Por supuesto, encontrar una salida digna ante la imposibilidad de tener alg¨²n ¨¦xito por las armas, tanto Hugo Chavez como los Castro se lo dijeron antes de empezar el proceso.
La guerrilla tiene inter¨¦s en recuperar en la negociaci¨®n lo perdido en el campo de batalla?
Pero a m¨¢s de sobrevivir y de entrar a tener ganancias pol¨ªticas in¨¦ditas para ellos, m¨¢s que la paz, las FARC est¨¢n sac¨¢ndole jugo al proceso mismo. Primero, el acuerdo de La Habana le reconoce en cierto modo una bilateralidad al menos en los temas de la agenda. Segundo, una guerrilla derrotada tiene inter¨¦s en recuperar en la negociaci¨®n lo perdido en el campo de batalla y es exactamente eso lo que est¨¢n haciendo, demorando, demorando, demorando, porque mientras m¨¢s demore el proceso m¨¢s protagonismo recuperan, adem¨¢s pretendiendo reescribir su historia para quedar de igual a igual con el Estado.
En el proceso de negociaci¨®n, su t¨¢ctica, aprendida del estalinismo, es usar todos los recursos para dividir a la contraparte, dividir al ej¨¦rcito con el Gobierno, dividir a las v¨ªctimas, dividir a los ministros con los negociadores, dividir a las fuerzas pol¨ªticas, polarizar a¨²n m¨¢s a la sociedad. Todas las manifestaciones y expresiones que hacen las FARC?extra proceso van en ese sentido.
Por eso descalifican las v¨ªctimas que ellos han secuestrado ridiculiz¨¢ndolas, por eso meten sal en la herida de los militares permanentemente hablando de reducir el Ej¨¦rcito, de depurarlo, de juzgar a los generales, y as¨ª hacen en sus ruedas de prensa peri¨®dicas desde La Habana que irritan m¨¢s y m¨¢s a la mayor¨ªa de los colombianos.
El Gobierno poco responde pues dice que solo habla en p¨²blico de los temas que se discuten en la mesa y que esos otros asuntos que tratan las FARC?en los medios no han sido ni ser¨¢n tocados en la negociaci¨®n.
As¨ª las FARC?est¨¢n ganando con negociaci¨®n para sus propios prop¨®sitos. Y el Gobierno cree estar avanzando en relaci¨®n con lo realmente negociado. Mientras para el Gobierno lo clave es la paz, para los colombianos es el desarme y la justicia, pero para las FARC?lo importante es el proceso, y mientras m¨¢s largo mejor. Si sincronizan esos tres intereses hasta hoy asincr¨®nicos, habr¨¢ paz con legitimidad, si no, tendremos de pronto m¨¢s guerra y una sociedad m¨¢s polarizada.
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