¡°La mayor¨ªa de los agresores son reincidentes¡±
Dana Bolger, violada en 2011 y fundadora de la web ¡®Know Your IX¡¯, es uno de los rostros del movimiento contra los asaltos sexuales
Dana Bolger tiene d¨ªas buenos y malos. Fue violada en 2011 en el Armhest College de Massachusetts y el dolor sigue ah¨ª. Pero ha convertido su experiencia en el motor de su activismo contra los abusos en las universidades americanas. Fundadora de la web Know Your IX, sitio de referencia para asesorarse sobre el tema, se siente una superviviente, en la medida en que no se siente derrotada por lo que le sucedi¨®. ¡°Le doy muchas vueltas a c¨®mo definirme. Mucha gente utiliza la palabra superviviente para demostrar que ha afrontado la terrible experiencia de ser v¨ªctima, y que esa circunstancia no la derrotar¨¢ o marcar¨¢ de por vida. Por eso yo tambi¨¦n uso la palabra. Pero a veces creo que ese t¨¦rmino puede ocultar que la superviviente ya no es la misma persona. Tengo buenos y malos d¨ªas. Mi violaci¨®n fue hace tres a?os y ahora soy mucho m¨¢s fuerte. Pero todav¨ªa tengo d¨ªas en que todo aquello vuelve a la superficie, d¨ªas en los que no me siento tan fuerte¡±, confiesa a EL PA?S.
Para Bolger, la cuesti¨®n de los asaltos sexuales a mujeres en los campus ¡°no es producto de su liberaci¨®n o de una mayor promiscuidad¡±, sino de pautas culturales muy arraigadas que requieren cambios profundos. ¡°Las investigaciones muestran que la mayor¨ªa de los agresores de las universidades son reincidentes, con una media de seis v¨ªctimas. Utilizan el alcohol como arma para someter la capacidad de resistencia de sus v¨ªctimas y para minar su credibilidad despu¨¦s de la agresi¨®n. Pero eso no significa que la soluci¨®n sea prohibir el alcohol. Eso conducir¨ªa a un consumo ilegal, que har¨ªa que las v¨ªctimas se retrajeran a¨²n m¨¢s a la hora de denunciar los hechos. Y los agresores encuentran siempre nuevas v¨ªas para llegar a sus v¨ªctimas. En lugar de eso, necesitamos cambiar c¨®mo nuestra cultura aborda el sexo y el g¨¦nero. Mientras los hombres son preparados para ser agresivos, dominantes y no aceptar un no como respuesta, y las mujeres para ser pasivas, silenciosas y capaces de perdonar siempre, estaremos siempre atrapados en esta ecuaci¨®n. Como sociedad, tenemos que apoyar y crear a las v¨ªctimas, pedir cuentas a los agresores y educar sexualmente a edades m¨¢s tempranas¡±.
A partir de su formaci¨®n como jurista, Bolger defiende que las universidades atiendan los casos de violaciones, adem¨¢s de la v¨ªa penal, algo que forma parte del debate. ¡°Muchas veces la gente me pregunta por qu¨¦ las universidades se hacen cargo de los casos de violaci¨®n. '?No deber¨ªa ser la polic¨ªa la encargada?', me preguntan. La respuesta es s¨ª y no. Las dos v¨ªas no son excluyentes. La polic¨ªa atiende los casos de violaciones porque la violaci¨®n es un crimen, y las universidades hacen lo propio porque es una cuesti¨®n de derechos civiles. Deber¨ªa ser casi imposible para una superviviente ir a la misma clase que su agresor o escribir su drama en un peri¨®dico cuando la habitaci¨®n de su violador est¨¢ a pocos metros de la de ella. Las universidades deben apoyar a la superviviente para que pueda seguir en el centro y recibir una educaci¨®n. Eso es algo que la polic¨ªa no puede hacer¡±.
Frente a quienes denuncian que el rigor de la Casa Blanca en este tema est¨¢ vulnerando los derechos de muchos acusados, Bolger se posiciona con claridad: ¡°Al exigir a los centros que sean justos con la v¨ªctima y el acusado, el T¨ªtulo IX garantiza a los presuntos agresores m¨¢s derechos de los que tienen en otros c¨®digos disciplinarios en el campus. Por ejemplo, si una v¨ªctima tiene el derecho a apelar una decisi¨®n o sanci¨®n, el acusado tiene el mismo derecho. Esto significa que los presuntos agresores tienen m¨¢s derechos bajo el T¨ªtulo IX que bajo otros c¨®digos disciplinarios, como por ejemplo el que atiende casos de plagio¡±.
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