China atrae 45 pa¨ªses al banco nacido a espaldas de EE UU
El Gobierno de Pek¨ªn no aclara por ahora si tendr¨¢ derecho de veto en la entidad
China dio este martes un paso m¨¢s para materializar su Banco Asi¨¢tico de Inversi¨®n en Infraestructuras (AIIB, por sus siglas en ingl¨¦s), la primera instituci¨®n financiera multilateral que no estar¨¢ dominada por Estados Unidos o alguno de sus aliados. Hoy finaliz¨® el plazo dado por China y m¨¢s de 45 pa¨ªses han solicitado ser miembros fundadores de la instituci¨®n, pese al rechazo expl¨ªcito de EE UU. Entre las ¨²ltimas econom¨ªas en presentar su candidatura estuvieron Suecia, Espa?a, Taiwan ¡ªque carece de lazos formales con la China continental¡ª o Noruega, pese a sus malas relaciones con Pek¨ªn tras la concesi¨®n del premio Nobel a Liu Xiaobo.
El pr¨®ximo d¨ªa 15 se anunciar¨¢ definitivamente qui¨¦nes son los miembros fundadores de la instituci¨®n, con sede en Pek¨ªn, dirigida por Jin Liqun y que China espera que entre en funcionamiento a final de a?o. Aunque se sabe que contar¨¢ un capital inicial de al menos 50.000 millones de d¨®lares suscritos (unos 46.000 millones de euros) y 100.000 millones comprometidos, a¨²n faltan por concretar numerosos detalles sobre su funcionamiento. No est¨¢ claro si China tendr¨¢ derecho de veto y el Gobierno tampoco quiere aclararlo. Su viceministro de Finanzas Shi Yaobin aseguraba la semana pasada que ¡°no es cierto que China haya buscado o haya renunciado a un derecho de veto¡±.
A esa falta de datos se remite EE UU para justificar sus reservas sobre el futuro organismo, que teme que debilite a organizaciones ya existentes como el Banco Mundial o el Banco Asi¨¢tico de Desarrollo (BAD). Washington cuestiona que el AIIB tenga est¨¢ndares suficientemente rigurosos de gobernanza o de concesi¨®n de cr¨¦ditos. Los pa¨ªses que han solicitado el ingreso replican que desde dentro ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil negociar unas normas que garanticen una gesti¨®n transparente y est¨¢ndares estrictos. En el fondo subyace una pugna de poder entre las dos mayores econom¨ªas del mundo, porque al rechazo estadounidense a participar en un banco de desarrollo promovido por China se une la promoci¨®n del Acuerdo de Asociaci¨®n del Pac¨ªfico, que EE UU prev¨¦ firmar con otros 11 pa¨ªses de aquella orilla con la clamorosa ausencia de China.
Escasa representaci¨®n internacional
Los grandes pa¨ªses emergentes han criticado su escasa representaci¨®n en los organismos multilaterales, que mantienen el equilibrio de poderes resultante de la Segunda Guerra Mundial.
En 2010, el G20 y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordaron poner en marcha una reforma de las instituciones de gobierno global. El primer paso era un cambio en las cuotas del FMI, para reflejar el peso econ¨®mico de los pa¨ªses.
La reforma que se acord¨® aumentaba el peso de los emergentes en apenas un 2,8%, aunque eso convertir¨ªa a China en el tercer pa¨ªs con m¨¢s peso en el FMI. Ahora ocupa el sexto lugar, tras EE UU, Jap¨®n, Alemania, Francia y Reino Unido.
Para poder aplicar la reforma es necesario el apoyo del 85% de los votos. Al tener EE UU el 16,75% de los derechos de voto, no habr¨¢ reforma sin su aprobaci¨®n. Es, de facto, un derecho de veto.
La Administraci¨®n de Obama ha fracasado en su intento de aprobar la reforma desde 2012.
El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, se encontraba este martes en Pek¨ªn, donde se reuni¨®, entre otros, con el primer ministro Li Keqiang. Lew expres¨® la voluntad de su pa¨ªs de ¡°colaborar con China a medida que este pa¨ªs profundiza en sus reformas financieras y se integra m¨¢s y asume mayor responsabilidad en el sistema financiero global¡±. China asegura que usar¨¢ el ejemplo de las instituciones ya existentes para emular sus buenas pr¨¢cticas y evitar sus defectos, como un excesivo burocratismo a la hora de conceder cr¨¦ditos. Este fin de semana, el presidente chino, Xi Jinping, subrayaba que el nuevo banco complementar¨¢ las labores del Banco Mundial o el BAD. ¡°Ser un gran pa¨ªs implica asumir una mayor responsabilidad en la regi¨®n, y no buscar un mayor monopolio en los asuntos regionales o globales¡±, sosten¨ªa el mandatario.
Siguiendo la estela estadounidense, pa¨ªses como Australia o Corea del Sur se negaron inicialmente a participar, pero al final han solicitado su ingreso. Todo cambi¨® el 12 de marzo, cuando Reino Unido anunci¨® su adhesi¨®n, para sorpresa incluso de Pek¨ªn, que la esperaba unos d¨ªas m¨¢s tarde.
El c¨¢lculo de su ministro de Econom¨ªa, George Osborne, era simple: como miembro fundador, su pa¨ªs ganar¨ªa puntos para convertirse, como anhela, en el gran centro de operaciones financieras en renminbis (o yuanes) ¡ªla divisa china¡ª en Europa. Tras el anuncio brit¨¢nico, siguieron en cascada el resto de econom¨ªas europeas, deseosas de mantener una buena sinton¨ªa con la segunda econom¨ªa del mundo y de abrir camino a la participaci¨®n de sus empresas en los proyectos financiados por el banco. Al fin y al cabo, el necesitado sector de las infraestructuras en Asia cuenta con un enorme potencial.
Desde la llegada al poder de Xi Jinping, China ha acometido una pol¨ªtica exterior mucho m¨¢s en¨¦rgica y con este Banco logra aumentar su influencia global. Adem¨¢s, gana credibilidad y experiencia en el ¨¢mbito de la inversi¨®n multilateral. Un ¨¢rea donde a¨²n es un actor relativamente nuevo, pese a haberse convertido ya en uno de los principales proveedores mundiales de cr¨¦dito: solo sus pr¨¦stamos a Am¨¦rica Latina y el Caribe crecieron un 70% en 2014, hasta los 22.000 millones de d¨®lares, seg¨²n la China-Latin America Finance Database. Sus experiencias previas, a trav¨¦s del Banco Chino de Desarrollo o el Eximbank, no siempre han sido gratas. Con el nuevo banco, podr¨¢ aprovechar el conocimiento de otros pa¨ªses con mayor tradici¨®n, al tiempo que mantiene las riendas.
En la avalancha de solicitudes de ingreso solo se ha rechazado, que se sepa, una petici¨®n: la de Corea del Norte. Pek¨ªn la bloque¨® ante la negativa de ese pa¨ªs a proporcionar sus datos econ¨®micos.
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