La resistencia civil y la democracia en M¨¦xico

M¨¦xico vive hoy una crisis pol¨ªtica tan grave como la que experiment¨® en los a?os 1994-95 (zapatismo, lucha por la democracia, guerra interna en el PRI, macrodevaluaci¨®n). Veinte a?os despu¨¦s se han agotado los potenciales estabilizadores de un t¨ªmido ciclo democratizador limitado al terreno electoral y la implantaci¨®n de un proyecto neoliberal a medias, que protegi¨® los intereses de toda clase de monopolios, p¨²blicos y privados.

El pa¨ªs ha sufrido un prolongado estancamiento que ha profundizado la desigualdad y la pobreza; la democracia electoral no condujo a la transformaci¨®n del r¨¦gimen. M¨¦xico experimenta hoy una nueva simultaneidad de crisis: econ¨®mica, de seguridad, de legitimidad y de representaci¨®n, en el contexto de una brutal oleada de violencia, cuya c¨²spide ha sido la desaparici¨®n forzada y probable masacre de 43 estudiantes de Guerrero.

La reacci¨®n de la sociedad ha sido una gran movilizaci¨®n de protesta que desde octubre de 2014 abarca a casi todos los sectores de la sociedad y a la mayor parte del pa¨ªs. La credibilidad de las instituciones ha ca¨ªdo a m¨ªnimos hist¨®ricos, al igual que la popularidad del presidente Pe?a Nieto. Parad¨®jicamente, el descr¨¦dito de todos los partidos pol¨ªticos, la radicalidad de la resistencia antisist¨¦mica y la ausencia tanto de una sociedad civil densa como de medios de comunicaci¨®n cr¨ªticos crea una oportunidad ¨²nica para que el PRI gane la mayor¨ªa absoluta en la C¨¢mara de Diputados en las elecciones de junio de este a?o. Semejante escenario ser¨ªa dram¨¢tico para el pa¨ªs.

La incapacidad del Estado para resolver judicial y pol¨ªticamente el caso de los 43 estudiantes desaparecidos favoreci¨® la radicalizaci¨®n del movimiento de los padres de los estudiantes y de los maestros de la disidencia magisterial de Guerrero, quienes recurrieron a acciones directas que implicaron alg¨²n tipo de violencia entre octubre y diciembre de 2014.

Esta estrategia condujo a cierto distanciamiento entre este sector radicalizado y el movimiento de solidaridad nacional, centrado en el movimiento estudiantil, pero con composici¨®n heterog¨¦nea, la mayor¨ªa del cual parece no compartir las pr¨¢cticas ni la orientaci¨®n anti-sist¨¦mica del movimiento local. Esta situaci¨®n plantea un reto estrat¨¦gico, puesto que sin el apoyo solidario de la sociedad civil urbana, el movimiento popular en Guerrero, aun cuando sea apoyado en Oaxaca y Chiapas por otras secciones del sindicalismo magisterial disidente, podr¨ªa quedar aislado, facilitando su represi¨®n por el Estado.

El movimiento popular de resistencia tiene el reto de moderar su radicalizaci¨®n, si quiere construir un amplio frente en favor de la transformaci¨®n pol¨ªtica de M¨¦xico. Su direcci¨®n actual considera necesario continuar la acci¨®n directa, sin embargo, con el prop¨®sito de impedir las elecciones de 2015 y bloquear el funcionamiento normal de las instituciones del gobierno de Guerrero. Esperan generar ingobernabilidad local, que despu¨¦s deber¨ªa extenderse a otros estados. No obstante, esta estrategia no tiene por ahora viabilidad pol¨ªtica fuera de algunas zonas de Guerrero y de Oaxaca.

Por otra parte, destacados activistas sociales est¨¢n iniciando un movimiento en favor de la anulaci¨®n del voto en las elecciones federales y locales de 2015. El efecto principal de este movimiento ser¨ªa inhibir la votaci¨®n por los partidos de oposici¨®n. Dado que el PRI tiene una base de votos dura e inamovible, el partido oficial ser¨ªa el menos afectado, aumentando la probabilidad de su triunfo por mayor¨ªa absoluta en las elecciones.

As¨ª, lo que el PRI no consigui¨® en 2012 gracias a la resistencia del movimiento estudiantil (#YoSoy132), ahora lo lograr¨ªa, parad¨®jicamente, gracias a la acci¨®n conjunta del movimiento anti-sist¨¦mico y de la opci¨®n anulista. Este escenario tendr¨ªa una consecuencia devastadora: la recuperaci¨®n del control presidencial sobre el poder legislativo e, indirectamente, sobre el judicial. El r¨¦gimen pol¨ªtico que hoy rige en los gobiernos estatales -especie de dictaduras unipersonales de los gobernadores- se replicar¨ªa a nivel federal, avanzando as¨ª la restauraci¨®n autoritaria.

Ciertamente, quien no comparta las posiciones anti- sist¨¦micas se enfrenta a un dilema terrible: votar en las elecciones del 2015 por cualquiera de los partidos de oposici¨®n es una opci¨®n ag¨®nica, pues no hay una alternativa digna, dada la autodestrucci¨®n de los partidos despu¨¦s del malhadado Pacto por M¨¦xico, que finalmente no ha servido para nada.

Parad¨®jicamente, el PRI, el PRD y el PAN est¨¢n poniendo en bandeja de plata a Andr¨¦s Manuel Lopez Obrador, el viejo l¨ªder de la izquierda populista-nacionalista, las mejores condiciones para la construcci¨®n de su partido (Morena) y su conversi¨®n en la ¨²nica alternativa viable en las elecciones presidenciales del 2018. Y este regreso del l¨ªder puede revestir la forma de un populismo antipol¨ªtico con amplio apoyo social.

S¨®lo la consolidaci¨®n de movimientos sociales articulados en torno a un proyecto de creaci¨®n de un verdadero Estado de Derecho puede evitar el doble desenlace de la restauraci¨®n autoritaria y la reemergencia del populismo.

Alberto J. Olvera es profesor-investigador del Instituto de Investigaciones Hist¨®rico-Sociales de la Universidad Veracruzana.