Varoufakis: ¡°No voy a aceptar esto, que no cuenten conmigo¡±
El exresponsable ofrece su punto de vista tras su dimisi¨®n y antes de que su pa¨ªs firmara el pacto con los acreedores
Pregunta: ?Qu¨¦ tal est¨¢ despu¨¦s de dimitir?
Respuesta: Me encuentro muy bien, sin esa vida enloquecida, absolutamente inhumana, durmiendo dos horas al d¨ªa durante cinco meses, con la presi¨®n de negociar una postura que me resultaba dif¨ªcil de defender. Hab¨ªa muchas cosas interesantes, pero tambi¨¦n, al estar dentro, se confirmaron mis peores temores. La total falta de escr¨²pulos democr¨¢ticos de los supuestos defensores de la democracia europea. Saber que nuestro an¨¢lisis y el de ellos era el mismo y que, al mismo tiempo, nos miraban de frente y nos dec¨ªan: ¡®Ten¨¦is raz¨®n, pero os vamos a aplastar de todas formas¡¯.
P. Usted ha dicho que los acreedores no le soportaban ¡°porque en el eurogrupo intento hablar de econom¨ªa, que es algo que no hace nadie¡±.
R. No es que sentara mal, es que se negaban por completo a debatir argumentos econ¨®micos. Era plantear un argumento que te hab¨ªas preparado mucho para asegurar su coherencia l¨®gica y encontrarte con miradas en blanco. Como si no hubieras hablado. Y eso resulta llamativo para alguien acostumbrado al debate acad¨¦mico, en el que la otra parte siempre responde.
P. Cuando lleg¨® usted, a principios de febrero, no habr¨ªa una postura unificada...
R. Hab¨ªa varios que simpatizaban con nosotros a nivel personal, a puerta cerrada, sobre todo representantes del FMI. Pero dentro del eurogrupo, aparte de unas cuantas palabras amables, nada. [El ministro alem¨¢n de Finanzas, Wolfang] Sch?uble siempre mantuvo la misma actitud: ¡®El programa no se discute, porque el gobierno anterior lo acept¨® y no vamos a cambiar por una elecci¨®n. Con 19 pa¨ªses, siempre hay alguna elecci¨®n pendiente y, si cada vez cambi¨¢ramos las cosas, los contratos entre nosotros no tendr¨ªan ning¨²n valor¡¯. Entonces tuve que responder que quiz¨¢ no habr¨ªa que celebrar elecciones en los pa¨ªses endeudados, y nadie me respondi¨®, un silencio que solo puedo interpretar como que les parec¨ªa buena idea pero dif¨ªcil de llevar a la pr¨¢ctica. As¨ª que el que no firmara se quedar¨ªa fuera.
P. ?Y Merkel?
R. No ten¨ªa ninguna relaci¨®n con ella, porque los ministros de Finanzas hablan con sus hom¨®logos, y el primer ministro es el que habla con la canciller. Me da la impresi¨®n de que ella era muy distinta. Intentaba tranquilizar a Tsipras, mientras que yo no o¨ªa nada similar ni del jefe del eurogrupo ni de Sch?uble, que eran mucho m¨¢s tajantes. Desde el principio [a principios de febrero].
¡°Nunca pens¨¦ que deb¨ªamos abandonar la moneda directamente
P. ?Y entonces por qu¨¦ aguant¨® hasta el verano?
R. Porque no ten¨ªa alternativa. Nuestro Gobierno ten¨ªa el encargo de negociar, de crear el espacio y el tiempo para llegar a un acuerdo. No de pelearnos con los acreedores... La negociaci¨®n fue interminable porque la otra parte se negaba a hacer concesiones. Insist¨ªan en un acuerdo global, es decir, en hablar de todo, que, en mi opini¨®n, equivale a no querer hablar de nada. No hac¨ªan ninguna propuesta. Por ejemplo, con el IVA. Despu¨¦s de pedirnos que les di¨¦ramos todos los datos de las empresas estatales, que rellen¨¢ramos infinitos cuestionarios y present¨¢ramos nuestras ideas, antes de poder negociar un acuerdo, cambiaban de tema y empezaban a hablar, por ejemplo, de privatizaciones. Les present¨¢bamos nuestra propuesta, la rechazaban y pasaban a hablar de las pensiones, o del mercado de trabajo, y as¨ª sucesivamente.
Yo pens¨¦ desde el principio que nuestro pa¨ªs estaba muy mal, que sin duda deb¨ªamos implantar reformas. Como era urgente y hab¨ªa muchas presiones, le dec¨ªa todo el tiempo a la troika que nos pusi¨¦ramos de acuerdo en tres o cuatro reformas importantes e inmediatas para que el BCE relajara las restricciones de dinero. Entonces aprobar¨ªamos las reformas en el Parlamento y seguir¨ªamos negociando. Pero ellos quer¨ªan todo desde el primer momento. Dijeron que, si aprob¨¢bamos cualquier ley, lo considerar¨ªan una acci¨®n hostil y filtrar¨ªan a la prensa que est¨¢bamos haci¨¦ndoles perder tiempo. Era una aut¨¦ntica trampa. Hasta que el FMI, cuando est¨¢bamos ya casi sin dinero, present¨® unas reformas que eran imposibles de aceptar.
P. ?Intentaron colaborar con otros pa¨ªses endeudados?
R. No, porque dejaron muy claro desde el principio que era nuestros peores enemigos, sobre todo si logr¨¢bamos un acuerdo m¨¢s favorable para Grecia que les dejara en mal lugar ante sus propios ciudadanos.
Sobre el acuerdo: ¡°No estoy dispuesto a aceptarlo. Que no cuenten conmigo¡±
P. ?Y con partidos simpatizantes, como Podemos?
R. La verdad es que no. Siempre hemos tenido buena relaci¨®n con ellos, pero no pod¨ªan hacer nada, no ten¨ªan voz en el eurogrupo y, de hecho, cuanto m¨¢s hablaban en favor de nosotros, m¨¢s hostil se mostraba el ministro de Econom¨ªa espa?ol.
P. ?Cu¨¢l es el mayor fallo del funcionamiento del eurogrupo?
R. El problema es que es un grupo sin existencia legalmente reconocida, sin un tratado que lo sustente, pero con el m¨¢ximo poder para decidir sobre las vidas de los europeos. No responde ante nadie, no hay actas de las reuniones, y es confidencial. De modo que ning¨²n ciudadano se entera nunca de lo que se discute. A pesar de que son decisiones casi de vida o muerte.
P. ?Y el grupo est¨¢ controlado por las actitudes alemanas?
R. No por las actitudes, sino por el ministro de Finanzas de Alemania. Es una orquesta muy afinada, dirigida por ¨¦l. A veces, la orquesta desafina, pero ¨¦l se encarga de que vuelva al redil.
P. ?No hay ning¨²n poder alternativo, por ejemplo el franc¨¦s?
R. El ministro franc¨¦s es el ¨²nico que se ha apartado de la l¨ªnea alemana, pero de forma muy sutil, con lenguaje juicioso y sin oponerse del todo. Y al final, cuando Sch?uble reaccionaba y marcaba la postura oficial, el ministro franc¨¦s siempre acababa por aceptarla.
P. En su ensayo de 2013 sobre Marx dec¨ªa que una salida de Grecia, Portugal o Italia de la eurozona producir¨ªa la fragmentaci¨®n del capitalismo europeo, e insinuaba que esa situaci¨®n no beneficiar¨ªa a la izquierda progresista sino m¨¢s bien a los nazis de Amanecer Dorado, los diversos neofascistas y xen¨®fobos europeos. ?Sigue pensando que un Grexit ayudar¨ªa sin remedio a Amanecer Dorado?
R. No me gustan las versiones deterministas de la historia. Syriza se ha convertido en una fuerza muy dominante. Si consigui¨¦ramos arreglar la situaci¨®n y tener una salida [del euro] digna, el resultado podr¨ªa ser otro. Pero dudo de que seamos capaces, porque para gestionar el desplome de una uni¨®n monetaria hace falta mucha pericia, y no estoy seguro de que en Grecia la tengamos sin ayuda externa
P. La idea de la salida debe de haberle rondado desde el primer d¨ªa...
R. Por supuesto.
P. ?Se prepararon para ello?
R. S¨ª y no. Ten¨ªamos un peque?o grupo, un gabinete de guerra dentro del ministerio, unas cinco personas para preparar sobre el papel todo lo que habr¨ªa que hacer. Pero una cosa es hacerlo en teor¨ªa y otra preparar al pa¨ªs.
P. Y en sus ¨²ltimas semanas, ?sinti¨® que se dirig¨ªan hacia esa decisi¨®n?
R. Mi opini¨®n era que deb¨ªamos tener mucho cuidado para no activarla. No quer¨ªa que se convirtiera en una profec¨ªa autocumplida. Pero tambi¨¦n pensaba que, en cuanto el eurogrupo cerrase los bancos, deber¨ªamos impulsar el proceso.
¡°La eurozona es un lugar inc¨®modo para personas decentes¡±
P. Es decir, hab¨ªa dos opciones, una salida inmediata o imprimir pagar¨¦s y hacerse con el control del Banco de Grecia, que quiz¨¢ podr¨ªa haber precipitado la salida.
R. Claro, nunca pens¨¦ que deb¨ªamos abandonar directamente la moneda. Mi postura era que, si cerraban los bancos, que era una medida incre¨ªblemente fuerte y agresiva, deber¨ªamos responder en la misma medida pero sin cruzar el punto de no retorno. Deber¨ªamos emitir nuestros propios pagar¨¦s o anunciar la emisi¨®n de nuestra propia liquidez en euros, recortar los bonos griegos de 2012 que ten¨ªa el BCE o al menos anunciar nuestra intenci¨®n de hacerlo, y hacernos con el control del Banco de Grecia. Eran mis tres medidas en caso de que el BCE cerrase nuestros bancos.
Advert¨ª a mis colegas de que iba a pasar, para obligarnos a aceptar un acuerdo humillante. Pero, cuando lleg¨® el momento --ante la incredulidad de muchos de ellos--, mi propuesta fue rechazada. Solo me apoy¨® otro ministro. Me ordenaron cerrar los bancos de acuerdo con el BCE y el Banco de Grecia y, aunque estaba en contra, lo hice porque acepto las decisiones colectivas.
Entonces se celebr¨® el refer¨¦ndum, que nos dio nuevo impulso y nos habr¨ªa permitido tomar esas medidas, pero esa misma noche el gobierno decidi¨® que el restallante No del pueblo no iba a dinamizar nuestra respuesta, sino que iba a servir para hacer concesiones importantes: nuestro primer ministro se reunir¨ªa con los l¨ªderes pol¨ªticos e iba a aceptar que, ocurriera lo que ocurriera, nunca nos mostrar¨ªamos agresivos. En definitiva, nos hab¨ªamos rendido. Dejamos de negociar.
P. Cambiando de tema, ?puede usted explicar en t¨¦rminos sencillos sus objeciones al Capital de Piketty?
R. Antes que nada, me da mucha verg¨¹enza, porque Piketty nos ha dado a m¨ª y al Gobierno un apoyo extraordinario, y yo hice una cr¨ªtica horrible de su libro. Le agradezco mucho su postura de los ¨²ltimos meses. Pero mis cr¨ªticas siguen siendo v¨¢lidas. Tiene raz¨®n en sus sentimientos sobre las desigualdades pero su an¨¢lisis est¨¢ equivocado.
P. ?El problema est¨¢ en su forma de medir la riqueza?
R. S¨ª, utiliza una definici¨®n de capital que hace que el capital sea imposible de comprender; es una contradicci¨®n.
¡°Grecia debe dejar de fingir que ha resuelto el problema¡±
P. Volvamos a la crisis. ?Qu¨¦ relaci¨®n tiene con [Alexis] Tsipras?
R. Le conozco desde finales de 2010; en esa ¨¦poca yo era un destacado cr¨ªtico del gobierno, pese a haberlo apoyado anteriormente. Ten¨ªa amistad con la familia Papandreu --sigo teni¨¦ndola--, pero llam¨® la atenci¨®n que un antiguo asesor dijera que est¨¢bamos negando la existencia de la bancarrota y tratando de ocultarla con nuevos pr¨¦stamos insostenibles. Tsipras era un l¨ªder muy joven que quer¨ªa entender lo que estaba pasando y construir su posici¨®n.
P. ?Recuerda su primer encuentro?
R. S¨ª. A finales de 2010, en una cafeter¨ªa. Est¨¢bamos tres, y recuerdo que no ten¨ªa muy clara su opini¨®n sobre el dracma frente al euro, las causas de la crisis, y yo en cambio ten¨ªa opiniones muy firmes. Iniciamos un di¨¢logo que se prolong¨® durante a?os, y creo que pude influir en su posici¨®n.
P. ?Qu¨¦ siente ahora, despu¨¦s de cuatro a?os y medio, al no estar ya a su lado?
R. No lo siento as¨ª, seguimos estando muy pr¨®ximos. Ha sido una despedida muy amistosa. Nunca tuvimos un conflicto entre nosotros. Y tambi¨¦n tengo muy buena relaci¨®n con Euclides Tsakalotos [el nuevo ministro de Finanzas].
P. ?Ha hablado con ellos esta semana?
R. Con Tsipras no, pero con Euclides s¨ª, es un buen amigo, y no envidio en absoluto su situaci¨®n [risa ir¨®nica].
P. ?Le sorprender¨ªa que dimitiera Tsipras?
R. Ya no me sorprende nada, nuestra eurozona es un lugar inc¨®modo para las personas decentes. Tampoco me sorprender¨ªa que se quede y acepte un p¨¦simo acuerdo. Comprendo que se siente obligado con los que nos han apoyado y no quiere que nuestro pa¨ªs se convierta en un Estado fallido. Pero no voy a cambiar mi opini¨®n, la misma desde 2010, de que Grecia debe dejar de aplazar y fingir, debemos dejar de pedir nuevos pr¨¦stamos y fingir que hemos resuelto el problema, cuando no es verdad; cuando nuestra deuda es todav¨ªa menos sostenible con nuevas medidas de austeridad que hunden a¨²n m¨¢s la econom¨ªa y el peso recae cada vez m¨¢s sobre los que no tienen nada, con la inevitable crisis humanitaria. No estoy dispuesto a aceptarlo. Que no cuenten conmigo.
Esta entrevista apareci¨® por primera vez en www.newstatesman.com
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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