Hillary Clinton afronta nuevas dudas sobre su honestidad
Los donativos a la fundaci¨®n familiar, los cobros por discursos y los correos electr¨®nicos ocultos marcan la nueva campa?a
Hillary Clinton, aspirante dem¨®crata a la Casa Blanca, afronta nuevas dudas sobre su honestidad. Desde que en abril anunci¨® su candidatura a las presidenciales de 2016, el goteo es incesante: donativos interesados a su fundaci¨®n filantr¨®pica, cobros millonarios por sus discursos y por los de su marido, el expresidente Bill Clinton, correos electr¨®nicos ocultos en su etapa como secretaria de Estado. Por ahora nadie ha probado ninguna ilegalidad y los efectos en los sondeos son m¨ªnimos.
Los Clinton son una presencia constante para los estadounidenses desde hace d¨¦cadas. Sus falsos y verdaderos esc¨¢ndalos, de Whitewater a Lewinsky, forman parte del vocabulario pol¨ªtico de este pa¨ªs.
Una imagen, pr¨®xima a la caricatura, se ha afianzado con los a?os en el mundo medi¨¢tico y pol¨ªtico: la de una pareja, Bill y Hillary Clinton, siempre al filo de la legalidad o de lo ¨¦ticamente aceptable. Con los Clinton, que llevan casi cuarenta a?os en el poder o en sus aleda?os, cada gesto es susceptible de llevar una intenci¨®n oculta; cada negocio, un indicio de corrupci¨®n.
Una figura clave de la pol¨ªtica estadounidense, que ayuda a entender muchas obsesiones del Washington contempor¨¢neo, es Richard Nixon, el presidente que cay¨® por el esc¨¢ndalo Watergate. Es el t¨¦rmino comparativo que usan algunos detractores de Hillary Clinton, candidata a las presidenciales de noviembre de 2016. ¡°No es Nixon. No hay pruebas de que haya hecho nada parecido a lo que ocurri¨® en la Administraci¨®n Nixon¡±, zanja el historiador Julian Zelizer. ¡°Pero vive bajo la sombra de Nixon¡±. Como todos los pol¨ªticos desde los a?os 70, a?ade.
La campa?a de Hillary Clinton ¡ªex primera dama, exsenadora, ex secretaria de Estado- arranc¨® a mediados de abril. Desde entonces no hay semana que no se filtre o se divulgue una informaci¨®n que alimente la desconfianza.
FILANTROP?A Y PODER
Bill Clinton, presidente entre 1993 y 2001, se dedic¨® a la filantrop¨ªa tras dejar la Casa Blanca. El nombre actual de la fundaci¨®n es Bill, Hillary & Chelsea Clinton Foundation.
Los donativos extranjeros est¨¢n prohibidos en las campa?as de EE UU para evitar injerencias. Pero no a las fundaciones.
La fundaci¨®n se ha impuesto restricciones: s¨®lo seis gobiernos podr¨¢n seguir donando direcamente y las actividades en el extranjero se restringen.
Ya ocurri¨® en 2008, cuando se enfrent¨® a Barack Obama en las primarias para la nominaci¨®n dem¨®crata y Obama bas¨® parte de su estrategia en minar la credibilidad de Clinton. Ahora el foco apunta a la Fundaci¨®n Clinton. El trabajo filtrantr¨®pico de la fundaci¨®n est¨¢ fuera de duda. El problema son los donativos de individuos, empresas y gobiernos extranjeros. Cuando Obama nombr¨® a Clinton secretaria de Estado, en 2009, aflor¨® la posibilidad de que otros pa¨ªses influyeran, por medio de la fundaci¨®n, en la pol¨ªtica exterior de EE UU.
En las ¨²ltimas semanas se ha publicado un libro ¡ªClinton cash, del conservador Peter Schweizer- e investigaciones en la prensa que arrojan m¨¢s sospechas. The New York Times se centr¨® en los donativos ¡ªmillones de d¨®lares- de inversores de un fabricante canadiense de uranio interesado en que la Administraci¨®n Obama, mientras Clinton era secretaria de Estado, aprobase su venta a la agencia at¨®mica rusa, Rosatom.
La Administraci¨®n acab¨® aprobando la venta. No hay pruebas de que Clinton participara en la autorizaci¨®n, ni de que esta tuviera que ver con el donativo. Pero la apariencia de conflicto de intereses y de b¨²squeda de favores extiende una sombra sobre la candidata.
¡°Los Clinton¡±, dice Zelizer, ¡°llevan mucho tiempo en pol¨ªtica, y este es un sistema en que el dinero se halla por doquier¡±. El corolario: es inevitable que ambos carguen con un bagaje inc¨®modo y que el dinero ¡ªel que han cobrado o el que ha recibido su fundaci¨®n- est¨¦ bajo lupa. Tambi¨¦n lo est¨¢ su credibilidad, su fiabilidad: el car¨¢cter, como dicen en EE UU. Es decir, la honestidad.
Episodios recientes apuntan en esta direcci¨®n. Primero, el de los correos electr¨®nicos de Clinton durante su etapa al frente del Departamento de Estado, correos privados aunque su uso era profesional. Y segundo, el de los ingresos por los discursos de ambos, algunos financiados por entidades con intereses en EE UU: m¨¢s de 25 millones de d¨®lares desde el inicio 2014.
Nada de esto parece da?arla ante los votantes. En los sondeos, Clinton saca m¨¢s de un 50% de votos a cualquier rival dem¨®crata en las primarias y batir¨ªa a cualquier republicano en las presidenciales.
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