Recetas m¨¢gicas para el contrabando
Donde existan los poderosos incentivos que existen en Venezuela, pulular¨¢n los contrabandistas
Ya es una tradici¨®n de verano en Venezuela. Cada agosto el gobierno de Nicol¨¢s Maduro anuncia un plan para combatir un problema cada vez m¨¢s grave: el contrabando. En 2013 cre¨® un grupo militar de elite. Un a?o despu¨¦s orden¨® el cierre parcial de parte de la frontera con Colombia. Tambi¨¦n impuso sistemas de huellas dactilares a los supermercados para controlar las cantidades que compra cada persona y de ese modo neutralizar a los llamados ¡°bachaqueros¡±, las personas que compran productos a precios regulados para revenderlos a un precio m¨¢s alto.
Ahora el oficialismo ha asomado otra receta m¨¢gica: el escarnio p¨²blico. Dos alcaldes chavistas decidieron castigar a los revendedores oblig¨¢ndolos a usar bragas color naranja con una etiqueta en la espalda que dice: ¡°Soy bachaquero y quiero cambiar¡±. El castigo tambi¨¦n consiste en hacer trabajo comunitario, como barrer calles, con ese uniforme casi fosforescente.
Por supuesto, la estrategia fracasar¨¢ como han fracasado todas las anteriores. Y por una simple raz¨®n: la causa del bachaqueo no es moral ni cultural sino econ¨®mica. Donde existan los poderosos incentivos que existen en Venezuela, pulular¨¢n bachaqueros. En cualquier pa¨ªs, en cualquier sociedad, en cualquier ¨¦poca.
?Y cu¨¢les son los incentivos? El sistema de controles de precio y de cambio que, adem¨¢s de haber provocado el boom de contrabando, ha diezmado el aparato productivo nacional y creado todo tipo de distorsiones econ¨®micas. Una persona puede comprar un producto a precio regulado y, por el grave problema de escasez, revenderlo a pocas cuadras a un precio mucho m¨¢s alto. La ca¨ªda del precio del petr¨®leo ha exacerbado el problema porque ahora no hay dinero para suplir la alta demanda de productos con importaciones. Y, si el revendedor logra cruzar la frontera, el creciente diferencial cambiario entre el tipo de cambio oficial y el no oficial multiplica sus ganancias. El ingreso que genera la venta de un producto venezolano en Colombia se produce en divisas que pueden ser convertidas al tipo de cambio no oficial en Venezuela, lo cual hace irresistiblemente rentable la operaci¨®n.
La magnitud del contrabando, que supera los 5.000 millones de d¨®lares al a?o, ilustra el poder de estos incentivos. Toda clase de productos, desde ropa y carne a whisky y medicamentos, llegan il¨ªcitamente a Colombia cada d¨ªa. Un kilo de arroz puede venderse all¨¢ a un precio quince veces mayor que el precio regulado en Venezuela. ?La pasta de diente? A un precio treinta veces mayor. El contrabando de gasolina es a¨²n m¨¢s rentable. Un gal¨®n de gasolina cuesta menos de un centavo de d¨®lar en Venezuela. En C¨²cuta puede ascender a los tres d¨®lares, raz¨®n por la cual un 16% de la gasolina venezolana ¡ª?100.000 barriles diarios!¡ª se vende como contrabando.
Naturalmente, un negocio il¨ªcito tan rentable acarrea la conformaci¨®n de poderosas mafias, incluyendo institucionales. La polic¨ªa en C¨²cuta dice haber identificado a cinco redes sofisticadas que operan por esa zona, y transportan y distribuyen grandes cantidades de productos. Como ocurre con el narcotr¨¢fico, esas mafias se pelean entre ellas por el control del negocio y las rutas, y penetran con su dinero sucio la pol¨ªtica y las instituciones. El jefe de una de estas mafias, capturado en Brasil hace un a?o, ten¨ªa unos 200 hombres armados bajo su n¨®mina y estaba aliado con un gobernador colombiano cuyas campa?as financiaba a cambio de contratos p¨²blicos y protecci¨®n para su organizaci¨®n.
Las caravanas de la muerte, convoyes de camiones repletos de gasolina que cruzan la frontera a gran velocidad, son otra muestra del lado siniestro del contrabando. Si una autoridad intenta detenerlas, los camiones aceleran y no se paran hasta llegar a su destino. Los que piensan que a los revendedores se les puede inducir a abandonar su negocio con bragas anaranjadas no han vistos los vIdeos de estas bombas con ruedas ¡ªy no tienen la m¨¢s m¨ªnima idea de la naturaleza y la magnitud del problema.
No todos utilizan m¨¦todos tan extremos. Muchos bachaqueros revenden modestas cantidades en sus barrios o mueven peque?os cargamentos a trav¨¦s de la frontera pagando sobornos a autoridades, guerrilleros, paramilitares, narcos u otros jugadores importantes de la zona, incluyendo contrabandistas m¨¢s poderosos. En la frontera hay comunidades enteras que subsisten gracias al contrabando y salen a la calle a protestar cuando las autoridades confiscan mercanc¨ªa, a veces movilizados por las mafias.
Lo peor es que la soluci¨®n est¨¢ al alcance de la mano. El gobierno venezolano controla las dos variables que causan el problema: los precios regulados y el tipo de cambio. Mientras estas variables no se ajusten a sus valores reales, seguir¨¢ habiendo bachaqueros. Y la econom¨ªa venezolana seguir¨¢ siendo una de las m¨¢s disfuncionales del mundo.
Alejandro Tarre es periodista venezolano. Twitter @alejandrotarre
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