Presos invisibles en R¨ªo de Janeiro
Unos 4.000 encarcelados no existen para el Estado
Aunque las cifras var¨ªan mucho, se calcula que entre 50.000 y 100.000 ni?os viven en las calles de Brasil. Para la inmensa mayor¨ªa, eso supone ¡ªadem¨¢s de toda clase de penalidades imaginables¡ª la ausencia de un documento de identidad: no existen para el Estado. Las estad¨ªsticas p¨²blicas tienden a minimizar el problema, pero pervive hasta la edad adulta. Seg¨²n datos ofrecidos por la secretar¨ªa de Administraci¨®n Penitenciaria del Estado de R¨ªo de Janeiro (SEAP), un 10% de los presos que ingresan en c¨¢rceles del Estado no tiene documentos de identidad ni partida de nacimiento. Solo salieron de la invisibilidad burocr¨¢tica al cometer un delito. Son 4.000 personas que integran el sistema solo gracias a su cartilla carcelaria y forman lo que los especialistas llaman el comando criminal: su ¨²nico registro legal es que han tocado el piano; es decir, han inscrito sus huellas digitales al ser detenidos.
La concesi¨®n de documentos civiles a un ciudadano adulto que sale de la c¨¢rcel es complicada
Ricardo (nombre ficticio) es un expreso en libertad condicional que hoy regenta un negocio de comida para llevar en el barrio carioca de Madureira. Tiene un brazalete electr¨®nico en el tobillo que registra sus movimientos. Durante a?os trabaj¨® junto a funcionarios de prisiones y polic¨ªas en la oficina de la comisar¨ªa 58 de R¨ªo, beneficiado por un programa de reducci¨®n de pena, un d¨ªa por cada tres trabajados. Se encargaba de hacer la ficha a los condenados que llegaban a prisi¨®n. ¡°Llegaban detenidos sin ning¨²n dato, ning¨²n carn¨¦, nada¡ No les visitaban familiares ni recib¨ªan comida ni ning¨²n tipo de regalo¡±. Sin embargo, advierte que exist¨ªa un fraude en algunas de esas instancias. ¡°Hab¨ªa varios casos de presos que ocultaban su verdadera identidad para escapar de delitos anteriores, cometidos a veces en otros estados, y reducir su pena¡±, cuenta.
¡°Muchos de ellos nacieron y crecieron en la calle¡±, explica un portavoz de la secretar¨ªa de Derechos Humanos de R¨ªo de Janeiro. ¡°Les es pr¨¢cticamente imposible escapar del circuito delictivo¡±. La falta de partida de nacimiento bloquea al acceso al documento de identidad, lo que a su vez excluye toda posibilidad de acceder a otros certificados habituales: por ejemplo, para firmar un contrato de trabajo o para votar. De los integrantes del comando criminal, pues, solo se conocen las caracter¨ªsticas f¨ªsicas. ¡°Algunas historias son dram¨¢ticas. Tratan de regresar a la vida civil rehabilitados, conseguir un trabajo, enderezarse, pero ni siquiera reciben un documento que les acredite como ciudadano¡±, a?ade el portavoz.
La secretar¨ªa de Administraci¨®n Penitenciaria ratifica que los 3.988 presos actuales sin identificaci¨®n civil no tienen relaci¨®n con delitos anteriores. En el Tribunal de Justicia de R¨ªo de Janeiro ¡ªque impulsa un proyecto para la erradicaci¨®n del subregistro civil¡ª se acepta la posibilidad de que el n¨²mero sea m¨¢s elevado. ¡°Y en otros Estados brasile?os el porcentaje podr¨ªa ser a¨²n mayor¡±, afirma la misma fuente: ¡°R¨ªo de Janeiro est¨¢ m¨¢s adelantado que muchas otras administraciones en estas labores de identificaci¨®n y regularizaci¨®n¡±.
La concesi¨®n de documentos civiles a un ciudadano adulto que sale de la c¨¢rcel es complicada. Se trata de un proceso en el que participan diversas instituciones y que exige entrevistas, verificaci¨®n de diversos documentos y contactos con familiares, ¡°cuando los hay¡±, como recuerda el portavoz. La SEAP admite el problema y asegura que ¡°hace un trabajo de regularizaci¨®n mediante un proyecto que busca mapear, identificar y desencadenar acciones en colaboraci¨®n con otros ¨®rganos¡±, como la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, responsable de los documentos de identidad, la Asociaci¨®n de Registradores de Personas Naturales y la propia Secretar¨ªa de Estado de Derechos Humanos. Aclara, no obstante, que ¡°despu¨¦s de la liberaci¨®n del preso la responsabilidad ya no es nuestra¡±. Los casos m¨¢s dif¨ªciles de verificar son remitidos al Tribunal de Justicia. Seg¨²n el diario O Globo, unos 300 presos ser¨ªan regularizados en las pr¨®ximas semanas.
Un 10% de los presos que ingresan en c¨¢rceles del Estado no tiene documentos de identidad
La lentitud y complejidad de los tr¨¢mites burocr¨¢ticos en Brasil es proverbial, desde la concesi¨®n de visados o la celebraci¨®n del matrimonio hasta el alquiler de un apartamento o la apertura de empresas, y es incluso admitido por las autoridades como un freno a su expansi¨®n econ¨®mica ¡ªseg¨²n el Banco Mundial, Brasil ocupa el puesto n¨²mero 116 de 183 pa¨ªses en cuanto a facilidades para hacer negocios¡ª. Estas complicaciones surgen fundamentalmente de la desconfianza hacia el poder p¨²blico, como dijo en una entrevista con este diario la abogada especialista en defensa del consumidor Rosana Chiavassa: ¡°Los principios de veracidad y de buena fe no existen en los ¨®rganos p¨²blicos¡±. La mara?a de documentos exigidos para cualquier acto privado puede convertir en ocasiones el pa¨ªs de la samba en un entorno kafkiano; sirva de ejemplo que en la d¨¦cada de los ochenta existi¨® incluso un Ministerio de Desburocratizaci¨®n.
Ricardo, que pas¨® diez a?os en la c¨¢rcel por matar a un hombre (seg¨²n ¨¦l, en defensa propia) en una pelea de bar, considera ¡°incre¨ªble¡± que la suerte de los presos una vez acabada su condena dependa de un papel tan com¨²n. ¡°?Sabe usted lo dif¨ªcil que es pasar una d¨¦cada en la c¨¢rcel y salir m¨¢s o menos bien? ?No morir en una pelea, no ser asesinado por un traficante por tu pasado o por tu comportamiento? Dar un documento de identidad deber¨ªa ser facil¨ªsimo, un premio a aquellos que superan el trance de una c¨¢rcel brasile?a¡±. Su relato pone cara a la ausencia de identidad civil de estos condenados. ¡°?Se imagina lo que es ser libre de nuevo, regresar a la calle, feliz, y no tener ning¨²n papel para pedir trabajo o alquilar una habitaci¨®n o ir al hospital?¡±, dice.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.