¡°Quiero que las mujeres no sean un campo de batalla¡±
El ginec¨®logo se ha convertido en la voz de la lucha contra la violencia sexual en ?frica Fund¨® un hospital en el que han sido tratadas 42.000 mujeres y ni?as violadas en 16 a?os
La primera paciente que Denis Mukwege atendi¨® en su vida hab¨ªa sido violada a solo 500 metros del hospital. Este ginec¨®logo cre¨ªa al principio de su carrera que se dedicar¨ªa a asistir a mujeres embarazadas y a combatir problemas como la mortalidad despu¨¦s del parto. Pero el conflicto armado en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo cambi¨® sus previsiones y, con 59 a?os, se ha convertido en la voz y el rostro de la lucha contra la violencia sexual en ?frica, brutal arma de guerra que se ceba, sobre todo, en el este de su pa¨ªs. All¨ª, en Bukavu, en la regi¨®n de Kivu del Sur, fund¨® hace 16 a?os el hospital Panzi, en el que han sido tratadas 42.000 mujeres y ni?as que han sido violadas, muchas de ellas, por varios hombres a la vez. El doctor Mukwege recibe este mi¨¦rcoles en Estrasburgo el premio S¨¢jarov a la libertad de conciencia concedido por el Parlamento Europeo en reconocimiento a su labor.
Mukwege convive con el horror. A la primera mujer que atendi¨® en su hospital, en 1999, le hab¨ªan disparado en la vagina despu¨¦s de haberla violado. Pero el verdadero espanto vino un mes despu¨¦s, cuando otras 45 mujeres llegaron en las mismas circunstancias. Las hab¨ªan torturado. ¡°Esta es un arma de guerra a¨²n peor que las convencionales. La mujer no solo es violada, sino que a menudo lo hacen varios hombres al mismo tiempo, delante de su comunidad y de su familia, de su marido y sus hijos. La deshumanizan. Y destruyen sus genitales. Dispar¨¢ndoles. Con productos qu¨ªmicos. Quem¨¢ndolas. Usando pl¨¢stico hirviendo", cuenta el ginec¨®logo. "Al ser violadas en grupo, pueden contraer el sida y otras enfermedades de transmisi¨®n sexual. Y contagian a sus hijos, que adem¨¢s nacen sin saber qui¨¦n es su padre. Las consecuencias de la violaci¨®n como arma de guerra son terribles. No solo las destroza a ellas f¨ªsicamente, tambi¨¦n lo hace psicol¨®gicamente, porque destruye su entorno¡±.
La guerra en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo termin¨® formalmente en 2003, pero el conflicto armado contin¨²a, sobre todo al este del pa¨ªs. Un estudio de 2011 del American Journal of Public Health estima que 400.000 mujeres de entre 15 y 49 a?os fueron violadas en un periodo de 12 meses entre 2006 y 2007. Un millar al d¨ªa. 45 cada hora. ¡°?Qui¨¦n sabe si estas cifras son correctas! Muchas no hablan de lo que les ocurri¨® porque est¨¢n avergonzadas, o tardan en acudir al hospital. Lo que s¨ª s¨¦ es que no deber¨ªamos guiarnos por los n¨²meros. Basta con que una sola mujer haya sido violada para actuar. Esto es lo que quiero que el mundo entienda¡±, afirma Mukwege. Habla pausado, con tono grave. Y recalca que el premio ¡ªpor valor de 50.000 euros y que recibe su nombre en honor del cient¨ªfico y disidente sovi¨¦tico Andr¨¦i S¨¢jarov¡ª pertenece a las supervivientes de la violencia sexual: ¡°Reconoce su sufrimiento y su fuerza. Tambi¨¦n la necesidad de luchar contra las violaciones como arma de guerra¡±.
Su programa de actuaci¨®n est¨¢ basado en cuatro pilares: adem¨¢s del tratamiento m¨¦dico, dan asesoramiento psicol¨®gico, legal y socioecon¨®mico
Los 400 trabajadores del hospital Panzi no solo asisten a las mujeres f¨ªsicamente, a trav¨¦s de la reconstrucci¨®n interna de los ¨®rganos da?ados durante las violaciones ¡ªalgo en lo que son referencia¡ª. Su programa de actuaci¨®n est¨¢ basado en cuatro pilares: adem¨¢s del tratamiento m¨¦dico, dan asesoramiento psicol¨®gico, legal y socioecon¨®mico. ¡°Cuando atiendes a una mujer que ha dado a luz despu¨¦s de haber sido violada y no le das herramientas para afrontar a su situaci¨®n, no haces nada. Es fundamental que puedan ganarse la vida y que no est¨¦n solas cuando regresen a sus comunidades con hijos que, a menudo, son rechazados¡±, explica el doctor.
A Mukwege, esta lucha estuvo a punto de costarle la vida. En 2012, ofreci¨® un cr¨ªtico discurso ante la ONU. ¡°Me encantar¨ªa decir que tengo el honor de representar a mi pa¨ªs, pero no puedo. De hecho, ?c¨®mo puede uno estar orgulloso de pertenecer a una naci¨®n sin defensa, abandonada a s¨ª misma, completamente saqueada e impotente frente a 500.000 de sus ni?as violadas durante 16 a?os; seis millones de sus hijos e hijas asesinados durante 16 a?os sin una soluci¨®n duradera a la vista?¡±, dijo entonces. Meses despu¨¦s, sobrevivi¨® a un intento de asesinato. Su familia fue retenida a punta de pistola hasta que ¨¦l lleg¨® a casa. Le esperaban cuatro hombres. A¨²n no sabe c¨®mo, pero logr¨® esquivar los disparos que, sin embargo, alcanzaron a un trabajador. Decidi¨® escapar a B¨¦lgica. Tras unos meses, opt¨® por volver. ¡°S¨¦ que no es seguro; que me puede pasar algo en cualquier momento porque no s¨¦ qui¨¦n estaba detr¨¢s del ataque. Aun as¨ª, no puedo dejarlo. Ser¨ªa como darles la raz¨®n, hacer lo que ellos desean. Yo quiero que las mujeres dejen de ser un campo de batalla. Y quiero que la siguiente generaci¨®n est¨¦ libre de esta lacra. Si no lucho hoy, todo esto ser¨¢ imposible¡±.
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