Los ¨²ltimos d¨ªas de barras y estrellas en La Habana
La bandera estadounidense volver¨¢ a ondear este viernes por primera vez en 54 a?os
Wayne Smith todav¨ªa recuerda, como si fuera ayer, su ¨²ltima imagen de la embajada de Estados Unidos en Cuba nada m¨¢s cerrar sus puertas el 4 de enero de 1961, unas 24 horas despu¨¦s de que Washington y La Habana anunciaran la ruptura de relaciones diplom¨¢ticas. A bordo del ferri que lo llevar¨ªa de vuelta a territorio estadounidense Smith, que hab¨ªa llegado en junio de 1958 para trabajar como tercer secretario de la embajada, lanz¨® una ¨²ltima mirada hacia el Malec¨®n, al edificio de seis plantas desde donde vivi¨® en primera l¨ªnea los ¨²ltimos estertores de la dictadura de Fulgencio Batista y los primeros a?os de la revoluci¨®n de Fidel Castro.
¡°Mientras sal¨ªamos del puerto, miramos hacia el oeste y vimos c¨®mo las luces de la embajada parpadeaban. Eran nuestros empleados locales dici¨¦ndonos adi¨®s¡±, relata Smith (Texas, 1932) en conversaci¨®n con EL PA?S. En aquellos momentos, ni ¨¦l ni probablemente nadie en La Habana o en Washington imaginaba que habr¨ªan de pasar 54 a?os para que la embajada estadounidense volviera a izar su bandera, como suceder¨¢ este viernes, cuando el secretario de Estado John Kerry acuda a reabrir la legaci¨®n diplom¨¢tica. ¡°Creo que la mayor¨ªa pens¨¢bamos que estar¨ªamos de vuelta en unos pocos a?os, tres, cuatro o cinco, eso era todo. Pero ?50 a?os, por Dios!¡±, exclama el exdiplom¨¢tico y profesor jubilado.
Y eso que Smith ha regresado en m¨²ltiples ocasiones a la isla. Fue uno de los primeros jefes de la Secci¨®n de Intereses de EE UU cuando el presidente Jimmy Carter intent¨® restablecer el di¨¢logo con Cuba y, en 1977, negoci¨® la apertura de una representaci¨®n en La Habana bajo protecci¨®n de Suiza, al igual que Cuba hizo en Washington. Para Smith, el c¨ªrculo se cierra ahora con su participaci¨®n en la ceremonia de reapertura de la embajada.
All¨ª estar¨¢n tambi¨¦n, invitados por Kerry, los tres marines que arriaron por ¨²ltima vez la bandera estadounidense que ahora est¨¢ a punto de volver a ondear.
Uno de ellos es James Tracy. El marine, que hoy tiene 78 a?os, llevaba solo seis meses destinado en La Habana cuando se rompieron relaciones y tuvo que salir precipitadamente de la isla. Antes, sin embargo, cumpli¨® una ¨²ltima orden.
¡°Alrededor de las 17:00 del 4 de enero de 1961, el encargado de negocios orden¨® a la Guardia de Seguridad de Marines que arriara la bandera estadounidense situada frente a la Embajada¡±, detallaba Tracy en un informe para el archivo hist¨®rico de la Marine Embassy Guard Association, que agrupa a exmarines emplazados en las embajadas de EE UU en todo el mundo. ¡°Recuerdo pensar, mientras dobl¨¢bamos la bandera, que la camisa tropical que vest¨ªamos no podr¨ªa parar una bala disparada por un francotirador¡±, anot¨®.
Pero sus temores eran infundados.
Fidel Castro hab¨ªa arengado a las multitudes dos d¨ªas antes, cuando en un discurso clam¨® contra Washington y acus¨® a su Embajada en La Habana de ser un nido de esp¨ªas. ¡°La Revoluci¨®n ha tenido mucha paciencia; la Revoluci¨®n ha consentido que una plaga de agentes del servicio de inteligencia, disfrazados de funcionarios diplom¨¢ticos de la Embajada americana, haya estado aqu¨ª conspirando y promoviendo el terrorismo (¡) tiene aqu¨ª m¨¢s de 300 funcionarios, de los cuales el 80 % son esp¨ªas¡±, bram¨® Castro.
¡°Si ellos quieren irse todos, entonces ?que se vayan!¡±, les ret¨®. Dos d¨ªas m¨¢s tarde, Tracy, Smith y el resto del personal de la Embajada trabajaban contrarreloj para empaquetar o destruir toda la documentaci¨®n que no quer¨ªan que acabara en manos cubanas. ¡°Fueron momentos muy dram¨¢ticos¡±, recuerda medio siglo despu¨¦s Smith. El no pudo ver c¨®mo Tracy y sus compa?eros arriaban la bandera porque estaba dentro del edificio ultimando detalles de la partida mientras una guardia femenina enviada por Fidel Castro esperaba para escoltar a todo el personal americano hasta el puerto. ¡°Seg¨²n la prensa cubana, la milicia femenina estaba all¨ª para protegernos de una turba indignada. Y s¨ª, hab¨ªa muchos cubanos, cierto. Pero no estaban enfadados. Estaban intentando lograr un visado antes de que nos march¨¢ramos¡±, cuenta entre risas.
El exdiplom¨¢tico, que durante a?os ha abogado por un di¨¢logo pol¨ªtico con Cuba como el que ahora ha abierto el presidente Barack Obama, sabe que todav¨ªa queda mucho trabajo por delante para normalizar una relaci¨®n durante tanto tiempo hostil. ¡°Ahora tenemos relaciones diplom¨¢ticas y podemos empezar a hablar, pero tenemos todo tipo de problemas por resolver¡±, advierte. No obstante, eso llegar¨¢ m¨¢s tarde. Por lo pronto, Smith se apresta a vivir una vez m¨¢s en primera l¨ªnea este viernes lo que ser¨¢, asegura, otro ¡°momento hist¨®rico muy emocionante¡±.
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