La rabiosa modernidad de la vieja pol¨ªtica
Los que esperan una revoluci¨®n en la manera de hacer campa?a en las pr¨®ximas elecciones se llevar¨¢n una decepci¨®n
De aqu¨ª a finales de 2015 se vivir¨¢ una intens¨ªsima ¨¦poca electoral en la joven democracia espa?ola, de enorme inter¨¦s para Europa y con notablemente m¨¢s variedad, energ¨ªa, debate y participaci¨®n ciudadana que en las elecciones reci¨¦n concluidas en la antigua democracia brit¨¢nica. Espa?a se convierte de repente en un laboratorio para el continente. Los boyantes partidos insurgentes representan experimentos cuyos resultados se estudiar¨¢n con atenci¨®n en el mundo pol¨ªtico europeo, incluso quiz¨¢ en Estados Unidos, donde Hillary Clinton se presentar¨¢ a las elecciones presidenciales el a?o que viene. El inter¨¦s residir¨¢ en ver si Podemos o Ciudadanos han dado con la f¨®rmula para despertar la ilusi¨®n de los j¨®venes, frustrados tantos de ellos con lo que llaman la vieja pol¨ªtica.
Pero ojo con esa frase. En el terreno de las ideas siempre existe espacio para la novedad, aunque dentro de un sistema democr¨¢tico liberal solo sea cuesti¨®n de matices, pero los que esperan una revoluci¨®n en la manera de hacer campa?a se llevar¨¢n una decepci¨®n. En cuanto a las reglas del juego electoral, las t¨¢cticas para conquistar las mentes y los corazones de los votantes, no hay nada nuevo bajo el sol. Por eso los candidatos espa?oles de todos los colores har¨ªan bien en analizar lo que pas¨® la semana pasada en Reino Unido, donde han estado votando desde hace 300 a?os, y se har¨ªan un favor incluso mayor si se fijaran en las lecciones contenidas en un manual electoral escrito 64 a?os antes de Cristo. Si lo hubiese estudiado Ed Miliband, el derrotado l¨ªder laborista brit¨¢nico, quiz¨¢ hoy ser¨ªa primer ministro en vez del conservador David Cameron que, lo hubiese le¨ªdo o no, sigui¨® casi al pie de la letra los consejos que el manual propone.
Alguien que s¨ª lo ley¨® fue James Carville, el genio que dirigi¨® la triunfante campa?a de Bill Clinton en 1992 e invent¨® la c¨¦lebre frase: ¡°Es la econom¨ªa, est¨²pido¡±. En un ensayo de 2012, Carville dijo que cuando inici¨® su carrera como estratega electoral, antes de trabajar con Clinton, cre¨ªa que las instrucciones que daba a sus clientes eran originales. ¡°Hasta que de repente entend¨ª¡±, confes¨®, ¡°que casi todo ya se hab¨ªa dicho hac¨ªa 2.000 a?os¡±. Se refer¨ªa al Commentariolum Petitionis, o El peque?o manual electoral, una carta escrita por Quinto Tulio Cicer¨®n a su m¨¢s c¨¦lebre hermano mayor, Marco Tulio, cuando ¨¦ste se present¨® a las elecciones para c¨®nsul de Roma.
Quinto Tulio no pretende dar a su hermano lecciones ideol¨®gicas, ni siquiera morales; solo le interesa ayudarle a ganar. Le ofrece una gu¨ªa pr¨¢ctica, incluso fr¨ªamente c¨ªnica, de utilidad para cualquiera en cualquier ¨¦poca que se presente a unas elecciones, un juego inevitablemente sucio, seg¨²n Quinto Tulio, en un mundo pol¨ªtico ¡°lleno de enga?o y traici¨®n¡±, en una sociedad donde uno ve ¡°arrogancia, testarudez, maldad, orgullo y odio¡± por todos lados.
El manual de Cicer¨®n
A continuaci¨®n, los seis consejos principales electorales que propone Quinto Tulio Cicer¨®n en su manual.
1. ¡°Que sepan los ricos que est¨¢s a favor de la paz y la estabilidad. Asegura a la gente com¨²n que siempre estar¨¢s de su lado¡ Es vital que utilices todos tus recursos para llegar a la audiencia m¨¢s amplia posible¡±.
2. ¡°Un candidato debe ser un camale¨®n, adaptando su mensaje a cada persona que conoce, cambiando su discurso como sea necesario¡; se mueve a la gente m¨¢s por apariencias que por la realidad¡±.
3. ¡°Debes aprender el arte de halagar a la gente, algo vergonzoso en la vida normal pero esencial si eres candidato¡±.
4. ¡°No estar¨ªa nada mal recordar a la gente lo canallas que son tus rivales y difamarlos cada vez que se presente la oportunidad con los cr¨ªmenes, esc¨¢ndalos sexuales y corrupci¨®n en la que han ca¨ªdo¡±.
5. ¡°No hagas promesas espec¨ªficas. Qu¨¦date en generalidades¡±.
6. ¡°Lo m¨¢s importante de tu campa?a es dar esperanza a la gente y generar sentimientos bondadosos hacia tu persona¡±.
Marco Tulio Cicer¨®n sigui¨® estas instrucciones y gan¨® las elecciones romanas de 64 antes de Cristo Ed Miliband, en 2015 despu¨¦s de Cristo, no, y las perdi¨®. Seg¨²n los veteranos del partido laborista que han estado haciendo cola para criticar a Miliband desde la cat¨¢strofe de la semana pasada, su pecado capital fue, precisamente, no cumplir con el punto n¨²mero uno de esta lista de consejos de Quinto Tulio: apelar a todos independientemente de su clase social, procurar capturar lo que hoy llamamos ¡°el centro¡±. Es decir, lo que hicieron, con enorme ¨¦xito, tanto Bill Clinton como Tony Blair.
Miliband, que abiertamente rechaz¨® el blairismo, sonaba en campa?a como si estuviera diciendo que su partido ¡°ayudar¨ªa a los pobres demonizando a los ricos¡±, seg¨²n Frank Field, antiguo ministro de Gobierno laborista. Miliband, m¨¢s intelectual que pragm¨¢tico, fiel a los ideales de la vieja izquierda marxista, cometi¨® un error suicida, agreg¨® Field, ¡°al dar la impresi¨®n de que quer¨ªa atacar a la gente que desea avanzar en la vida¡±. Peter Mandelson, el art¨ªfice de los triunfos de Blair, opin¨® que Miliband se present¨® equivocadamente como l¨ªder del proletariado en una trasnochada lucha de clases. ¡°Dio la impresi¨®n de que se opon¨ªa al capitalismo en vez de postularse a favor de lo que la gente quiere, un capitalismo responsable¡±, dijo Mandelson.
El partido conservador de Cameron, que consigui¨® 99 esca?os m¨¢s que los laboristas, fue m¨¢s fiel a los mandamientos ciceronianos. Cameron fue todo para todos. Considerado por muchos como una versi¨®n tory de Tony Blair, su mensaje fue m¨¢s inclusivo, menos ideol¨®gicamente radical que el de Miliband, correspondiendo m¨¢s con el de la famosa ¡ªy por definici¨®n camale¨®nica¡ª tercera v¨ªa de Blair ¡ªno tanto una ideolog¨ªa como una receta para ganar elecciones¡ª. Prometi¨® invertir m¨¢s dinero en los servicios p¨²blicos, pero sin jam¨¢s explicar espec¨ªficamente c¨®mo lo har¨ªa. Fue m¨¢s negativo que Miliband en cuanto a ¡°las canalladas¡± de su rival ¡ªrecordando varias veces que Miliband hab¨ªa matado pol¨ªticamente a su propio hermano para asumir el liderazgo de su partido¡ª. Y aunque ambos candidatos a primer ministro inevitablemente procuraron ofrecer esperanza a los ciudadanos, Cameron, present¨¢ndose como un administrador m¨¢s fiable, lo hizo con mayor efectividad.
La ciencia ha avanzado desde los tiempos romanos y han surgido nuevas ideolog¨ªas y nuevos mecanismos para gobernar pero ni Twitter, ni la televisi¨®n han modificado en lo esencial el comportamiento del ser humano, ni tampoco los m¨¦todos para conseguir su apoyo electoral. Somos igual de susceptibles a los halagos y a las promesas vac¨ªas, igual de susceptibles a l¨ªderes astutos que entienden, como tambi¨¦n se?al¨® Quinto Tulio, que ¡°la gente se deja llevar m¨¢s por la apariencia que la realidad¡±. El mensaje que nos llega de la antig¨¹edad no es gratificante pero sigue siendo tan verdad hoy como hace 2.000 a?os. Como acaba de demostrar el idealista, intelectual y fracasado Ed Miliband, los pol¨ªticos que prosperan son los que se relacionan con el mundo como es, no como ellos quisieran que sea.
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