Europa madrastra
Tsipras ha recibido un duro correctivo tras haber humillado a Merkel y a la troika
La pedagog¨ªa europea es dolorosa. Se aprende en los fracasos y se toman las lecciones en el castigo de unos acuerdos adoptados bajo amenaza. Dice bien el viejo dicho castellano: la letra con sangre entra.Tsipras gan¨® el refer¨¦ndum y humill¨® a Merkel y a la troika. Ech¨® a Varufakis (o Varufakis se zaf¨® de un acuerdo que sab¨ªa tan inevitable como oneroso) y arm¨® una nueva coalici¨®n parlamentaria con las fuerzas de centro. Pero no le sirvi¨® para nada.
Ese acuerdo es peor que cualquier otro obtenido antes del refer¨¦ndum. Paga la osad¨ªa de consultar a los griegos y todav¨ªa m¨¢s el descaro de encerrarles en un corralito durante al menos esos quince d¨ªas que ha durado el martirio. Quiso exhibir que sus conciudadanos pod¨ªan decidir por s¨ª solos y que pod¨ªan hacerlo en sentido contrario a lo que le dec¨ªa la troika y ha quedado demostrado que no ha valido para nada.
Los griegos ni tienen derecho a decidir ni son independientes. La escasa soberan¨ªa que les pod¨ªa quedar ha quedado acotada por la hiper intervenci¨®n dise?ada en el acuerdo adoptado por unanimidad en el Consejo Europeo. Grecia ser¨¢ gobernada desde Bruselas hasta unos detalles como no se hab¨ªan visto en ninguna intervenci¨®n anterior de la troika.
Ganar un refer¨¦ndum y perder la negociaci¨®n entera no es un buen negocio pol¨ªtico para quien lo hace. Su cabeza huele a p¨®lvora. Requerir¨¢ un nuevo gobierno m¨¢s amplio, probablemente de salvaci¨®n y emergencia nacional, y elecciones lo m¨¢s pronto posible, e incluso ambas cosas.
Tsipras paga con creces y con sangre, pero puede sentirse aliviado. Sin Francia hubiera podido ser peor. Grecia no se va del euro. Y menos todav¨ªa de Europa. Ni la echan ni tiene que irse de su propio pie. Eso que tiene ahora, como lo que ten¨ªa antes, es muy malo, pero todav¨ªa era peor lo que le esperaba si quedaba a la intemperie. Puede anotarse el m¨¦rito de que en el momento decisivo, en el l¨ªmite, no ha da?ado m¨¢s a la eurozona ni a la Uni¨®n Europea, como hubiera sucedido con una salida precipitada: Grexit era letal para Grecia pero muy da?ino para el euro y para todos.
Esta dolorosa clase magistral europea no ha terminado todav¨ªa. Las heridas infligidas son muchas y serias. Grecia desafi¨® la regla de juego, la solidaridad entre gobiernos y el respeto de las soberan¨ªas ajenas: Finlandia, que no quer¨ªa su rescate, vale tanto como Grecia; y los votos de los griegos, como los de los ciudadanos de cada uno de los pa¨ªses del Eurogrupo.
Hay que evitar ahora que Europa aparezca como la madrastra cruel que solo exige castigos. Es una tarea cuya mayor responsabilidad recae sobre Angela Merkel y que solo se resuelve con m¨¢s Europa y mayor crecimiento econ¨®mico, es decir, m¨¢s pol¨ªtica europea y menos austeridad.
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