Un proceso lleno de tropiezos
Un cardenal cubano aprovech¨® una conferencia para entregar a Obama una carta del Papa
Sentados en primera fila durante la reapertura de la embajada estadounidense en La Habana este viernes, los senadores Jeff Flake, republicano, y Patrick Leahy, dem¨®crata, no paraban de sonre¨ªr, saludar y tomar fotos. Para ellos, la ceremonia en la que se iz¨® la bandera estadounidense en territorio cubano por primera vez en 54 a?os supon¨ªa mucho m¨¢s que el broche de oro al restablecimiento de relaciones diplom¨¢ticas entre Washington y La Habana. Era la culminaci¨®n de unos esfuerzos negociadores en los que ambos legisladores han desempe?ado un papel decisivo.
Flake y Leahy formaron parte de la peque?a delegaci¨®n estadounidense que en la madrugada del 17 de diciembre vol¨® en secreto a La Habana para recoger a Alan Gross. El contratista estadounidense llevaba cinco a?os encarcelado en Cuba acusado de espionaje y su caso se hab¨ªa convertido en el principal obst¨¢culo para osar cualquier acercamiento con La Habana. Su liberaci¨®n permiti¨® al presidente Barack Obama anunciar ese mismo d¨ªa el inicio de un proceso de normalizaci¨®n de relaciones con la isla en el que la reapertura de embajadas culminada ahora fue un momento clave, si bien no el final.
Esfuerzos de largo alcance
Pero sobre todo los esfuerzos de Leahy ven¨ªan de mucho m¨¢s atr¨¢s. Una parte se ha ido conociendo en los ¨²ltimos meses, pero otros detalles se han sabido ahora. Leahy y su asesor Tim Rieser fueron clave en las negociaciones secretas que mantuvieron al m¨¢s alto nivel EE UU y Cuba durante a?o y medio, antes de que sorprendieran al mundo el 17 de diciembre. Los dos conoc¨ªan a los hermanos Castro desde los a?os noventa. Ambos adem¨¢s visitaron regularmente a Gross en La Habana. Y estaban tambi¨¦n muy informados del caso de los cinco esp¨ªas cubanos condenados en EE UU a largas cadenas de c¨¢rcel de cuyo caso el Gobierno de la isla hab¨ªa hecho un asunto personal. Tres de los esp¨ªas segu¨ªan en EE UU. Dos de ellos ya hab¨ªan cumplido sus sentencias, pero deb¨ªan permanecer en territorio estadounidense un tiempo m¨¢s. El mayor problema era el tercer preso, Gerardo Hern¨¢ndez, condenado a cadena perpetua. Las gestiones de Leahy para permitir, primero, que su esposa quedara embarazada por inseminaci¨®n artificial -su mayor deseo- y, despu¨¦s, para que se conmutara la pena del esp¨ªa y que junto con sus otros dos compa?eros pudiera regresar a Cuba abrieron finalmente las puertas de la c¨¢rcel de Gross y, con ellas, las de las negociaciones con La Habana. De este modo, Leahy y su equipo fueron cruciales para evitar varios de los momentos en que las negociaciones, por aquel entonces todav¨ªa absolutamente secretas, estuvieron a punto de descarrilar.
El riesgo que no remiti¨® en los ¨²ltimos ocho meses de negociaciones bilaterales, ya p¨²blicas, para normalizar relaciones. La imposibilidad de encontrar un banco dispuesto a gestionar las cuentas de la legaci¨®n diplom¨¢tica cubana en EE UU o la negativa de La Habana a dar m¨¢s libertad de movimiento a los diplom¨¢ticos estadounidenses en la isla estuvieron a punto de dar al traste con las conversaciones.
La negativa del Congreso, en manos republicanas, a acabar con el embargo contra Cuba amenaza todav¨ªa con empa?ar los esfuerzos a¨²n pendientes. En este campo, Flake ha sido una fuerza hacia adelante. El senador republicano de Arkansas present¨® en enero la primera propuesta de ley para acabar con la prohibici¨®n de viajes a Cuba que rige sobre los estadounidenses. Es adem¨¢s un incansable defensor del levantamiento del embargo, postura que choca con el liderazgo de su partido y de los principales aspirantes republicanos a la presidencia, Marco Rubio, Jeb Bush o Ted Cruz.
Durante su breve estancia La Habana, Kerry tambi¨¦n se reuni¨® con el cardenal cubano Jaime Ortega. La mediaci¨®n del Vaticano en las negociaciones secretas fue clave. Seg¨²n The New York Times, en la primavera de 2014, la Casa Blanca organiz¨® una conferencia de Ortega en la Universidad de Georgetown como tapadera para su verdadera misi¨®n: entregarle a Obama una carta del papa Francisco urgi¨¦ndole a resolver la situaci¨®n con Cuba. Tambi¨¦n Ra¨²l Castro recibi¨® un apremiante mensaje papal.
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