Nueva York intenta blindarse contra el ¨¦bola
El aeropuerto Kennedy pone en marcha el s¨¢bado los controles de temperatura corporal para los pasajeros de ?frica Occidental
El aeropuerto internacional John F. Kennedy de Nueva York comenzar¨¢ este s¨¢bado a comprobar la temperatura de los pasajeros procedentes de los tres pa¨ªses m¨¢s afectados por el ¨¦bola (Guinea, Sierra Leona y Liberia), dentro de las medidas adoptadas por las autoridades federales y de la ciudad para evitar que la epidemia alcance suelo estadounidense. Otros cuatro aeropuertos internacionales de Estados Unidos aplicar¨¢n estos controles in¨¦ditos la pr¨®xima semana: Newark Liberty de New Jersey, Dulles de Washington, O¡¯Hare de Chicago y Hartsfield-Jackson de Atlanta.
Los aer¨®dromos citados asumen el 94% de los 150 pasajeros diarios de media procedentes de los pa¨ªses africanos afectados por el ¨¦bola. De esa cifra, el de Nueva York recibe el 43% y Washington, el 22%. Pese a todo, las autoridades sanitarias dudan de la efectividad real de los controles, que responden a motivaciones pol¨ªticas ante la alarma creciente en la ciudadan¨ªa y a las cr¨ªticas que est¨¢ recibiendo el presidente Barack Obama de los republicanos por su supuesta laxitud a la hora de abordar el problema. El anuncio de los controles en los aeropuertos coincidi¨® con el fallecimiento del paciente liberiano al que se diagnostic¨® ¨¦bola en Dallas, Thomas Eric Duncan.
Los pasajeros procedentes de Sierra Leona, Guinea y Liberia ser¨¢n conducidos a una zona especialmente aislada tras superar el control de pasaportes. All¨ª les ser¨¢ tomada la temperatura y deber¨¢n responder a una serie de preguntas a los agentes de aduanas, espec¨ªficamente aleccionados para este cometido. Aquellos viajeros que presenten s¨ªntomas de fiebre ser¨¢n trasladados a una zona de cuarentena, donde ser¨¢n examinados por personal del Centro de Control y Prevenci¨®n de Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingl¨¦s), el organismo federal con sede en Atlanta que est¨¢ coordinando las medidas contra el ¨¦bola. A partir de ah¨ª, y siempre que sea necesario, ser¨¢n los departamentos locales de salud los que se har¨¢n cargo de los afectados.
En el caso de Nueva York, la ciudad m¨¢s expuesta, se ha habilitado el hospital Bellevue para atender a los posibles enfermos procedentes del aeropuerto Kennedy. En dicho establecimiento se ha preparado una zona especial para acoger a un n¨²mero reducido de pacientes. En caso de que fueran necesarias m¨¢s camas, el centro est¨¢ en disposici¨®n de ganar m¨¢s espacio con todas las garant¨ªas. ¡°Estamos preparados. Tenemos el personal, el equipo y la formaci¨®n para responder a esta amenaza¡±, declar¨® Ross Wilson, jefe m¨¦dico de la Corporaci¨®n de Salud y Hospitales de Nueva York.
El alcalde la ciudad, Bill de Blasio, ten¨ªa previsto reunirse hoy con todos los departamentos municipales afectados para hacer un seguimiento de las medidas adoptadas hasta ahora y ver qu¨¦ m¨¢s se puede hacer. ¡°Tenemos un plan mucho m¨¢s agresivo y coherente que el que puso en marcha en Dallas. Me siento muy confiado. Los neoyorquinos se pueden sentir seguros¡±, declar¨®.
Los centros de salud han realizado simulacros para comprobar si el personal y los equipos est¨¢n a punto
Desde hace d¨ªas, las autoridades y los hospitales de Nueva York est¨¢n tomando medidas de forma discreta para responder a posibles emergencias. Los operadores del n¨²mero de emergencias 911 tienen ¨®rdenes de preguntar a todo aquel que llame con s¨ªntomas similares a los del ¨¦bola sobre los viajes que ha realizado recientemente y si ha estado en contacto con alg¨²n enfermo de dicho mal. En el caso de que alguno de ellos haya estado por la zona de ?frica afectada se pone en marcha un dispositivo para su aislamiento y tratamiento por personal especialmente adiestrado.
Los centros de salud tambi¨¦n han realizado simulacros para comprobar si el personal y los equipos est¨¢n a punto. Durante las ¨²ltimas semanas varios m¨¦dicos se han hecho pasar por pacientes en al menos 11 servicios p¨²blicos de emergencias de la ciudad. Cuando han sido atendidos, han relatado un cuadro m¨¦dico propio de un afectado por ¨¦bola; dolor de cabeza, v¨®mitos, molestias abdominales¡ La medida pretende comprobar si, ante esos s¨ªntomas, los profesionales sanitarios ponen en marcha los protocolos adecuados. En primer lugar, un r¨¢pido interrogatorio para determinar si el paciente ha viajado a ?frica Occidental o ha estado en contacto con alg¨²n contagiado. En caso positivo, utilizaci¨®n del material m¨¦dico de protecci¨®n y aislamiento del paciente. Los falsos enfermos no han desvelado su verdadera condici¨®n hasta pasados 45 minutos, tiempo necesario para evaluar si los procedimientos establecidos se cumplen con la celeridad y precisi¨®n requeridos.
¡°La respuesta ha sido muy positiva. Se ha hecho todo muy bien en cada paso¡±, explic¨® Wilson a los medios. El responsable m¨¦dico a?adi¨® que estos controles secretos tambi¨¦n se han realizado en centros privados como los hospitales Langone, Montefiore y Lennox, adem¨¢s de otras 16 instituciones en toda la regi¨®n. Otro hospital de referencia, el Mount Sinai, ha realizado controles similares, aunque con personal m¨¦dico propio poco conocido por los especialistas de emergencias. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, consider¨® muy improbable que la epidemia alcance Estados Unidos. ¡°Tenemos un sistema de salud capaz de poner en marcha el tipo de aislamiento y seguimiento de los enfermos en condiciones especiales necesario para prevenir la enfermedad¡±, declar¨®.
Las medidas que se est¨¢n adoptando en Nueva York y el resto del Estados Unidos no han conseguido aplacar la pol¨¦mica. Los expertos han denunciado que los controles en los aeropuertos pueden servir para tranquilizar a los ciudadanos, pero para poco m¨¢s. De hecho, afirman, dichas pruebas no habr¨ªan detectado que el fallecido de Dallas padec¨ªa la enfermedad, ya que el periodo de incubaci¨®n del ¨¦bola es de diez d¨ªas, momento a partir del cual comienzan a manifestarse los primeros s¨ªntomas. Williams Schaffner, profesor de medicina preventiva de la Universidad Vanderbilt, declar¨® a The New York Times: ¡°De momento, estas medidas las aceptamos porque funcionan para reducir la ansiedad de los ciudadanos. Y funcionan, porque de momento tenemos m¨¢s un epidemia de ansiedad que de ¨¦bola¡±.
Thomas R. Frieden, director del CDC, explic¨® que, seg¨²n los datos del personal que tiene sobre el terreno en ?frica Occidental, 36.000 personas han salido de Liberia, Guinea y Sierra Leona en los ¨²ltimos dos meses. De ellos, unos 9.000 han viajado a Estados Unidos. En los controles practicados en los aeropuertos de salida, s¨®lo 77 mostraron alg¨²n s¨ªntoma de la enfermedad, la mayor¨ªa fiebre. En casi todos los casos la causa era la malaria, una mal end¨¦mico en muchos pa¨ªses que transmiten determinados mosquitos.
El antecedente m¨¢s pr¨®ximo de un plan de prevenci¨®n semejante en los aeropuertos internacionales de EE UU se produjo durante la movilizaci¨®n contra el S¨ªndrome Respiratorio Agudo (SARS, por sus siglas en ingl¨¦s), en 2003. En aquella ocasi¨®n, las autoridades repartieron entre los viajeros folletos explicativos sobe los s¨ªntomas y las medidas a adoptar en caso de enfermedad (hubo 8.000 afectados en todo el mundo, de los que murieron 865, la mayor¨ªa en China y Hong Kong). En ning¨²n caso fueron necesarios controles de temperatura corporal.
Frente a las llamadas a suspender los vuelos a y desde los pa¨ªses afectados, como la planteada por el senador de Texas Ted Cruz, los expertos siguen consider¨¢ndolo contraproducente, ya que condenar¨ªa a los pa¨ªses afectados. De hecho, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprob¨® recientemente una resoluci¨®n en la que exig¨ªa a todos los pa¨ªses mantener abiertas todas las v¨ªas de comunicaci¨®n con Sierra Leona, Liberia y Guinea. Pese a todo, los ciudadanos de EE UU tienen una opini¨®n distinta. Una encuesta publicada este jueves por la NBC afirma que el 58% de los encuestados quieren que se proh¨ªban los vuelos procedentes de ?frica Occidental. El trabajo de campo se hizo un d¨ªa antes del fallecimiento en Dallas del liberiano Thomas Eric Duncan.
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