Para salir del laberinto, general
El proceso de paz con las FARC en La Habana est¨¢ cerca de su prueba de fuego
El secuestro de un general resulta para un Ej¨¦rcito la peor de las humillaciones. A¨²n m¨¢s si ese general no porta uniforme y en cambio usa bermudas y rompe todos los protocolos de seguridad. Su liberaci¨®n por parte de la guerrilla, y por lo tanto su no rescate a manos de sus propios hombres, es una doble humillaci¨®n. Y si adem¨¢s el general secuestrado en su liberaci¨®n justifica sus decisiones en la ausencia del Estado que ¨¦l representa, ya no es humillaci¨®n sino descaro y debe ser investigado o en su defecto condecorado por su amor al pueblo chocoano.?
Un domingo de noviembre despu¨¦s del medio d¨ªa, el general Rub¨¦n Dario Alzate se quit¨® el uniforme y se puso unas bermudas, porque consider¨® que sin uniforme le daba m¨¢s seguridad a la comunidad. Dej¨® las armas con las que jur¨® defender la Patria, le pidi¨® a un subalterno conseguirle una lancha, una especie de canoa con motor, y en compa?¨ªa de una se?ora, abogada, de nombre Gloria Urrego y del cabo Jorge Rodr¨ªguez, a quienes les quit¨® los celulares antes de salir y pidi¨® que lo llevaran a la poblaci¨®n vecina de Las Mercedes, en el Pac¨ªfico colombiano.?
Las Mercedes es un cacer¨ªo de unas 40 viviendas donde habitan muchos ni?os, casi 200 personas. Hay una iglesia remodelada, una escuela con planta el¨¦ctrica y un billar donde se re¨²nen a pasar la vida. Siempre llueve y la temperatura es de unos 30 grados promedio. Est¨¢ sobre el r¨ªo Atrato por donde circulan toneladas de droga que sacan los narcotraficantes al Caribe.?
Las decisiones tomadas por el General resultaban tan ins¨®litas que incluso se teji¨® por d¨ªas la historia de un affair del general con la se?ora Urrego, poniendo a sus respectivas familias en la dolorosa situaci¨®n de callar, mientras aparec¨ªan para contarle a la opini¨®n que trabajaban juntos en un proyecto de generaci¨®n de energ¨ªa, que incluso lideraba el esposo de Gloria Urrego.?
Al general, el presidente Juan Manuel Santos le pidi¨® una explicaci¨®n porque entre otras, puso en riesgo quiz¨¢s el ¨²nico proceso de paz que no debe ser suspendido de no ser de manera definitiva. Pues en cualquier proceso de negociaci¨®n las suspensiones y reanudaciones frecuentes terminan siempre deslegitimando lo avanzado.?
El secuestro de un general resulta para un Ej¨¦rcito la peor de las humillaciones
El general estuvo 15 d¨ªas en cautiverio, donde ¨¦l y sus acompa?antes fueron amarrados y obligados a caminar. La guerrilla de las FARC tiene por costumbre amarrar a sus secuestrados. Lo ha hecho siempre y luego los suelta y los pone a posar a su lado para publicar fotos en los que v¨ªctima y victimario se abrazan para verg¨¹enza de quien los ve. Los usa tambi¨¦n como entrevistados y los obliga a decir que fueron bien tratados y que est¨¢n agradecidos con ellos. Viven las FARC en el laberinto de sus mentiras para justificar una verdad que quieren ocultar y es que son unos c¨ªnicos que viven de la guerra.?
Hace poco asesinaron a un teniente de 26 a?os que deja hu¨¦rfano a un ni?o de 3 en la Isla G¨®rgona tambi¨¦n en el Pac¨ªfico colombiano. John Suarez se llamaba. Hab¨ªa entrado a la Polic¨ªa a los 19 a?os. Estaba en ese lugar como premio por haber sido buen polic¨ªa. Hab¨ªa dado instrucciones que si llegaban los guerrilleros a disparar, los turistas se lanzaran al piso. Pero los guerrilleros llegaron de madrugada, en lancha que no vieron los hombres de la armada, dispararon y lo mataron, dejaron heridos a 4 y a los trabajadores temblando de miedo y de angustia porque sintieron la muerte a 20 cent¨ªmetros.?
En las pr¨®ximas 48 horas el proceso de paz con las FARC en La Habana tiene su prueba de fuego. Los negociadores de ambas partes deben destrabar la negociaci¨®n bajo el llamado de los sectores de izquierda para que haya un cese al fuego bilateral y de los de la derecha para que se plantee a la guerrilla exigencia m¨ªnimas como no reclutar menores. Lo cierto es que el proceso tiene que acelerarse como lo plante¨® Humberto de la Calle, el jefe negociador, y para eso el conflicto tiene que desescalarse. Ning¨²n proceso ha sobrevivido a la din¨¢mica de la guerra.?
El general est¨¢ en su propio laberinto pero nos dej¨® en otro que nos hace preguntarnos si estamos tom¨¢ndonos en serio la guerra o la paz. Para salir del laberinto alguien debe pensar en esas comunidades que sobreviven en el Pac¨ªfico colombiano con el 80% de sus necesidades b¨¢sicas insatisfechas y una pobreza extrema superior al 40%. No es un tema de inversiones que se roban en cada administraci¨®n los corruptos de paso, es un tema de volcar al Estado civil, y ojal¨¢ el uniformado, para llevar soluciones definitivas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.