¡°Nuestros expertos nos han fallado¡±

Los Gobiernos pasan, Naomi Klein sigue. La periodista canadiense (Montreal, 1970), que evidenci¨® en 1999 el auge del neoliberalismo con su emblem¨¢tico libro No Logo y denunci¨® en 2007, cuando a¨²n no hab¨ªa estallado la crisis econ¨®mica mundial, las perversas terapias proausteridad con La Doctrina del Shock, ha vuelto a poner el dedo en la llaga de los capitalistas. Esta vez, la escritora y columnista en prestigiosas cabeceras como el New York Times, el Guardian y The Nation dedica su nueva obra, Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima (Paid¨®s), a otra faceta de la globalizaci¨®n, quiz¨¢s la m¨¢s inquietante, el calentamiento clim¨¢tico.

Klein diagnostica que el capitalismo ¡°est¨¢ en guerra¡± contra el planeta, que el crecimiento a toda costa es ¡°incompatible¡± con la preservaci¨®n de las riquezas que ofrece la naturaleza. "Nuestro sistema econ¨®mico est¨¢ basado en el crecimiento y el planeta requiere un bienestar. Necesitamos contraer la extracci¨®n de combustibles f¨®siles", afirma y promueve un inusual pacto social de cara a la Cumbre de Par¨ªs que se celebrar¨¢ en diciembre, en el que pone a los ecologistas y a los trabajadores ¨Centre otros¨C en el mismo barco.

El objetivo de esa extra?a coalici¨®n que recoge tambi¨¦n a feministas, estudiantes y defensores de los servicios p¨²blicos ¨Clas llamadas mareas¨C es, seg¨²n asegura, forzar un ¡°significativo¡± avance pol¨ªtico. ¡°El encuentro de Par¨ªs es importante, para proponer una oportunidad de c¨®mo se ver¨ªa un plan de transici¨®n (de energ¨ªa sucia a energ¨ªa renovable). Lo que vamos a escuchar seguramente es que la privatizaci¨®n del agua es una soluci¨®n para el cambio clim¨¢tico. Par¨ªs va a articular la contestaci¨®n global emergente que describo en mi libro", predijo el pasado mi¨¦rcoles en una entrevista que ofreci¨® en Madrid a este diario, con motivo de la presentaci¨®n de su libro en Espa?a.

¡°Es un error poner demasiado ¨¦nfasis en la importancia de las cumbres¡±, advierte en el sal¨®n de un hotel de lujo de la capital espa?ola. Klein es esc¨¦ptica sobre las reuniones pol¨ªticas de la ONU relacionadas con la lucha contra el calentamiento global. Y ya van veinte. ¡°Las conversaciones sobre el clima se hacen a puerta cerrada y las emisiones han subido un 60% en las ¨²ltimas d¨¦cadas¡±, afirma, con un cierto hartazgo. En 1992 se form¨® en R¨ªo de Janeiro el primer grupo de trabajo internacional para lograr un acuerdo global sobre la reducci¨®n de la emisi¨®n de gases a efecto invernadero y por consecuencia, frenar el aumento de las temperaturas alrededor del planeta.

La cumbre de Par¨ªs pretende sustituir el Tratado de Kioto, que expir¨® en 2012 sin que realmente tuviera un gran impacto desde que se firm¨® en 1997 puesto que Estados Unidos no lo ratific¨® y China, otro gran pa¨ªs emisor de CO2, qued¨® exento de aplicarlo. ¡°Estados Unidos y China han anunciado que llegar¨¢n a la cumbre con objetivos inferiores a los que hicieron p¨²blicos en Copenhague en 2009. Es una receta para el desastre¡±, zanja. El entonces reci¨¦n elegido Barack Obama prometi¨® en 2009 una reducci¨®n de las emisiones del CO2 de un 30% para 2025 con respecto a las cifras de 2005. En noviembre pasado propuso una disminuci¨®n de entre un 26% y un 28% en el mismo periodo de tiempo. El partido Comunista chino prometi¨® una bajada de entre un 40% y un 45% en los meses anteriores a Copenhague. A finales del a?o pasado, concluy¨® un acuerdo con EE UU para fijar el objetivo de disminuir las suyas en cifras absolutas a partir de 2030 sin especificar graduaci¨®n alguna.

Seguramente en Par¨ªs se dir¨¢ que la privatizaci¨®n del agua es una soluci¨®n al cambio clim¨¢tico Naomi Klein

¡°En Par¨ªs, habr¨¢ un gran di¨¢logo entre la calle y los pol¨ªticos que estar¨¢n reunidos. Un choque de visiones es algo sano¡±, a?ade, entusiasta. ¡°Vivimos en un tiempo en el que nuestros expertos nos han fallado. Esto es en gran parte la raz¨®n por la cual la gente en todo el mundo est¨¢ indignada¡±, afirma. ¡°Necesitamos una gran transici¨®n y no una gran depresi¨®n¡±, exhorta la tambi¨¦n activista en la plataforma 350.org, un movimiento global de militantes que buscan y proponen soluciones a la crisis del clima.

La transici¨®n de la que habla la activista es de car¨¢cter contundente. Klein reconoce que en China hay una mayor preocupaci¨®n por el calentamiento global, pero solo porque el problema ha tomado dimensiones extremas y que no solo afectan a la gente del campo. ¡°El gobierno chino se est¨¢ preocupando por el tema porque la poluci¨®n ha llegado a afectar a las elites del pa¨ªs¡±, afirma. La periodista relaciona su apreciaci¨®n de la situaci¨®n con la reciente decisi¨®n de la administraci¨®n de la ciudad de Pek¨ªn de cerrar sus centrales de carbono.

Tambi¨¦n cita el documental Bajo la c¨²pula (Under the dome, en ingl¨¦s) que vieron a principios del mes 150 millones de personas en pocos d¨ªas antes de que el Partido Comunista decidiera censurarlo por la agitaci¨®n social que desat¨®. El v¨ªdeo, elaborado por una periodista de la cadena estatal, pone el foco con gr¨¢ficos y testimonios sobre la espantosa calidad del aire y del agua en tierras chinas. ¡°El gobierno en China siempre ha estado aterrorizado de que haya cualquier tipo de revuelta social. Es un gobierno no democr¨¢tico, que vive en miedo de perder el control. Pero nunca ha experimentado una rabia p¨²blica tan grande como la que hay ahora sobre la contaminaci¨®n del aire. El problema con el aire es que todo el mundo lo tiene que respirar y eso democratiza¡±, resume con perspicacia.