Orgullo e inquietud en las calles griegas tras el ¡®no¡¯ en la consulta
La satisfacci¨®n de muchos griegos por el resultado se mezcla con la incertidumbre
La victoria del no en el refer¨¦ndum griego se ha producido en un pa¨ªs que cumple su octavo d¨ªa de corralito, la puntilla para una Grecia sumida en la depresi¨®n econ¨®mica tras cinco a?os de medidas de austeridad. Aun as¨ª, muchos atenienses defienden su decisi¨®n de rechazar la ¨²ltima propuesta europea como un acto de desaf¨ªo a lo que consideran ¡°imposiciones¡± de Alemania, mientras que otros viven la situaci¨®n sumidos en la incertidumbre.
¡°Nuestro futuro est¨¢ en manos de Dios¡±, se lamenta el propietario de un quiosco de Atenas. Durante la ¨²ltima semana apenas ha vendido peri¨®dicos o chocolatinas. S¨®lo tabaco. ¡°?C¨®mo voy a vender, si nadie tiene dinero? S¨®lo se compra lo b¨¢sico¡±.
La situaci¨®n es la inversa en el cercano Mercado Central: ¡°No hemos parado de trabajar en toda la semana, porque los canales de televisi¨®n amedrentaron a la gente y muchos ven¨ªan a acopiar comida¡±, relata el carnicero Vangelis, que se muestra contento con el resultado del refer¨¦ndum: ¡°Hemos hablado como pueblo y dicho basta a las medidas de austeridad. Ahora la UE tendr¨¢ que cerrar un nuevo acuerdo, porque si nos vamos del euro, detr¨¢s vendr¨¢n Portugal, Espa?a e Italia. No estamos locos, s¨®lo queremos que se nos trate con respeto¡±.
Las presiones de l¨ªderes europeos a favor del s¨ª han tocado la fibra de un pa¨ªs muy nacionalista: ¡°Si a los griegos se nos quiere imponer algo, nosotros nos ponemos en contra, y por eso hemos dicho no, igual que Metaxas¡±. En 1940, el dictador heleno Ioannis Metaxas se neg¨® a que sus socios fascistas ocupasen Grecia, lo que a la postre result¨® en una declaraci¨®n de guerra de Italia y Alemania y una cruel ocupaci¨®n. ¡°Pero al final echamos al mar a los alemanes. Y ahora hemos vuelto a demostrar que no les tememos¡±.
Un lustro de crisis ha dejado las calles de la lonja en estado cochambroso, pero a¨²n es una animada plaza para el debate. En uno de los laterales del mercado, Panayotis conversa con otros dos parados y el ocioso empleado de un local de quinielas. ¡°Este no es un s¨ª a quedarnos en Europa, pero con mejores condiciones. Hasta ahora est¨¢bamos en una situaci¨®n de esclavitud y este no nos hace libres¡±, apunta uno de los contertulios. No temen que se fuerce a Grecia de dejar la eurozona. ¡°?No es la UE una familia? A un hijo no se le echa de casa as¨ª como as¨ª. El problema es que abandonamos nuestros dracmas, pesetas, liras o florines para tener una moneda alemana, pero sin que haya una Constituci¨®n o un Gobierno que la dirija¡±, se queja Panayotis. ¡°La eurozona no es democr¨¢tica, la gobiernan Alemania y los bancos¡±, zanja.
Otros, como Dimitris, propietario de una tienda de ropa infantil y votante del s¨ª, est¨¢n muy preocupados por la incertidumbre tras el refer¨¦ndum. ¡°No tenemos ni idea de lo que suceder¨¢. Y la situaci¨®n para nosotros es muy dura: en las ¨²ltimas semanas no vendemos nada¡±. ¡°La situaci¨®n no es mala, es tr¨¢gica¡±, a?ade Yorgos Andakis: ¡°Hay d¨ªas que cerramos caja sin haber hecho un solo euro¡±. Sin embargo, apunta este comerciante textil, ¡°no se debe s¨®lo al corralito, es porque tras a?os de crisis, la gente no tiene dinero¡±. Unos pocos, como Yorgos, propietario de un puesto de baratijas, apuestan por medidas contundentes: ¡°Hay que salirse del euro. La Uni¨®n Europa es una gran mentira¡±.
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