Un trotamundos para salvar a la OEA
El excanciller uruguayo Luis Almagro, nuevo secretario general, presenta un gran bagaje en las relaciones entre organismos internacionales
Luis Almagro (Paysand¨², Uruguay, 1963) sabe que su nuevo reto como secretario general de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) no va a ser f¨¢cil. El excanciller del ya expresidente Jos¨¦ Mujica llega a Washington con la tarea de volver a hacer relevante un organismo que en los ¨²ltimos a?os ha sido ninguneado por buena parte de los Estados miembros que lo componen, que prefieren apostar por nuevas organizaciones regionales como Unasur o CELAC ¡ªdonde no est¨¢ Estados Unidos¡ª para resolver sus asuntos.
La ventaja del excanciller uruguayo, que asumir¨¢ el cargo el pr¨®ximo 26 de mayo ¡ªha asegurado que solo permanecer¨¢ en el cargo un mandato, es decir, cinco a?os¡ª es que cuenta con la carta de presentaci¨®n de haber sido jefe de la diplomacia del Gobierno uruguayo que m¨¢s ha impactado en la escena internacional en d¨¦cadas. Eso le ha permitido ser percibido como un pol¨ªtico capaz de que le abran las puertas no solo en la Casa Rosada, tambi¨¦n las de la Casa Blanca.
Adem¨¢s, Almagro ha sido un actor clave en la configuraci¨®n de los organismos rivales de la OEA que ahora va a dirigir, lo que le da, a priori, una perspectiva ¨²nica sobre c¨®mo lograr que estas organizaciones, en vez de soslayarse, se complementen. De hecho, form¨® parte de la delegaci¨®n de cancilleres de Unasur que trat¨® de mediar, en vano, entre el Gobierno de Venezuela y la oposici¨®n el a?o pasado, durante unos conflictos que acabaron con diversas detenciones.
Precisamente su cercan¨ªa con el Ejecutivo de Caracas ha suscitado suspicacias por parte de sus rivales, que miran con recelo esa proximidad a Nicol¨¢s Maduro y sus aliados, hasta el punto que se lo lleg¨® a llamar ¡°el candidato del ALBA¡±, en un momento de grandes tensiones internacionales en torno a Venezuela. Desde su entorno, sin embargo, lo niegan tajantemente y recuerdan que Caracas tard¨® m¨¢s que otros Gobiernos en declarar su apoyo al candidato uruguayo, que dice hacer de la defensa de la democracia y los derechos humanos una de sus banderas. Algunas de sus declaraciones sobre su visi¨®n del papel de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como ¡°¨®rgano de promoci¨®n¡± de los derechos humanos tambi¨¦n han hecho saltar las alertas de los que ven en este argumento la mano de Quito o Caracas, dos de los Gobiernos que m¨¢s han minado este organismo los ¨²ltimos a?os.
Su cercan¨ªa con el Ejecutivo de Caracas ha suscitado suspicacias
Los retos no son algo que hayan frenado a este abogado y diplom¨¢tico de carrera, vegetariano en el pa¨ªs de la carne por excelencia, que asegura ser incapaz de ¡°matar bichos, ni siquiera ara?as¡±.
Eso s¨ª, m¨¢s de alg¨²n callo s¨ª que va a tener que pisar Almagro en una organizaci¨®n que en los ¨²ltimos a?os ha tenido que lidiar con su menor peso internacional y una enorme carga de mandatos y burocracia que la ha ralentizado a¨²n m¨¢s.
Adaptarse no deber¨ªa ser, sin embargo, un gran problema para Almagro, padre de siete hijos nacidos en cinco pa¨ªses diferentes ¡ªincluidos Ir¨¢n, China o Alemania, donde estuvo destinado como alto diplom¨¢tico¡ª y casado en segundas nupcias con una sudafricana con la que habla en ingl¨¦s.
El Oso, como le llama toda su familia, dice preferir la mochila al malet¨ªn y habla el idioma que toque ¡ªdomina tambi¨¦n el franc¨¦s, chapurrea el alem¨¢n y lleg¨® a aprender algo de chino cuando fue embajador en Pek¨ªn¡ª de forma pausada, meditada. Es raro que se le oiga subir el tono en sus conversaciones.?
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