Condesa ¡®noir¡¯ o las sombras del barrio bohemio adinerado de M¨¦xico DF
Un asesinato reaviva la preocupaci¨®n en la hist¨®rica colonia cultural de la capital
El pasado domingo 28 de junio de madrugada, a 200 metros de una de las mejores cadenas de tacos de la ciudad, el Califa, a 400 de la maravillosa sede del Fondo de Cultura Econ¨®mica dise?ada por Teodoro Gonz¨¢lez de Le¨®n sobre la base del antiguo cine Lido con su torre minarete de influencia mud¨¦jar, el due?o del bar Life Marco Antonio Cardona fue asesinado en su coche de un tiro en la cabeza.
Un viernes de mayo de 2013 a 300 metros de donde mataron a Cardona y a 450 de la famosa librer¨ªa El P¨¦ndulo, con su terraza buc¨®lica y un men¨² que ofrece platos como la Pechuga de pollo Foucault o los Spaghetti al Dante Alighieri, apareci¨® ejecutado al amanecer ¨Crecostado contra el tronco de un ¨¢rbol¨C un dealer llamado Horacio Vite ?ngel. Dos d¨ªas despu¨¦s secuestraron a 13 j¨®venes de barrio en un antro de mala muerte a tres kil¨®metros de La Condesa y acabaron encontrando sus cuerpos en una fosa en supuesta venganza por el asesinato de Vite.
Dos hechos puntuales ¨Cdiferente calibre pero con aire de familia¨C que en La Condesa, el barrio bohemio chic de moda de la capital, han reflejado en los medios de comunicaci¨®n la preocupaci¨®n de que la violencia criminal traspase los dominios de la pobreza y se meta en donde no se le espera, en esta joya del M¨¦xico moderno que avanza apurada hacia la mercantilizaci¨®n urbana.
En la ¨²ltima d¨¦cada el barrio, iniciado a principios del siglo XX en tiempos del general Porfirio D¨ªaz y colonia familiar hasta el cambio de milenio, ha vivido una explosi¨®n del mercado de ocio (restaurantes, bares, discotecas) y una correlativa escalada del precio inmobiliario que est¨¢ tomando velocidad punta. Hoy La Condesa es a la vez la suma del viejo barrio que fue con las tendencias globales de explotaci¨®n econ¨®mica de los n¨²cleos hist¨®ricos metropolitanos m¨¢s esos asomos subcut¨¢neos de la violencia impune que asola otras partes de M¨¦xico.
En la ¨²ltima d¨¦cada el barrio ha vivido una explosi¨®n del mercado del ocio nocturno y del precio de la vivienda
Tras el asesinato del due?o del Life los medios empezaron a citar testimonios an¨®nimos de empresarios extorsionados por delincuentes que circulan por La Condesa en camionetas nuevas de vidrios polarizados, como esas de las que se bajan los s¨¢bados por la noche dos o tres amigas (minifalda-tac¨®n) transportadas a los antros del barrio por los choferes-guardaespaldas de sus padres.
El siguiente fin de semana el fiscal del DF fue a preguntarle a los due?os de locales si sufr¨ªan acoso criminal. Seg¨²n un diario, ¡°Acompa?ado de c¨¢maras y micr¨®fonos, el Procurador Rodolfo R¨ªos pregunt¨® a gerentes de bares y restaurantes si hab¨ªan sido extorsionados o amenazados por la delincuencia y le dijeron que no¡± ¨C?o podr¨ªan decir que s¨ª?¨C. Dos a?os atr¨¢s con la matanza de los 13 j¨®venes los medios se preguntaron si en la capital ya hab¨ªa carteles brutales como los que campean por zonas menos desarrolladas de M¨¦xico. El jefe de gobierno Miguel ?ngel Mancera y el procurador R¨ªos aseguraron que el asunto se reduc¨ªa a luchas entre ¡°bandas narcomenudistas¡± por el trapicheo en el tri¨¢ngulo de ocio nocturno que compone La Condesa con los barrios vecinos de La Roma y la Zona Rosa, un ¨¢rea por la que seg¨²n c¨¢lculos de la Asociaci¨®n Nacional de Discotecas pasan cada fin de semana unas 400.000 personas que dejan una derrama de alrededor de 50 millones de d¨®lares. Lo que no precisaron las autoridades es c¨®mo pudo ser que una ¡°banda¡± tenga la agresividad y sobre todo la capacidad operativa de cobrarse un muerto con la desproporcionada y compleja vendeta de secuestrar a 13 personas en el centro de la capital, en un entorno con un moderno entramado de c¨¢maras de polic¨ªa, y dejarlas sepultadas en un bosque de las afueras; ni tampoco a qu¨¦ se debe que el crimen organizado no ponga un pie en ese formidable nicho de consumo nocturno.
Entre los testimonios surgidos con los episodios de violencia se repite uno que cuenta que ha habido propietarios de locales a los que les han enviado coronas de flores a su nombre e incluso cabezas cortadas, de perro o de cerdo dependiendo de la versi¨®n. Un hecho sin confirmar que recuerda al pasaje de El Padrino en el que un productor de Hollywood amanece con la cabeza de su caballo favorito desangrada entre las s¨¢banas, mensaje de la familia Corleone. Rumores grotescos que no pueden contrastar m¨¢s con la esencia tradicional de La Condesa, llamada as¨ª porque en el siglo XVII fue terreno en propiedad de Mar¨ªa Magdalena D¨¢valos de Bracamonte y Orozco, tercera condesa de Miravalle, y caracterizada por su avanzada elaboraci¨®n arquitect¨®nica ¡°con mucha presencia del llamado art d¨¦co de los a?os 20 y 30¡±, explica el arquitecto V¨ªctor Jim¨¦nez, ¡°e igualmente con cosas del primer funcionalismo y bastante de colonial californiano¡±.
Su legado cultural y arquitect¨®nico hacen de La Condesa una joya del patrimonio de la capital mexicana
Un barrio de generosos parques desconocidos en las grises expansiones de aluvi¨®n de los anillos del DF, hogar del escritor Jos¨¦ Emilio Pacheco hasta su muerte, estudio art¨ªstico en su d¨ªa de Francisco Toledo, viejo destierro personal del escritor colombiano Fernando Vallejo y d¨¦cadas atr¨¢s lugar de adopci¨®n de jud¨ªos centroeuropeos. ¡°Durante mucho tiempo el ¨²nico restaurante h¨²ngaro de la ciudad estuvo en La Condesa¡±, dice el escritor y periodista mexicano H¨¦ctor Aguilar Cam¨ªn, ¡°igual que estaban los burdeles de alto registro como La Malinche o La Bandida en los sesenta, cuando la ciudad a¨²n era amigable y caminable¡±.
La Condesa no es peligrosa y no vive ninguna crisis de violencia criminal. Pero no es todo panes de leche deliciosos un s¨¢bado a media ma?ana o huevos motule?os servidos por camareras de atuendo neocolonial o ese gracioso perrito que acompa?a a trote borriquero a su due?a que hace jogging bajo los ¨¢rboles de ?msterdam, un bello circuito de paseo que antes de avenida fue hip¨®dromo. En La Condesa no escasean los atracos y ocurren asaltos a vivenda y robos de coches. El Gobierno sostiene que el ¨ªndice de inseguridad en el barrio es ¡°hist¨®ricamente bajo¡±, aunque los datos oficiales son relativos en una ciudad en la que seg¨²n la Encuesta de Victimizaci¨®n s¨®lo se denuncia uno de cada diez delitos y la polic¨ªa no es fiable para dos tercios de la gente, mientras que un 70% considera que el gran problema de M¨¦xico DF es la inseguridad.
Como en una pel¨ªcula de cine negro, La Condesa tiene de d¨ªa una cara que no puede ser m¨¢s amable y al caer la noche, aquejada de una incomprensible falta de iluminaci¨®n en las calles, se oscurece y relucen los dominadores destellos de rojo y azul de las patrullas, la polic¨ªa del DF vigilando el barrio en el que los due?os de locales ya le han dicho al fiscal que no tienen, de verdad, ning¨²n problema.
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