El autogolpe de las FARC
El ataque del Cauca en el que fueron asesinados 11 soldados fue militarmente cobarde y pol¨ªticamente torpe
La emboscada y el golpe de mano son las dos t¨¢cticas m¨¢s importantes de la guerra de guerrillas. En t¨¦rminos generales, la primera consiste en atacar desde una posici¨®n fija a un enemigo en movimiento y la segunda consiste en el ataque veloz de una fuerza m¨®vil contra un enemigo que se encuentra en una posici¨®n fija. Una emboscada puede ocurrir por contingencia, puede ser una acci¨®n ofensiva e incluso defensiva a partir de que un enemigo en movimiento entra a un terreno propio. Sin embargo, no existe ninguna posibilidad de que un golpe de mano sea una operaci¨®n defensiva, ya que en este caso es la fuerza guerrillera la que debe moverse para incursionar en un territorio enemigo. Los golpes de mano son operaciones ofensivas, normalmente nocturnas, que requieren planeaci¨®n cuidadosa, estudio previo del objetivo y son dif¨ªciles de improvisar.
El d¨ªa mi¨¦rcoles 15 de abril, a la media noche, una unidad de las FARC dio un golpe de mano a una unidad del ej¨¦rcito colombiano. Esta unidad militar manten¨ªa una posici¨®n fija de car¨¢cter defensivo en la periferia del municipio de Buenos Aires en el departamento del Cauca. En el ataque murieron once militares y fueron heridos 20. Dado que las FARC han decretado un cese de fuego unilateral, sus dirigentes desde la Habana alegan que se trat¨® de una acci¨®n defensiva. Por las razones expuestas al inicio de este art¨ªculo, no hay ninguna posibilidad de que esto sea cierto. Se trat¨® de una operaci¨®n ofensiva, premeditada y fr¨ªamente planeada que, al haber sido ejecutada en el contexto del proceso de paz, tuvo que ser aprobada por el mando estrat¨¦gico de las FARC. Todo esto con el agravante de que instrumentaron perversamente la reducci¨®n del alerta que pudo haber generado en las tropas colombianas el cese de fuego unilateral de fuego decretado por la propia guerrilla.?
Las FARC alegan que las fuerzas militares colombianas no han suspendido sus movimientos, pero en una guerra irregular no hay fronteras, ni delimitaciones territoriales posibles y menos para unas fuerzas gubernamentales que enfrentan m¨²ltiples amenazas. No son las FARC el ¨²nico enemigo del Estado colombiano. Por ello, s¨®lo puede haber cese de fuego bilateral hasta que se concluya la negociaci¨®n y este requerir¨¢ la concentraci¨®n verificable de las fuerzas insurgentes. Un cese de fuego unilateral, como el que pretende las FARC, requiere que sus fuerzas se adecuen para defenderse y no para atacar. En caso contrario, puede entenderse que el tal cese unilateral de fuego es m¨¢s un enga?o militar t¨¢ctico, que un compromiso pol¨ªtico estrat¨¦gico con la paz.
El ataque en el Cauca fue por lo tanto militarmente cobarde y pol¨ªticamente torpe. Fue en realidad un autogolpe. El rechazo de la opini¨®n p¨²blica colombiana es enorme contra las FARC, al punto que es en extremo dif¨ªcil para el gobierno estar negociando en la Habana. Con este tipo de ataques la insurgencia pone en riesgo el ¨²nico camino que tienen para salir de la guerra y pasar a la pol¨ªtica. Durante la guerra en El Salvador, cuando ya est¨¢bamos en el proceso de paz, los insurgentes sopes¨¢bamos el contexto pol¨ªtico de nuestras operaciones y revis¨¢bamos incluso lo que estaba pasando en Estados Unidos, de tal manera que nuestras acciones no afectaran a nuestros aliados internacionales. ?C¨®mo se le ocurri¨® a las FARC realizar este ataque a pocas horas de que Obama hab¨ªa anunciado su intensi¨®n de sacar a Cuba de la lista de pa¨ªses que apoyan el terrorismo?, ?c¨®mo no pensaron en las implicaciones pol¨ªticas internacionales de esto, cuando 40 de sus dirigentes est¨¢n viviendo abiertamente en la Habana??
Matar a once militares a estas alturas del proceso de paz, rompiendo con su propia palabra empe?ada, no modifica a su favor la correlaci¨®n de fuerzas, por el contrario, los debilita, les resta credibilidad, aumenta su impopularidad, traiciona el apoyo de Cuba a la paz, los a¨ªsla m¨¢s internacionalmente, complica los esfuerzos del gobierno colombiano para inhibir acciones de la Corte Penal Internacional y dificulta el escenario pol¨ªtico que es ahora infinitamente m¨¢s importante que los tiros. El futuro es la pol¨ªtica y en pol¨ªtica cuentan la credibilidad, el apoyo popular, las alianzas y la capacidad de comunicar.
?Acaso piensan las FARC y el ELN que si continuaran en guerra habr¨ªa una revoluci¨®n en Colombia? ?Creen que podr¨¢n formar un ej¨¦rcito que derrotar¨¢ a las fuerzas militares? Millones de Latinoamericanos le han dado votos y gobiernos a las fuerzas de izquierda en casi todos los pa¨ªses, en tanto Cuba y Estados Unidos est¨¢n terminando su conflicto. En ese contexto, la persistencia de las guerrillas colombianas de continuar en armas las convierte en fuerzas reaccionarias que sirven para encarnar el miedo a la izquierda y en el principal lastre para que esta avance en Colombia. Cualquier barbaridad ocurrida y sufrida en el pasado no justifica ser pol¨ªticamente tan torpes como para seguir armados y matando. Barbaridades iguales o peores ocurrieron en los pa¨ªses donde ahora gobiernan las izquierdas. El proceso de paz es a estas alturas un camino sin retorno, pretender regresar al conflicto es un suicidio, lo sensato es acelerar. Tanto las FARC como el ELN deber¨ªan darse cuenta que ahora morir y matar ya no les sirve para nada.
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