Matar al mensajero potencia el mensaje
La persecuci¨®n de periodistas en M¨¦xico comenz¨® a escalar en los a?os noventa
"Lo malo de reprimir a periodistas que afectan a nuestra imagen es que provoca muy mala imagen". No es una frase de Oscar Wilde, pero bien podr¨ªa serlo de Javier Duarte, el gobernador de Veracruz. A fuerza de perseguir y hostilizar a reporteros y medios de informaci¨®n el mandatario se ha convertido para la opini¨®n p¨²blica en s¨ªmbolo del pol¨ªtico cavern¨ªcola y salvaje. Y, encima, feo.
Por lo general los criterios est¨¦ticos no tendr¨ªan que entrar en una valoraci¨®n pol¨ªtica. No es ¨²til ni correcto. Excepto en este caso en que el propio gobernador ha perseguido a reporteros gr¨¢ficos que se atrevieron a captar su se?orial imagen en posiciones que no hac¨ªan justicia a la valoraci¨®n est¨¦tica que tiene de s¨ª mismo. Fotos en las que sal¨ªa feo, pues. Rub¨¦n Espinosa, reportero gr¨¢fico de la agencia Cuartoscuro y de la revista Proceso, debi¨® salir de Veracruz despu¨¦s de publicar una foto en la que los michelines del pol¨ªtico no hab¨ªan pasado por el riguroso Photoshop. Como es sabido, Espinosa fue asesinado semanas m¨¢s tarde en la Ciudad de M¨¦xico en un departamento de la colonia Narvarte, junto a Mile Virginia Martin, Yesenia Quiroz, Alejandra y Nadia Vera, esta ¨²ltima activista pol¨ªtica tambi¨¦n exiliada de aquel Estado.
Duarte ha descubierto de la peor manera que matar al mensajero (es una frase, no un dictamen judicial) termina potenciando el mensaje. Tras el asesinato de Espinosa, la foto y otras similares han explosionado en multitud de medios nacionales e internacionales, reproduciendo ad nauseam los gestos fieros y la figura voluminosa del pol¨ªtico. En suma, el resto de los mexicanos ya ha podido constatar que el gobernador de Veracruz no es un hombre apuesto ni delgado, pero s¨ª que es un pol¨ªtico intolerante y d¨¦spota.
M¨¢s all¨¢ de la vanidad y la torpeza de este gobernante, lo cierto es que la persecuci¨®n de periodistas se ha convertido en una pr¨¢ctica end¨¦mica en M¨¦xico. Comenz¨® a escalar en alg¨²n momento en los a?os noventa, cuando los se?ores del narco consideraron inconveniente la atenci¨®n a sus asuntos por parte de algunos reporteros y mostraron su irritaci¨®n haciendo desaparecer a profesionales y amenazando a diarios y noticieros informativos. En alg¨²n momento las presiones se generalizaron a todas las regiones agobiadas por el crimen organizado. Hacia 2010 hab¨ªan muerto o desaparecido m¨¢s de sesenta profesionales, presumiblemente a manos de narcotraficantes.
Espinosa?debi¨® salir de Veracruz tras publicar una foto en la que los michelines del pol¨ªtico no hab¨ªan pasado por el Photoshop
Pero luego sucedi¨® algo extra?o; irrumpieron en la escena los se?ores de la pol¨ªtica. Gobernantes como Duarte y similares que por alguna raz¨®n asumieron que si los capos se estaban deshaciendo de los periodistas inc¨®modos de manera impune, ellos tambi¨¦n ten¨ªan derecho a hacerlo, m¨¢xime si ten¨ªan la ley de su lado. En los ¨²ltimos a?os, los reportes de organizaciones internacionales especializadas han revelado que m¨¢s de la mitad de las agresiones a periodistas tienen un origen pol¨ªtico.
El caso de Veracruz es con mucho el m¨¢s severo, pero no el ¨²nico. El gobernador endureci¨® las leyes para facilitar la represi¨®n de la prensa cr¨ªtica y construy¨® un clima de intolerancia, acoso y hostilidad. El resultado es espeluznante: catorce profesionales de la comunicaci¨®n han muerto o desaparecido durante los cinco a?os de Gobierno de Duarte. Muchos otros han sido amenazados y no pocos han optado por huir de la entidad. Rub¨¦n Espinosa descubri¨® demasiado tarde que eso no era suficiente.
Imposible saber cu¨¢ntos de estos hechos son imputables directamente al Gobierno de Duarte. Por omisi¨®n, todos. Por construir las condiciones que proh¨ªjan estos cr¨ªmenes, tambi¨¦n. M¨¢s all¨¢ de eso, dif¨ªcilmente lo sabremos. Matar al mensajero potencia el mensaje pero, por desgracia, no activa la acci¨®n de la justicia, siempre servil al soberano.
Twitter: @jorgezepedap
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