Cuatro meses y muchos a?os
Ayotzinapa no est¨¢ terminado, ni terminar¨¢ con la identificaci¨®n de los muertos
El 2 de octubre, el Jueves de Corpus o el 19 de septiembre son fechas que nos han marcado. M¨¢s all¨¢ de ajustes particulares, en la memoria colectiva nos hablan de estudiantes muertos, de represi¨®n, de desastres naturales y humanos; tambi¨¦n, de intentos libertarios, disputas de poder y solidaridades. La manera en la que hoy nos concebimos como sociedad, grupo o individuo, pasa por la narrativa general sobre esos y otros acontecimientos. El modo en que desde entonces consideramos que act¨²a o deja de hacerlo el Estado, las posibilidades de establecer relaciones de confianza o desconfianza respecto de ¨¦l y sus agentes, derivan en mucho de tales sucesos. No de los momentos en s¨ª mismos considerados, no de los hechos en bruto, por decirlo as¨ª, sino de la manera en que estos se han construido socialmente.
Del 2 de octubre se cuentan cosas que tal vez se dieron as¨ª, tal cual se dice, pero tambi¨¦n hay que incorporar otros elementos que fueron construidos anecd¨®ticamente, parcialmente, y poco a poco significados y resignificados. La unidad resultante no es sin m¨¢s la tarde-noche de ese d¨ªa, sino de esos graves acontecimientos y de todo lo que entre muchos se ha ido construyendo despu¨¦s. ?Qu¨¦ es lo que no se olvida de ese d¨ªa? ?Los muertos, la represi¨®n, la mentira, las confusiones, lo inesperado? Al final, la unidad de los fragmentos es lo que termina siendo imborrable.
Quien haya vivido o comparta la vivencia de cualquier momento relevante, de esos que he apuntado o de cualquier otro que cada cual pudiera identificar, tendr¨¢ para s¨ª que ciertas cosas tendr¨¢n grandes posibilidades de darse, como la represi¨®n o la solidaridad, o que otras tienen bajas posibilidades de darse, tambi¨¦n represi¨®n o solidaridad. Quien es autoridad, sabr¨¢ o al menos anticipar¨¢, que cierto tipo de acciones podr¨¢n generar ciertos efectos, no s¨®lo por lo que pueda resultar en un caso concreto, sino por lo que la poblaci¨®n recuerda de actuaciones anteriores, para ella memorables.
Respecto de Ayotzinapa , ojal¨¢ que haya buenas investigaciones, mejores sentencias y adecuadas sanciones
Como otras fechas, creo que el 26 de septiembre est¨¢ ya en la memoria colectiva y, supongo, en ella permanecer¨¢ por muchos a?os. Con el pasar del tiempo, la narrativa general se ir¨¢ ajustando, algunos hechos, valores o juicios entrar¨¢n, y otros saldr¨¢n. Algunos personajes quedar¨¢n destacados y otros disminuidos. Al final, un algo quedar¨¢ y desde ¨¦l, nuevamente, nos veremos a nosotros mismos, a las v¨ªctimas y a las autoridades; entenderemos al Estado o tomaremos posici¨®n frente a sus representantes. El modo en que nos pensemos ser¨¢ m¨¢s fr¨¢gil, pues sabremos que existe la posibilidad de convertirnos en desaparecidos, y presupondremos que habr¨¢ poca eficacia para hallarnos. Desconfiaremos m¨¢s a¨²n de cierto tipo de personas, seremos m¨¢s propensos a la estigmatizaci¨®n, nos aislaremos ante el temor de ser lastimados. Confirmaremos que las autoridades pueden ser origen de males, ah¨ª donde idealmente debieran ser, si no generadoras de bienes, s¨ª al menos de neutralidad. La autoridad entender¨¢ tambi¨¦n que tendr¨¢ que actuar de manera distinta, as¨ª sea por mera experiencia, pues de otra manera no mantendr¨¢ el poder ni alcanzar¨¢ legitimidad.
Respecto de Ayotzinapa hay ya muy diversos hechos tristes y dolorosos. Hay connivencias, dolores y desaf¨ªos. Ojal¨¢ que haya buenas investigaciones, mejores sentencias y adecuadas sanciones. Sin embargo, Ayotzinapa no est¨¢ terminado, ni terminar¨¢ con la identificaci¨®n de los muertos ni con la expedici¨®n de los certificados de defunci¨®n. La construcci¨®n narrativa de lo ah¨ª ocurrido, del modo como se hayan contado que los casos ocurrieron, apenas comienza. Es otra lucha, una que se desarrollar¨¢ en los a?os por venir y que en ellos producir¨¢ sus efectos. De diversas maneras, determinar¨¢ mucho de lo que pensemos de nosotros mismos y de nuestras autoridades. Algo de lo que todos nosotros habremos de ser en los a?os por venir.
Jos¨¦ Ram¨®n Coss¨ªo D. es ministro de la Suprema Corte de Justicia de M¨¦xico. Twitter @JRCossio
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