Camino a la muerte
Recorrido por la monta?a de Guerrero y las fosas en las que los narcopolic¨ªas detenidos dicen haber asesinado y quemado a los estudiantes mexicanos
El Camino Real de Iguala, una vereda de tierra y piedras con casitas humildes a los lados, se estrecha hasta hacer imposible el paso de los coches. A partir de ah¨ª hay que abrirse camino a machetazos; se dice en el lugar que hasta los perros llevan un machete encima. Esta es la senda ¡ªuna hora a pie monte arriba¡ª que conduce al cerro de Pueblo Viejo, donde las autoridades mexicanas encontraron 28 cad¨¢veres calcinados. Lo que queda de la matanza que tiene en vilo a M¨¦xico es un cintur¨®n, un sombrero de paja colgado en la rama de un ¨¢rbol, unos pantalones de mujer y algunos restos ¨®seos que el servicio forense parece haberse olvidado. Se trata de un lugar apartado, semiselv¨¢tico, casi inaccesible: territorio con el sello del narco.
La reconstrucci¨®n que los investigadores est¨¢n haciendo del caso sit¨²a en el principio de este camino a la muerte de los estudiantes de magisterio desaparecidos hace m¨¢s de una semana. La polic¨ªa municipal, seg¨²n esta versi¨®n ofrecida por sicarios y agentes detenidos, detuvo a los j¨®venes despu¨¦s de reventar un acto de la mujer del alcalde de Iguala (de unos 140.000 habitantes) y tras secuestrar unos autobuses con los que pretend¨ªan desplazarse. En un primer tiroteo por las calles de la ciudad mataron a dos de los estudiantes. El resto, en un n¨²mero todav¨ªa por determinar, fueron trasladados al patio de la comisar¨ªa y all¨ª supuestamente entregados a unos sicarios de un cartel llamado Guerrero Unido. Los narcotraficantes estaban molestos por la intromisi¨®n en su territorio de estos chicos, de entre 19 y 23 a?os, a los que consideraban unos alborotadores.
Vimos que los polic¨ªas se los llevaron. Se est¨¢n queriendo lavar las manos diciendo que fue el crimen organizado
Un portavoz de los estudiantes
"Los asesinos tuvieron que llegar hasta esta bifurcaci¨®n en camionetas y trasladar a las v¨ªctimas a pie. No hay de otra", dice un gu¨ªa en las faldas del cerro. El camino escarpado de unos dos metros de ancho, rodeado de espesa vegetaci¨®n y lianas que hay que esquivar, comienza a estrecharse tras 20 minutos de caminata. A partir de ese momento, solo se puede ir en fila india. "Ya podemos oler la putrefacci¨®n", a?ade un miembro de la comitiva de la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos que inici¨® este lunes la ascensi¨®n hasta las fosas. Los servicios de rescate han dejado a su paso mascarillas, botas y cubrebocas tirados en el suelo. El ¨²ltimo tramo que lleva hasta la zona donde se encontraron los cad¨¢veres es especialmente empinado y desde ah¨ª ya se puede observar la cinta amarilla de la polic¨ªa: "Precauci¨®n".
Las fosas se encuentran en medio del cerro, en una hendidura oculta tras los ¨¢rboles. La maleza, las pendientes y los animales salvajes convierten el lugar en territorio inalcanzable para las autoridades. Ha sido durante a?os escondite de los carteles. Ocultarse en el monte es una costumbre muy arraigada en la tradici¨®n guerrillera de la regi¨®n. Aqu¨ª, creen los investigadores, los sicarios ejecutaron a las v¨ªctimas y las fueron arrojando a los agujeros cavados esa misma noche. Colocaron cuerpos, troncos de madera y m¨¢s cuerpos formando una pira que encendieron con gasolina. Los restos de la fogata ¡ªropa, botellas, colillas¡ª a¨²n pueden apreciarse. Se necesitaron de cuatro y hasta cinco miembros del Servicio M¨¦dico Forense (Semefo), sujetados por una cuerda, para bajar los cad¨¢veres. Las pruebas de ADN para confirmar la identidad de los fallecidos se puede prolongar durante semanas que pueden hacerse eternas en una situaci¨®n tan tensa como la actual.
Las familias de los estudiantes, tambi¨¦n llamados normalistas, no han visitado las fosas porque no creen que sean los restos de los suyos y dudan de la versi¨®n oficial que habla de la connivencia entre el narco y la polic¨ªa. Iguala est¨¢ lleno de carteles con la cara de los alumnos desaparecidos y una oferta de recompensa de 77.000 d¨®lares para quien de una pista que conduzca hasta ellos. "Vimos que los polic¨ªas se los llevaron. No puede ser posible que fuera el crimen organizado. Nosotros no les hemos hecho nada a ellos. Se est¨¢n queriendo lavar las manos diciendo que fue el crimen organizado", dijo este lunes un portavoz de los estudiantes que pertenec¨ªan a la escuela de un municipio cercano, el de Ayotzinapa. El caso que ha movilizado al presidente Enrique Pe?a Nieto y ha puesto en cuesti¨®n la capacidad de controlar el territorio del gobernador de Guerrero presenta todav¨ªa muchas inc¨®gnitas. El alcalde de Iguala y su jefe de polic¨ªa, de quien se sabe desde hace un a?o por informes federales que trabajaban para el narco, est¨¢n pr¨®fugos.
A un lado de la vereda por la que transitaron asesinos y v¨ªctimas vive un taxista. El domingo bautiz¨® a su hija m¨¢s peque?a en una carpa que mont¨® con la ayuda de un cu?ado. Los invitados beb¨ªan tequila y com¨ªan carnitas mientras el servicio forense bajaba del monte los cad¨¢veres encontrados. Polic¨ªas y militares que llevaban horas trabajando sin descanso en la recuperaci¨®n de los cuerpos se unieron al banquete. El taxista no puso muy alta la m¨²sica por respeto a los muertos pero fue a la tienda a comprar m¨¢s alcohol y comida para consolar a los vivos.
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