Cuando Hillary empez¨® a ser Hillary
En Wellesley, la universidad donde dio sus primeros pasos en la pol¨ªtica, la candidata dem¨®crata es una figura venerada: una l¨ªder para los libros de historia
Hillary apoyaba entonces a los republicanos. Era una de sus primeras campa?as electorales y reclutaba voluntarias en Wellesley College, la universidad donde estudiaba.
¡°La chica que no quiera salir a la calle a estrechar manos puede mecanografiar cartas o dedicarse al trabajo de oficina¡±, declar¨® Hillary Rodham a The Wellesley News.
La archivera de la universidad ha colocado en una mesa los vol¨²menes encuadernados de los a?os sesenta del semanario de Wellesley. Entre ellos, el ejemplar del 13 de octubre de 1966, con la noticia sobre la campa?a para las elecciones locales y estatales de aquel a?o. Tambi¨¦n carpetas con recortes de peri¨®dicos. Y una copia de la tesis de final de carrera de su alumna m¨¢s ilustre.
Hillary Rodham es hoy Hillary Clinton y se embarca en otra campa?a. Esta vez la candidata es ella. Quiere llegar a la Casa Blanca.
Todo empez¨® aqu¨ª, en este campus de construcciones g¨®ticas en las afueras de Boston (Massachusetts), unos a?os antes de conocer a Bill Clinton, su futuro marido y presidente de Estados Unidos. En Wellesley, Hillary dej¨® de ser republicana y se convirti¨® en dem¨®crata; su nombre sali¨® por primera vez en los papeles; y, el 31 de mayo 1969, en el acto de graduaci¨®n de su promoci¨®n, pronunci¨® su primer discurso ante una audiencia de centenares de personas.
Ahora, profesores, alumnas y administrativos la veneran. Es una figura casi intocable. La exalumna con m¨¢s ¨¦xito. La que, con su nombre, atrae a nuevos estudiantes y con la que siempre se asociar¨¢ a este campus. La que aspira a ser, despu¨¦s de 44 hombres, la primera mujer presidenta de Estados Unidos.
Wellesley, ahora como hace medio siglo, es un lugar especial, una isla donde las mujeres pueden educarse y liderar sin la sombra de la discriminaci¨®n?
En Wellesley, Hillary Clinton ya es presidenta.
¡°Pese a nuestras diferencias ideol¨®gicas, y pese a que discrepe en algunas cosas, es una mujer que ha logrado tantas cosas y ha hecho tanto por romper el techo de cristal que no puedo hacer m¨¢s que respetarla¡±.
La estudiante Lizamaria Arias es miembro de la direcci¨®n ejecutiva del Partido Republicano en Wellesley. En sus primeros a?os aqu¨ª, Hillary Rodham fue la presidenta de las Young Republicans, la misma organizaci¨®n a la que pertenece Arias.
En un campus donde los progresistas son mayor¨ªa, Lizamaria, como Hillary en 1966, es una excepci¨®n. Ella dice que es republicana porque cree en la libertad del individuo para labrarse su propio camino.
?Votar¨ªa por Hillary Clinton? ¡°No estoy preparada para contestar. Pero sin duda lo considerar¨ªa¡±, responde. En tiempos de polarizaci¨®n pol¨ªtica, encontrar en Estados Unidos a un republicano dispuesto a votar a Clinton es una anomal¨ªa. S¨®lo puede ocurrir en Wellesley.
Lizamaria Arias, nacida en 1995 en el estado de Maryland, es hija de un guatemalteco y una colombiana. Pertenece a la minor¨ªa latina, la m¨¢s pujante del pa¨ªs con m¨¢s de 50 millones en un pa¨ªs de m¨¢s de 310 millones.
Es posible que, sin Hillary Clinton, Arias no hubiese estudiado en Wellesley. Explica que a los 16 o 17 a?os ley¨® ¡®Historia viva¡¯, sus memorias. Descubri¨® que la mujer que fue primera dama de Estados Unidos en los a?os noventa, senadora y candidata a la nominaci¨®n del Partido Dem¨®crata en la d¨¦cada pasada y secretaria de Estado despu¨¦s, fue alumna de Wellesley y que Wellesley forj¨® su car¨¢cter.
Para las alumnas de Wellesley, Hillary Clinton es una personalidad cercana y remota, un personaje para los libros de historia. Cuando Bill Clinton jur¨® por primera vez el cargo de presidente, faltaban dos a?os para que Lizamaria Arias naciese. Cuando Bill y Hillary abandonaron la Casa Blanca al final del segundo mandato, ten¨ªa seis a?os. El drama por las relaciones de Bill con la becaria Monica Lewinsky, la guerra de Irak, la derrota ante Barack Obama en la nominaci¨®n dem¨®crata en 2008, son recuerdos lejanos o episodios que ha conocido por los libros o por personas mayores.
Clinton es pasado. Y es futuro: la esperanza de que sea ella quien rompa el techo de cristal de la presidencia, este l¨ªmite que a simple vista parece inexistente pero que ninguna mujer ha franqueado en este pa¨ªs. Sus a?os en Wellesley forman parte de la memoria de la instituci¨®n.
?Publicar fotos de la tesis de Hillary Clinton? No sin permiso. ¡°Le advierto de que la se?ora Clinton posee el ¡®copyright¡¯ de este material¡±, dice la archivera.
Como estudiante de ciencias pol¨ªticas creo que una cosa es la pol¨ªtica y otra la vida personal. Son cosas distintas¡±
?El esc¨¢ndalo Lewinsky? Una representante del campus que supervisa una entrevista a dos alumnas tercia: ¡°Creo que esto no entra en el ¨¢mbito de su papel como mujer afiliada a Wellesley¡±. Una alumna responde: ¡°Como estudiante de ciencias pol¨ªticas creo que una cosa es la pol¨ªtica y otra la vida personal. Son cosas distintas¡±.
Wellesley, ahora como hace medio siglo, es un lugar especial, una isla donde las mujeres pueden educarse y liderar sin la sombra de la discriminaci¨®n y la competici¨®n masculina. Es una de las ¡®seven sisters¡¯, o siete hermanas, la versi¨®n exclusivamente femenina de la Ivy League, la ¨¦lite de la ¨¦lite en la educaci¨®n superior estadounidenses.
Sin Wellesley, Hillary nunca habr¨ªa sido lo que es.
¡°El incre¨ªble aplomo y confianza en s¨ª mismas es algo que no deja de impresionarme de las estudiantes de 18 o 19 a?os en Wellesley. En otros campus esto no existe¡±, dice Arias. ¡°Aqu¨ª las mujeres son mujeres. No las describir¨ªa como chicas¡±.
Cuando Hillary Rodham, nacida en 1947, lleg¨® al campus en 1965, era una muchacha de los barrios de clase media en el norte de Chicago, y Wellesley, una instituci¨®n tradicional que formaba a buenas esposas y madres.
¡°La mayor¨ªa de mujeres que se graduaron en 1969, como la mayor¨ªa de mujeres que aquel a?o iba a la universidad, preve¨ªan trabajar s¨®lo hasta que se casasen o tuviesen el primer hijo. Pocas se graduaron con objetivos y planes profesionales. La mayor¨ªa a¨²n cre¨ªa que es mejor que los hombres se ganen el pan y las mujeres sean esposas¡±, escribi¨®, tres d¨¦cadas despu¨¦s, la periodista Miriam Horn en ¡®Rebels with white gloves¡¯ (Rebeldes con guantes blancos), un libro sobre las mujeres de la promoci¨®n de Hillary Clinton.
Alan Schechter las conoce. Con Hillary Clinton se cartea y habla espor¨¢dicamente.
Conversar con Schechter, profesor em¨¦rito de ciencias pol¨ªticas, es una inmersi¨®n en el Wellesley de los a?os sesenta, un momento de explosi¨®n social y pol¨ªtica. ¡°En 1962, el colegio no me habr¨ªa contratado si yo no hubiera estado casado. Les preocupaban mucho los hombres solteros¡±, dice.
Wellesley era una burbuja. Este campus no era Berkeley: los ecos de las protestas estudiantiles, de Vietnam y del movimiento por los derechos civiles llegaban amortiguados.
¡°En la primavera de 1968, Hillary todav¨ªa era republicana, aunque moderada¡±, recuerda Schechter, que vio en ella ¡°habilidades de liderazgo en pleno desarrollo¡±. El profesor le consigui¨® una beca para trabajar durante el verano con el grupo republicano en el Congreso, en Washington, con el congresista Melvin Laird.
Estados Unidos era un pa¨ªs en metamorfosis. Como Hillary. Las leyes sobre los derechos civiles, la incipiente lucha por la igualdad de las mujeres y las dudas sobre la guerra de Vietnam ¡ªmiles de muchachos coet¨¢neos suyos mor¨ªan en la jungla del sureste asi¨¢tico¡ª contribuyeron a su transformaci¨®n.
¡°Regres¨® en oto?o de 1968 y me dijo: ¡®Quiero escribir una tesis de final de carrera sobre la pobreza¡¯¡±, dice Schechter. ¡°Esto era un signo de que su ideolog¨ªa hab¨ªa cambiado¡±.
La tesis, de 88 p¨¢ginas, lleva por t¨ªtulo 'S¨®lo existe la lucha¡ Un an¨¢lisis del modelo Alinsky'. Se trata de un estudio sobre el izquierdista Saul Alinsky, el activista de Chicago que a?os despu¨¦s inspirar¨ªa al joven Obama.
Hillary Rodham se hab¨ªa vuelto dem¨®crata, pero no revolucionaria ni hippy. Cuando hubo que cambiar las normas que regulaban la entrada de chicos en Wellesley, prefiri¨® el di¨¢logo con las autoridades universitarias a la confrontaci¨®n.
¡°Algunos estudiantes quer¨ªan tomar el edificio de la administraci¨®n. La visi¨®n de Hillary era: ¡®Veamos c¨®mo les convencemos de que nosotros tenemos raz¨®n y ellos no¡¯. Es un enfoque pragm¨¢tico¡±, dice el profesor. Pura triangulaci¨®n, por usar la palabra que designar¨ªa los equilibrismos ideol¨®gicos del matrimonio Clinton en los a?os de la Casa Blanca.
Cuando hubo que cambiar las normas que regulaban la entrada de chicos en Wellesley, prefiri¨® el di¨¢logo con las autoridades universitarias a la confrontaci¨®n
El paso de Hillary por Wellesley concluy¨® con el discurso de graduaci¨®n. Por primera vez hablaba una estudiante, adem¨¢s del invitado de honor, que aquel a?o fue Ed Brooke, senador republicano (y negro) por Massachusetts. Brooke critic¨® en su discurso las ¡°protestas coercitivas¡± de las nuevas generaciones. Hillary reaccion¨® improvisando y criticando al senador. Caus¨® un peque?o esc¨¢ndalo.
¡°Ella se ve¨ªa como una igual con Ed Brooke¡±, dice Schechter. El diario The Boston Globe y la revista Life se hicieron eco de sus palabras.
¡°Habla en nombre de su generaci¨®n¡±, dec¨ªan unos. ¡°?Pero qui¨¦n se ha cre¨ªdo?¡±, se indignaban otros. ¡°Los elogios y los ataques¡±, escribi¨® Hillary Clinton en sus memorias, ¡°anticiparon lo que vendr¨ªa m¨¢s tarde¡±.Hillary ya era Hillary. Tras graduarse en Wellesley, ingres¨® en la escuela de leyes de Yale. All¨ª conoci¨® a Bill.
El Wellesley de 2015 es un lugar tan id¨ªlico y aislado como entonces. Sigue siendo s¨®lo para mujeres (Vassar, otra de las ¡®siete hermanas¡¯, es mixta desde 1969). Pero Estados Unidos no ha dejado de transformarse. Como el campus.
¡°Wellesley aceptar¨¢ peticiones de ingreso de mujeres trans¡±, se lee en la primera plana del n¨²mero del pasado 11 de marzo de ¡®The Wellesley College¡¯. Las aulas se abrir¨¢n a cualquier persona que se identifique como mujer, aunque haya nacido hombre.
?Una mujer presidenta? En 1969 habr¨ªa sido casi tan dif¨ªcil de imaginar como la admisi¨®n de transexuales.
?Y una latina presidenta?
¡°Quien sabe lo que traer¨¢ el futuro¡±, responde la latina (y republicana) Lizamaria Arias a la pregunta sobre si se ve alg¨²n d¨ªa en el cargo. ¡°No puedo contestar en este momento. Si el pa¨ªs lo necesita, nunca voy a decir no a mi pa¨ªs. Pero tampoco es lo que me propongo ahora. Est¨¢n bien lejos ahorita. Esto es lo bueno de este colegio. Ser presidente no es algo que est¨¦ muy fuera del alcance. Me encanta el mensaje de Wellesley¡±.
¡ª?Cu¨¢l es el mensaje? ?Que todo es posible?
¡ªB¨¢sicamente, s¨ª. Con mucho trabajo.
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