¡®Lam¨¦rica¡¯ est¨¢ en Albania
En los noventa, los albaneses ve¨ªan en Italia un pa¨ªs de promesas. Se ha revertido la pauta
La direcci¨®n es calle Juan Pablo II n¨²mero 3, en el centro de la ciudad. La oficina se llama Qkr, y es donde se inscriben las empresas nuevas. A veces es posible incluso conmoverse al ver la fachada an¨®nima de un edificio oficial. "Entr¨¦ aqu¨ª el lunes 10 de marzo a las once de la ma?ana. Pagu¨¦ el equivalente a 72 c¨¦ntimos de euro. El martes 11 de marzo, exactamente a mediod¨ªa, ten¨ªa en mis manos toda la documentaci¨®n necesaria para abrir mi restaurante. Fue una locura..." Hoy, el local de Gaetano Motola cumple seis meses. Se llama La Freccia di Cupido, La flecha de Cupido, un homenaje a cierto sentimentalismo italiano. El men¨² ofrece espaguetis con tomate, costillas, strascinati, tripas. Es su intento de empezar una nueva vida en el Este.
Albania sue?a con entrar en Europa. Pero el hecho de que estuviera fuera es lo que atrajo a Gaetano Motola
Gaetano Motola era un directivo que cobraba 6.000 euros al mes. Se ocupaba del alquiler de cruceros. Le despidieron por la crisis, junto a muchos otros colegas. Durante tres a?os trat¨® de dedicarse a la hosteler¨ªa en Italia, sin suerte. Y ahora est¨¢ aqu¨ª, dispuesto a jugarse la ¨²ltima carta. Es un italiano en Albania. Un inmigrante en sentido inverso.
?Qui¨¦n iba a decirlo? A principios de los a?os noventa, eran los albaneses quienes se embarcaban a toda costa. Quer¨ªan llegar a "Lam¨¦rica", que era el nombre que daban a Italia. Hab¨ªan conocido el pa¨ªs a trav¨¦s de los programas de televisi¨®n que llegaban del otro lado del mar. Hubo escenas ¨¦picas, como la del mercante Vlora, atracado en el puerto de Bari el 21 de agosto de 1991 con 23.000 personas a bordo. Pero hoy la historia ha cambiado. Adem¨¢s de los numerosos albaneses desilusionados que est¨¢n volviendo a casa (87.000 entre junio de 2010 y junio de 2014), est¨¢n los primeros italianos que intentan reconstruirse una vida en un pa¨ªs m¨¢s pobre. "Hab¨ªa ahorrado 200.000 euros", explica Gaetano Motola, "y decid¨ª invertirlos en mi pasi¨®n por la comida. Mi hermano y yo abrimos un restaurante en Mombaroccio, un peque?o pueblo medieval en la regi¨®n de las Marcas. No faltaban clientes, pero el 70% del dinero que ingres¨¢bamos acababa yendo a parar al Estado. Trabaj¨¢bamos para nada. Aqu¨ª, en Albania, es distinto: los impuestos no pueden superar un m¨¢ximo del 20%".
Estamos en el barrio de Blloku, detr¨¢s de la Sky Tower. Bares, oficinas, centros de atenci¨®n telef¨®nica. Una vida en ebullici¨®n. Cada noche, los locales compiten por poner la m¨²sica m¨¢s alta. Las j¨®venes bailan en la calle. Albania sue?a con entrar en Europa. Pero el hecho de que estuviera todav¨ªa fuera es precisamente lo que atrajo a Gaetano Motola. "Si entre la comida y la cena conseguimos 30 cubiertos al d¨ªa", explica, "ingresamos 17.000 euros mensuales; 3.400 se dedican a los impuestos, 1.000 son para pagar los salarios del cocinero y los dos camareros, 3.000 se van en materias primas de calidad, 200 en electricidad. Eso significa que nos quedan 9.400 euros al mes. Una fortuna, sobre todo aqu¨ª".
En 2014 llegaron a Albania 22.000 italianos, el 80%, por razones econ¨®micas
Seg¨²n los datos proporcionados por el ministro de Bienestar, Erion Veliaj, en 2014 llegaron a Albania 22.000 italianos (el 80%, por razones econ¨®micas). Otros 1.700 tienen ya un permiso de residencia por motivos de trabajo. Muchos de ellos son emprendedores fracasados que buscan una segunda oportunidad. Pero tambi¨¦n hay quien emigra al Este sin deseos de hacerse rico. Como el experto en marketing empresarial en Internet Paolo Picci, que sali¨® de Ancona para ir a vivir a Scutari. "Italia es un pa¨ªs en continuo declive. Yo prefiero empezar desde abajo y con la certeza de ir a mejor. Aqu¨ª he pasado de ganar 400 euros a 1.000 euros. Vivo bien. La Albania de hoy es la Italia de los a?os sesenta".
En el barrio de Blloku se encuentra la sede de Ids, uno de los mayores centros de atenci¨®n telef¨®nica de Tirana. Quinientos empleados, con turnos que cubren, en rotaci¨®n, de las site de la ma?ana a las nueve de la noche. Haber querido a Italia da a muchos j¨®venes albaneses la posibilidad de tener trabajo. Atienden a clientes de las compa?¨ªas telef¨®nicas italianas. Sin embargo, entre ellos hay una sorpresa: Maria Lucia Aversa, de 25 a?os, que viene de Cassano allo Jonio, en Calabria. "Hace falta cierto valor para emigrar. Pero ahora por lo menos mi marido y yo tenemos un sueldo seguro y salimos por la noche. No nos falta de nada. Todos son muy amables con nosotros". El primer ministro Edi Rama declar¨® en una ocasi¨®n: "Los italianos son albaneses vestidos de Versace". Quiz¨¢ era una simplificaci¨®n excesiva. Pero no cabe duda de que existe esa familiaridad, una especie de reminiscencia. Los italianos llegan a Albania a buscar en s¨ª mismos algo que han perdido. Se llama esperanza.
Traducci¨®n: Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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