El dolor que no tiene nombre
El drama de la desaparici¨®n se afronta con ayuda mutua y una sola medicina: la verdad
Dice ¡°desesperado¡± y habla del ¡°Gobierno¡±. Dice ¡°con esperanza¡± y habla del ¡°Gobierno¡±. Dice ¡°angustia¡± y habla del ¡°Gobierno¡±. Nardo Flores, padre de Bernardo, uno de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, explica c¨®mo se siente y reitera que todo depende del Gobierno.
?l y las dem¨¢s familias de las v¨ªctimas del caso Iguala est¨¢n sufriendo la experiencia de la desaparici¨®n forzada, en este caso con implicaci¨®n de fuerzas p¨²blicas: no saben si sus hijos est¨¢ vivos o muertos, no saben con certeza qui¨¦n ni por qu¨¦ se los llev¨®, pero saben que participaron miembros del Estado, polic¨ªas locales. Y que dependen del Estado para saber la verdad.
La desaparici¨®n forzada es probablemente la m¨¢s siniestra forma de violencia Carlos Beristain,?psic¨®logo
El psic¨®logo espa?ol Carlos Beristain lleva 25 a?os trabajando en estos casos por Am¨¦rica Latina. Esta semana describ¨ªa por correo desde Colombia la naturaleza de la cuesti¨®n: ¡°La desaparici¨®n forzada es probablemente la m¨¢s siniestra forma de violencia. Supone una forma de tortura psicol¨®gica para los familiares. Por una parte quieren que aparezca aunque sea muerto y por otra conservan la esperanza de que no aparezca porque tal vez est¨¦ vivo y reivindican su vida frente a las autoridades. Es una situaci¨®n psicol¨®gica de doble v¨ªnculo en la que cualquier pretendida salida supone un nuevo impacto, y el paso de los d¨ªas o semanas no hace m¨¢s que aumentarlo¡±.
Nardo Flores habla por tel¨¦fono desde la Escuela Normal de Ayotzinapa, donde estudiaban Magisterio los desaparecidos y donde esperan por ellos sus familias. Dice que desde que empez¨® la situaci¨®n, el 26 de septiembre, su estado ha pasado del impacto personal a la fijaci¨®n por obtener respuestas: ¡°El dolor se est¨¢ convirtiendo cada vez m¨¢s en rabia en contra del Gobierno. Las l¨¢grimas est¨¢n cesando. Ahora queda una actitud m¨¢s agresiva¡±.
Las familias del caso Iguala no han aceptado la asistencia psicol¨®gica ofrecida por el Gobierno. Una organizaci¨®n civil que los ayuda es Fundar. La psic¨®loga Ximena Antill¨®n est¨¢ con frecuencia con ellos en la escuela. Cuenta que est¨¢n ¡°lidiando con la incertidumbre¡± y afectados por los rumores. ¡°Est¨¢n muy vulnerables a eso. Por ejemplo, un d¨ªa circul¨® por Internet una foto de Pe?a Nieto con unas personas detenidas, pero era un montaje, estaba inventada, y aun as¨ª caus¨® mucha inquietud en los padres¡±.
En M¨¦xico hay alrededor de 30.000 desaparecidos, seg¨²n cifras oficiales. Muchos casos no reciben atenci¨®n medi¨¢tica. Los m¨¢s crudos y que salen a la luz, s¨ª la reciben.
Fue el caso de los 13 j¨®venes secuestrados en M¨¦xico DF en mayo de 2013 y hallados tres meses despu¨¦s mutilados en una fosa. Julieta Gonz¨¢lez, madre de una de las v¨ªctimas, J¨¦nifer Robles, dice que lo peor lleg¨® despu¨¦s de que se confirmase su muerte: ¡°Antes de que la identificasen ten¨ªa esperanza. Me imaginaba que iban a llegar todos mugrosos, con piojos, con harapos, bien flacos, pero no, ve c¨®mo me entregaron a mi hija. Ahora ya me da lo mismo si amanece que si anochece. Todo me molesta. Ando trabajando en la calle y me molesta el ruido de los camiones. La tele me molesta. A m¨ª ya me marcaron el coraz¨®n y ahorita no estoy m¨¢s que sobreviviendo. Me lo rompieron todo. Yo s¨¦ lo que est¨¢n viviendo los de Ayotzinapa. Pero no s¨¦ c¨®mo es la palabra para decirlo¡±. Gonz¨¢lez tiene 52 a?os. Vive en M¨¦xico DF, tiene seis nietos a su cargo y se dedica al comercio ambulante vendiendo mu?ecos de peluche.
El dolor se est¨¢ convirtiendo cada vez m¨¢s en rabia en contra del Gobierno Nardo Flores, padre de uno de los desaparecidos
Beristain expresa el efecto de la desaparici¨®n como ¡°una especie de limbo del que ni siquiera se puede hablar. Ni siquiera hay un estatus para ese dolor¡±. La forma de ¡°sanaci¨®n¡±, dice, es la ayuda mutua entre afectados, acompa?ada por profesionales, e integrada en la b¨²squeda de justicia. ¡°Lo que necesitan los familiares es la verdad¡±.
Alejandra Gonz¨¢lez, consultora independiente en acompa?amiento a v¨ªctimas, tiene experiencia en diversos casos. Detalla as¨ª c¨®mo funciona la mente de los familiares mientras la incerteza no se resuelve: ¡°Hay un pensamiento reiterativo de saber si est¨¢n con vida, si est¨¢n pasando fr¨ªo, si est¨¢n pasando hambre, si los est¨¢n lastimando, si los tendr¨¢n en trabajos forzados, si los tienen como rehenes o si querr¨¢n algo por ellos. Es una cadena de temores que genera angustia, porque la imaginaci¨®n se echa a andar. Lo que se debe hacer es generar espacios de escucha, no tanto terapias individuales. Que haya espacios de intercambio, que las mam¨¢s y los pap¨¢s vean en los otros su misma situaci¨®n, a manera de espejo. Y no intentar cerrar el proceso. Es mejor dejar que fluya, trabajar con las fantas¨ªas. Es importante hablar de todas las posibilidades, hasta de las m¨¢s crueles¡±.
En Ayotzinapa, Nardo Flores dice que a duerme ¡°a ratos¡± y que no le han vuelto las ganas de comer. Tambi¨¦n dice que, pese a que se siente en el ¡°infierno¡±, seguir¨¢ en ese infierno ¡°todo el tiempo que sea necesario¡± hasta recuperar a su hijo ¨Cvivo o muerto¨C y saber lo que pas¨®.
¨C?En estos 40 d¨ªas ha sentido alg¨²n momento de calma?
¨CLa verdad, no.
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