El infierno de los mineros turcos
La tasa r¨¦cord de mortalidad en la miner¨ªa cuestiona el intervencionismo del Gobierno
Oguz Arkan no quer¨ªa bajar al pozo. No es que fuera un cobarde: tanto ¨¦l como sus cuatro hermanos, los maridos de sus dos hermanas y su propio padre hab¨ªan trabajado en la miner¨ªa desde que tuvieron edad para cargar con una pala. ?A que otra cosa iba a dedicarse habiendo nacido en la ciudad minera de Soma? Pero en el pozo de Eynez hab¨ªa algo extra?o, siniestro. La tragedia llevaba tiempo anunci¨¢ndose en sus oscuras paredes, en cada palada de carb¨®n.
¡°En algunos lugares ni siquiera llegaba el aire, y en los pasillos la temperatura ascend¨ªa demasiado r¨¢pido en cuanto bajabas unos metros. A algunos trabajadores no les daban botas y ten¨ªan que trabajar con zapatos de calle¡±, relata Oguz Arkan con manos temblorosas. ?l s¨®lo aguant¨® tres meses en esa mina y luego trat¨® de convencer a dos de sus otros hermanos de que le siguieran a otro pozo. S¨®lo uno le hizo caso y dej¨® su empleo el viernes 9 de mayo del pasado a?o. Cuatro d¨ªas despu¨¦s, una explosi¨®n a dos kil¨®metros bajo la superficie desat¨® un incendio convirtiendo la mina de Eynez en un infierno.
301 muertos
Nada m¨¢s escuchar la noticia, Oguz dej¨® su puesto en un pozo cercano y corri¨® al de Eynez a buscar a su hermano: ¡°Fui de los primeros en entrar tras el accidente. Hab¨ªa cad¨¢veres por todas partes¡±. Veysel, el hermano de Oguz que decidi¨® continuar trabajando en el pozo de Eynez, era uno de los 301 mineros que ese d¨ªa perdi¨® la vida en la que hasta ahora ha sido el mayor accidente minero de la historia de Turqu¨ªa. La respuesta del entonces primer ministro y hoy presidente del pa¨ªs, Recep Tayyip Erdogan, fue que morir ¡°est¨¢ escrito en el destino de los mineros¡±.
Mientras en China y otros pa¨ªses productores de carb¨®n como India, Indonesia o Sud¨¢frica los accidentes mortales se han reducido considerablemente durante los ¨²ltimos 15 a?os gracias a la mejora en las condiciones de seguridad laboral, en Turqu¨ªa no han hecho sino aumentar. Por ejemplo, en 2002, China registr¨® 6.995 muertes de mineros del carb¨®n, cifra que ha logrado reducir progresivamente hasta las 931 de 2014. En cambio, en Turqu¨ªa han pasado de 17 en 2002, a 105 en 2010 y 383 en 2014.
Tr¨¢gico r¨¦cord de siniestralidad
China es, de lejos, el pa¨ªs en que m¨¢s mineros fallecen cada a?o, pues en la ¨²ltima d¨¦cada han muerto m¨¢s de 25.000 obreros en los pozos de carb¨®n del gigante asi¨¢tico, que es tambi¨¦n el mayor productor del mundo. Sin embargo, si comparamos el n¨²mero de muertes con el volumen de la miner¨ªa del carb¨®n, Turqu¨ªa ¡ªel 12? productor global de carb¨®n¡ª es l¨ªder mundial en siniestralidad. En 2014, cinco mineros turcos murieron por cada mill¨®n de toneladas extra¨ªdas, casi veinte veces m¨¢s que en China.
Es cierto que la estad¨ªstica de Turqu¨ªa se ha visto afectada por el accidente de Soma, pero en los ¨²ltimos a?os, las muertes de trabajadores en las minas de carb¨®n turcas se ha situado en torno a una por cada mill¨®n de toneladas, mientras en las chinas la tasa de mortalidad se ha reducido hasta 0,3 y en las de Estados Unidos, el segundo mayor productor mundial, a 0,01.
La raz¨®n hay que buscarla en el modo en que se llev¨® a cabo la privatizaci¨®n de las minas turcas a partir de 2004, a?o en que el n¨²mero de accidentes se dispar¨®. ¡°Durante 35 a?os de gesti¨®n p¨²blica de los pozos de Soma s¨®lo muri¨® una persona¡±, subraya ?zg¨¹r ?zel, diputado opositor que dos semanas antes de la tragedia hab¨ªa presentado ante el Parlamento un informe advirtiendo de la escasa seguridad en las minas de Soma y proponiendo soluciones, pero que fue rechazado por la mayor¨ªa del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). ¡°Con una inversi¨®n en seguridad de un d¨®lar por tonelada de carb¨®n se podr¨ªan evitar estos accidentes¡±, a?ade ?zel en un encuentro organizado por la asociaci¨®n Platform24.
¡°El Gobierno entreg¨® estas minas a empresas cercanas a su partido, que no tienen la m¨¢s m¨ªnima experiencia en miner¨ªa y son insaciables: de donde antes se sacaba una tonelada de carb¨®n ahora quieren sacar tres, y presionan para ir m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s profundo, sin tener en cuenta que hay mucho gris¨²¡±, explica a este diario el presidente del sindicato minero DevMaden, Tayfun G?rg¨¹n.
La relaci¨®n entre las empresas gestoras de los varios pozos de Soma y el Gobierno del AKP es palpable. Hidayet Merdim, un minero que fue rescatado con vida tras 29 horas atrapado en el pozo de Eynez, asegura que ¨¦l y otros trabajadores han sido amenazados por su jefe con el despido si no votan por el partido islamista moderado. Otros mineros denuncian que, cada vez que en los alrededores hay un m¨ªtin del AKP, los trabajos en la mina paran y los obreros son obligados a asistir.
Los intereses del Gobierno
Hay otro nexo. Una parte nada desde?able de las ayudas sociales del Gobierno del AKP consiste en repartir carb¨®n para las estufas de los hogares m¨¢s pobres (cada a?o se distribuyen unos 2 millones de toneladas). ¡°La mayor¨ªa de este carb¨®n procede de Soma y el Gobierno necesita que su precio sea bajo¡±, afirma Kamil Kartal, presidente de la Asociaci¨®n Derechos Sociales de Soma. A cambio, el Ejecutivo ha hecho la vista gorda y ninguna de las inspecciones laborales previas al accidente encontr¨® nada que registrar en sus informes pese a las continuas quejas de los mineros. De hecho, la mayor¨ªa de las minas de Soma han reabierto tras el accidente y los obreros han vuelto al tajo, pese a temer que la tragedia se vuelva a producir.
¡°Lo importante es que a partir de ahora las inspecciones sean m¨¢s estrictas y los trabajadores cumplan las normas de seguridad laboral¡±, arguye Recai Berber, diputado del AKP por la provincia de Manisa, en la que se encuentra Soma. Sin embargo, en el banquillo del juicio por el accidente del pozo Eynez de Soma s¨®lo se sientan los directivos de la empresa que gestionaba la mina, ya que el Gobierno ha vetado la imputaci¨®n de cualquier cargo p¨²blico.
Un a?o despu¨¦s de la tragedia de Soma, los familiares de las v¨ªctimas no han recibido m¨¢s que una peque?a parte de las indemnizaciones prometidas por el Gobierno y los que fueron rescatados heridos ni siquiera eso: el pasado noviembre los 2.831 trabajadores del pozo de Eynez que quedaban fueron despedidos. Algunos de ellos, entre susurros de verg¨¹enza, confiesan: ¡°Ojal¨¢ hubi¨¦semos muerto, as¨ª al menos algo les hubiesen dado a nuestras familias¡±.
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