La pol¨ªtica de la provocaci¨®n en M¨¦xico
La desobediencia civil en Guerrero viene usando la fuerza de manera premeditada en contra del Estado
En septiembre del a?o pasado 43 estudiantes de un colegio de maestros, presuntamente fueron desaparecidos en la ciudad de Iguala en el estado de Guerrero en M¨¦xico, a manos de un alcalde y una fuerza policial corrupta en connivencia con una organizaci¨®n local de narcotraficantes. Adem¨¢s de los estudiantes desaparecidos, otras seis personas murieron y 25 resultaron heridas en enfrentamientos con la polic¨ªa y otros grupos armados. A la fecha el paradero de los estudiantes es desconocido. La investigaci¨®n oficial afirma que las v¨ªctimas fueron asesinadas y sus cuerpos incinerados en un basurero de la ciudad.
El desastre de Iguala no es menos escalofriante que la masacre de 72 inmigrantes indocumentados, ejecutados por una facci¨®n del narcotr¨¢fico en agosto de 2010 en el estado de Tamaulipas. Pero la cruel verdad, es que desde la perspectiva pol¨ªtica el asesinato de decenas de migrantes, en su mayor¨ªa provenientes de Am¨¦rica Central, ha importado menos que la desaparici¨®n de 43 j¨®venes normalistas mexicanos. Lo ocurrido en Iguala ha complicado la gobernabilidad en M¨¦xico, siendo un gatillo que ha disparado la inconformidad e indignaci¨®n de diversos sectores con un sistema pol¨ªtico que es calificado como inepto y corrupto.
Algunas de estas manifestaciones han apelado a la violencia, confrontando a las instituciones abiertamente. Bajo este marco, la desobediencia civil - una forma de expresi¨®n pol¨ªtica en contra de leyes o acciones que se consideran injustas - viene traspasando l¨ªneas rojas y usando la fuerza de manera premeditada en contra del Estado. Estos eventos pueden llevar a una escalada provocando la represi¨®n oficial o en el caso espec¨ªfico de Iguala estas manifestaciones podr¨ªan ser absorbidas de alguna manera por un sistema pol¨ªtico que est¨¢ atrapado en un ciclo de desobediencia.
El estado de Guerrero tiene una larga tradici¨®n de movimientos antisistema radicales, incluyendo el movimiento guerrillero de la d¨¦cada del setenta, liderado por Lucio Caba?as ¨C tambi¨¦n un normalista. No hay entonces que sorprenderse con la emergencia de formas poderosas y agresivas de desobediencia en este territorio. Para dar una idea de las dimensiones de este fen¨®meno, en semanas recientes algunos grupos de disidentes han instalado retenes en las carreteras para recoger ¡°contribuciones¡±. Tambi¨¦n, ellos han robado mercanc¨ªa para distribuir a los pobres, atacado edificios oficiales, as¨ª como sedes de partidos pol¨ªticos. Adem¨¢s, a principios de enero, grupos no identificados atacaron una guarnici¨®n militar en Guerrero, alegando la responsabilidad del Ej¨¦rcito en la cremaci¨®n de los estudiantes. Con estas acciones, es apenas l¨®gico pensar que buscan una respuesta dura del gobierno.
?Qui¨¦nes son los grupos disidentes y cu¨¢les son sus intereses? Algunos son conocidos pero otros operan de manera clandestina y violenta. Los Padres de Familias de los estudiantes desaparecidos, juntos sus asesores y voceros, son la organizaci¨®n civil con mayor visibilidad. Ellos insisten en que los estudiantes permanecen con vida y est¨¢n en manos de alguna organizaci¨®n. Adem¨¢s, sospechan del Ej¨¦rcito que ¨C seg¨²n su versi¨®n - habr¨ªa participado en la desaparici¨®n de algunas de las v¨ªctimas, eliminando los restos de los estudiantes asesinados. Otro grupo es un sindicato de maestros disidentes que se oponen a las reformas federales recientes, las cuales impondr¨ªan normas m¨¢s estrictas sobre la certificaci¨®n de los maestros y amenazar¨ªan el control sindical sobre la contrataci¨®n, la promoci¨®n y las n¨®minas. Adem¨¢s de estas organizaciones se podr¨ªa especular sobre la participaci¨®n de otros grupos.
?Qui¨¦nes se benefician con la insurrecci¨®n? En primer lugar, la organizaciones criminales que ven c¨®mo se deslegitiman las fuerzas armadas y la polic¨ªa federal. En segundo lugar, los diversos intereses pol¨ªticos que pueden sacar ventaja de los problemas de gobernabilidad y cuestionamientos al Estado. Algunos por ejemplo, podr¨ªan beneficiarse si las elecciones programadas para junio se posponen o cancelan. En tercer lugar, los grupos insurgentes de izquierda como el Ej¨¦rcito Popular Revolucionario, que podr¨ªan encontrar en la represi¨®n estatal el momento propici¨® para posicionarse y expandirse.
Mientras tanto, el gobierno del estado de Guerrero permanece impotente y en manos de un partido pol¨ªtico divido y debilitado por la connivencia del ex gobernador con el alcalde de Iguala. El gobierno federal tambi¨¦n es d¨¦bil. El presidente Enrique Pe?a Nieto se encuentra atrapado en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que involucran un contrato para la construcci¨®n de un tren de alta velocidad y la compra de una mansi¨®n por su esposa, supuestamente financiada por una empresa constructora con intereses en los proyectos del gobierno. Ninguno de los partidos de la oposici¨®n tiene la capacidad de reivindicar la superioridad ¨¦tica, ya que todos tienen esc¨¢ndalos de uno u otro tipo.
Adicionalmente, las fuerzas armadas sufren una serie de acusaciones sobre violaciones a los derechos Humanos, la ¨²ltima de las cuales est¨¢ relacionada con la masacre de 22 personas en el Estado de M¨¦xico en 2014. La polic¨ªa federal, aunque ha mejorado, sigue siendo un instrumento sin mucha potencia y el sistema de justicia contin¨²a careciendo de legitimidad y confianza. Bajo estas circunstancias, nada indica que el gobierno tenga la capacidad de resolver el desastre de Iguala, ni tampoco para usar la coerci¨®n leg¨ªtima contra las formas m¨¢s agresivas de desobediencia civil en Guerrero.
Esto nos lleva a dos escenarios probables. El esc¨¢ndalo de Iguala puede ser absorbido por el sistema pol¨ªtico. Esto implicar¨ªa negociar con algunos disidentes reduciendo la presi¨®n, mientras que las facciones m¨¢s radicales son aisladas. De otro lado, los disidentes pueden provocar una reacci¨®n violenta del gobierno, lo que podr¨ªa movilizar a grupos de oposici¨®n en otras partes del pa¨ªs y una intensificaci¨®n de la crisis actual. En la barrera, los grupos de oposici¨®n esperan el resultado, mientras que el Gobierno se encuentra en una encrucijada.
* John Bailey y Juan Carlos Garz¨®n coordinan el proyecto ¡°Crimen Organizado y Econom¨ªas Criminales en Am¨¦rica Latina y el Caribe¡± en la Universidad de Georgetown. Twitter:?@JCGarzonVergara
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