Los porqu¨¦s de la par¨¢lisis europea en la crisis del Mediterr¨¢neo
La diferente percepci¨®n del problema entre los pa¨ªses del norte y del sur de la Uni¨®n y el ascenso de los populismos, entre las razones
![Luc¨ªa Abell¨¢n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fb01b0b3a-6468-4e3c-9bd7-304fdd9f8ebc.png?auth=eab1a38619081421a7df21cff9a9678bb329dc83a32c45168f1ca2fe1e137423&width=100&height=100&smart=true)
![La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, con varios ministros de Exteriores de la UE hoy en Luxemburgo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/AQOAA2JGO3FUB35T73754ORKOQ.jpg?auth=688921bc1cd4497624c3e7a31082a4571e9a1f53712226055470f332a6ab38de&width=414)
Bruselas es el ¨¢mbito al que se dirigen todas las miradas cuando los naufragios en el Mediterr¨¢neo sacuden la conciencia de los europeos. La reacci¨®n es acertada porque los extranjeros no buscan las costas italianas, maltesas o griegas, sino territorio europeo. Lo parad¨®jico es que el club comunitario tiene identidad conjunta pero carece de pol¨ªtica com¨²n en fronteras y migraciones.
Esa debilidad y el hecho de que la inmigraci¨®n constituya un asunto espinoso para la mayor parte de los gobernantes, aterrados por los r¨¦ditos que obtienen los partidos populistas en este terreno, lastran la actuaci¨®n europea. Los gobernantes exigen respuestas a las instituciones comunitarias, pero cuando la Comisi¨®n Europea ¨Cel brazo ejecutivo de la UE- plantea propuestas las rechazan por demasiado ambiciosas. Estas son algunas de las claves de la par¨¢lisis en el viejo continente:
Brecha norte-sur. Cuando se habla de desaf¨ªo migratorio en Europa, los pa¨ªses miembros se dividen en dos bloques que dibujan dos realidades paralelas. Italia, Malta, Espa?a, Grecia, Bulgaria y otros pa¨ªses con frontera exterior de la UE defienden lo innegable: que la mayor¨ªa de quienes se aventuran a salir de sus pa¨ªses irregularmente llegan a esos Estados y que gestionar esos flujos supone una enorme presi¨®n. Sus colegas del norte lo admiten, pero a?aden un argumento que en la pr¨¢ctica frena la solidaridad con el sur. Porque Suecia, Alemania, Francia y B¨¦lgica reciben la mayor parte de las demandas de asilo ¨Clas piden casi todos los inmigrantes que pueden alegar peligro en su propio pa¨ªs- presentadas en la UE. Es decir, esos inmigrantes pueden llegar a Malta pero despu¨¦s, si no son repatriados, viajar¨¢n a otros pa¨ªses europeos y pedir¨¢n estatus de refugiado en los Estados con un sistema de asilo m¨¢s ben¨¦volo (si les es posible llegar hasta el norte, claro). En ese contexto, el eje del norte pide al del sur mayor disposici¨®n a acoger a esos asilados y el del sur reprocha a sus vecinos vivir ajeno a las tragedias de los naufragios.
El miedo al efecto llamada. Algunos pa¨ªses miembros ¨Cliderados por Reino Unido- invocan un argumento envenenado para rechazar el remedio m¨¢s inmediato para frenar las muertes en el mar: dedicar m¨¢s recursos a la vigilancia y el salvamento mar¨ªtimo. Los brit¨¢nicos alegan que las mafias conocen perfectamente esa estrategia europea de salvar vidas y que no tienen escr¨²pulos en hacer naufragar deliberadamente las embarcaciones de inmigrantes cuando se aproximan a las costas. Estados como Italia responden que esa perversi¨®n en la actitud de los traficantes no puede eximir a la Uni¨®n Europea de su responsabilidad y que la alternativa, dejarlos morir para evitar ese efecto llamada, ser¨ªa mucho peor.
Crisis econ¨®mica y populismos. Son muchas las voces de expertos que aseguran que, con las proyecciones demogr¨¢ficas del continente, al menos una parte de la Uni¨®n Europea necesitar¨¢ mano de obra adicional para cubrir su oferta laboral. Pero a los pa¨ªses les cuesta abrir la puerta a los flujos migratorios legales porque creen que no ser¨ªan bien acogidos por un electorado a¨²n inmerso en una crisis que ha dejado como resultado una gran precariedad laboral en buena parte del territorio comunitario.
M¨¢s all¨¢ de los argumentos econ¨®micos que puedan sostener esa tesis, los l¨ªderes europeos responden a impulsos m¨¢s pol¨ªticos. En muchos pa¨ªses el ascenso de los populismos (el Frente Nacional en Francia, UKIP en Reino Unido, el Partido de la Libertad en Holanda o la extrema derecha en los pa¨ªses n¨®rdicos) cabalgan a lomos del supuesto perjuicio ¨Cecon¨®mico, pero tambi¨¦n de p¨¦rdida de valores- que ha causado la inmigraci¨®n en la UE. En lugar de tratar de contrarrestar el discurso, los dirigentes de partidos mayoritarios se colocan de perfil y optan por el inmovilismo con la esperanza de no perder a su electorado. ¡°Es cierto que el miedo al populismo influye, pero las oleadas de inmigrantes no han empezado ahora; ya exist¨ªan en los noventa. Y Europa se centra demasiado en el aspecto de seguridad interior, de protecci¨®n de las fronteras, en lugar de abordar el asunto de manera m¨¢s global¡±, esgrime Barah Mika?l, investigador de la casa europea de an¨¢lisis FRIDE.
Falta de influencia en la regi¨®n. La Uni¨®n Europea es siempre el primer contribuyente econ¨®mico cuando se producen crisis en la zona (Siria y Libia, pero tambi¨¦n en Palestina y en pa¨ªses africanos), pero le cuesta traducir esa cooperaci¨®n econ¨®mica en influencia pol¨ªtica y de gesti¨®n. ¡°La UE invierte mucho dinero, pero no llega a desarrollar proyectos que provoquen una mejora de las infraestructuras o reformas econ¨®micas en los pa¨ªses en dificultades; esas cantidades destinadas al desarrollo deber¨ªan haber permitido un papel pol¨ªtico m¨¢s evidente y una mayor presencia en la regi¨®n; es una debilidad pol¨ªtica europea¡±, argumenta el experto de FRIDE.
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