Fascismo

Para Cabu, que lo sab¨ªa.

El objetivo de los criminales que mataron a la c¨²pula dirigente de Charlie Hebdo, una masacre que hace desaparecer de golpe a unos de los m¨¢s talentosos artistas franceses, no era s¨®lo atacar a un peri¨®dico conocido por su ate¨ªsmo militante, su cr¨ªtica de todas las religiones, su rechazo de cualquier forma de censura, su tono vigorosamente libertario y radicalmente anticonformista. En realidad, mas all¨¢ de la emoci¨®n y del dolor, de lo que se trata con este acto, es de algo trascendente: ni m¨¢s ni menos que un acto de guerra, planificado militarmente, ejecutado por soldados del yihadismo, decididos a matar y a morir. Fan¨¢ticos religiosos, eso s¨ª a nuestros ojos, pero no desde su punto de vista, pues se consideran soldados de Dios en cruzada contra los infieles. Por supuesto para ellos, este peri¨®dico era un objetivo simb¨®lico tanto por haber publicado las vi?etas sobre Mahoma como por ser irreductible en su denuncia del integrismo armado.

Pero el hecho de que este acto b¨¢rbaro ocurra ahora tiene otro significado: se trata de responder a la implicaci¨®n cada vez m¨¢s importante de Francia en las guerras de Oriente Medio y de ?frica. Tanto Al Qaeda como el Estado supuestamente ¡°isl¨¢mico¡± han difundido, estas ¨²ltimas semanas, varias llamadas a sus partidarios escondidos en Europa y especialmente en Francia, pidi¨¦ndoles atacar en el territorio franc¨¦s. Pretenden as¨ª, utilizando la estrategia de las guerras asim¨¦tricas, oponer a los bombardeos de la aviaci¨®n francesa en Irak, en Siria o en la frontera libia, el terror y el miedo en las poblaciones civiles francesas. Al mismo tiempo, atacar a Charlie Hebdo tiene a sus ojos una ventaja decisiva: aparecer como defensores de la identidad musulmana.

Ese c¨¢lculo puede parecer muy ingenuo, pero no lo es tanto. Pues el objetivo del yihadismo en Francia, de cualquier bando que sea, es precisamente hacer todo para separar a los musulmanes del resto de sus conciudadanos, demostrar que la integraci¨®n es imposible, hacer de la vida diaria un infierno de odios identidarios; en resumen, conseguir los mismos resultados que los que buscan, a su modo, los extremismos de derechas, es decir, hacer de la sociedad democr¨¢tica un campo de batalla y de choques de civilizaciones.

Es el verdadero objetivo de Al Qaeda, del Estado supuestamente ¡°isl¨¢mico¡± y de todos los grupos religiosos militarizados que son de hecho una forma espec¨ªfica de posfascismo. Pero como todas las ideolog¨ªas primitivas, esa tambi¨¦n se equivoca gravemente: la reacci¨®n de los Gobiernos europeos va probablemente hacia una alianza mucho m¨¢s comprometida en contra del terrorismo. Y por otra parte, a pesar de las inevitables manipulaciones de los mercaderes pol¨ªticos del odio, ese crimen contra la inteligencia y la libertad est¨¢ ya generando una fusi¨®n solidaria y republicana mucho m¨¢s profunda entre los ciudadanos. Los m¨¢s de cuatro millones de musulmanes franceses nunca ser¨¢n el campo de experimentaci¨®n del fascismo religioso integrista.