Paso a paso

Las Primarias Argentinas Simult¨¢neas y Obligatorias (PASO) del pasado 9 de agosto se ilustraban de una caracter¨ªstica muy especial: eran tres elecciones en una, aunque, finalmente, ninguna de las tres haya sido suficientemente decisiva.

La primera elecci¨®n era la obvia: la selecci¨®n de candidatos que pueden presentarse a las presidenciales del pr¨®ximo 25 de octubre, en primera vuelta, y de las que pasaron el cedazo solo hay que retener tres. La del oficialismo cristino-kirchnerista, social, nacionalista y un aquel bolivariano, que es el ¨²ltimo avatar del peronismo en el poder; la oposici¨®n liberal-conservadora, pero sobre todo antiperonista, del alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri; y el peronismo disidente, llamado ¡°renovador¡±, de Sergio Massa. La segunda elecci¨®n era el pron¨®stico o encuesta anticipada sobre octubre, que puede ser indiscutible, como ocurri¨® cuando la presidenta Cristina Fern¨¢ndez, viuda de Kirchner, arras¨® en las anteriores primarias con el 54% de los votos. Y la tercera, sobre sus posibilidades de ser elegida de nuevo, lo que en esta ocasi¨®n es imposible por mandato constitucional.

En la primera elecci¨®n, Daniel Scioli, peronismo en el poder, gan¨® con claridad, con ocho puntos de ventaja sobre Macri, pero la calculadora electoral hab¨ªa establecido que necesitaba al menos 10 para no tener que pelear en una siempre azarosa segunda vuelta; y Macri, que tambi¨¦n esperaba sacarle 10 a Massa, logr¨® su prop¨®sito pero raspado, con lo que los tres millones y medio de votos del peronista ¡°aut¨¦ntico¡±, se han convertido en el oscuro objeto de deseo de los dos grandes rivales. En la segunda, la de las posibilidades de llegar a la presidencia de los candidatos, Scioli lucha por convencer al electorado indeciso ¡ªun 30% o m¨¢s¡ª de que no va a ser un missi dominici de Cristina Fern¨¢ndez, a la que le une un disgusto rec¨ªproco, sino jefe de s¨ª mismo, o sea, el cambio en la continuidad, para lo que, sin ideolog¨ªa claramente perceptible excepto de la de querer ser presidente, parece idealmente constituido. Macri debe buscar la polarizaci¨®n entre peronismo y antiperonismo, as¨ª como que Scioli sea visto como una marioneta de la presidenta y a ese fin ¡°elaborar una narrativa que trascienda su proyecto biogr¨¢fico¡± (Carlos Pagni, La Naci¨®n). Y la tercera, distante a¨²n todo un mandato, est¨¢ m¨¢s en ¡°veremos¡± de lo previsto. El candidato oficialista sigue siendo el favorito, pero ni siquiera su victoria garantizar¨ªa un camino expedito para la reelecci¨®n de la presidenta, y si ganara Macri estar¨ªamos ante un nuevo ciclo pol¨ªtico abierto a un futuro todav¨ªa mal definido.

A m¨¢s de 70 a?os del advenimiento del general Per¨®n, Argentina sigue siendo mayoritariamente peronista. Y as¨ª es como pueden enfrentarse en octubre dos bloques, cada uno del 60% del electorado, aunque en una aritm¨¦tica exclusivamente platense, sumen un imposible 120%. Al 60% llegar¨ªa Scioli con los sufragios, impensables en primera vuelta, de Massa, y cifra pr¨¢cticamente id¨¦ntica alcanzar¨ªa Macri si congregara a todo el antiperonismo m¨¢s la disidencia, el anti-kirchnerismo del tercero en discordia.

Cavour dec¨ªa como ¡°epitafio¡± del Risorgimento: ¡°Italia far¨¤ da se?¡±. En una Argentina que hasta tiene un Papa ¡°tano¡±, las PASO no han dilucidado a quien incumbir¨¢ esa tarea.