Sometidos a la propaganda
Propaganda es un discurso que cierra de manera irracional opciones que deber¨ªan ser analizadas
La propaganda no es solo la actividad de dar a conocer algo, convenciendo de sus virtudes. Propaganda es algo mucho m¨¢s turbio: es un discurso que cierra de manera irracional opciones que deber¨ªan ser analizadas. Es la capacidad de negar al interlocutor cualquier investigaci¨®n o debate entre el ideal que se propone, casi nunca realizado anteriormente, y la realidad. La propaganda necesita que las instituciones democr¨¢ticas y los medios de comunicaci¨®n fallen estrepitosamente en su obligaci¨®n de ofrecer un an¨¢lisis racional de opciones.
Propaganda es a lo que estamos siendo sometidos desde hace mucho tiempo y en muchas facetas de la vida pol¨ªtica, sin que instituciones democr¨¢ticas ni medios seamos capaces de ponerle coto. Propaganda fue convencer al 70% de los norteamericanos de que Sadam Husein ten¨ªa algo que ver con el 11-S. Propaganda es convencer a los europeos de que la austeridad extrema es la opci¨®n ¨²nica en la salida de la crisis econ¨®mica. Propaganda es plantear la secesi¨®n de Catalu?a como la ¨²nica forma de solucionar sus problemas (otra cosa es defender esa secesi¨®n por motivos exclusivamente sentimentales o ideol¨®gicos). Propaganda es plantear la crisis de los refugiados como ¡°oleadas¡±, ¡°invasi¨®n¡±, ¡°crisis de proporciones b¨ªblicas¡± (titular ingl¨¦s). Es simple propaganda, pero no sabemos explicarlo ni afrontarlo.
De vez en cuando, alg¨²n hecho golpea a los ciudadanos y rompe ese cerco. El diminuto y desamparado cad¨¢ver de Aylan llev¨® a muchos ciudadanos europeos a preguntarse si no exist¨ªan opciones para evitar algo semejante. E inmediatamente se respondieron que s¨ª. Que se pod¨ªan hacer otras cosas. La cuesti¨®n es que los Gobiernos europeos han estado llen¨¢ndonos de propaganda (destinada a satisfacer a sus sectores m¨¢s extremistas) con frases como ¡°no es posible dejar que entre todo el que quiera¡±, ¡°no podemos atender a millones de inmigrantes¡±, etc¨¦tera. El presidente del Gobierno espa?ol, Mariano Rajoy, es un gran especialista en ese lenguaje miserable, que no tiene que ver con la realidad ni con sus opciones, sino con la propaganda pol¨ªtica.
Porque en cuanto a alguien se le ocurre analizar las opciones y los datos, las cosas no son como nos han hecho creer. Por ejemplo, seg¨²n datos de la UE, todos los migrantes llegados a la Uni¨®n Europea entre 2014 y 2015 suponen el 0,065 de la poblaci¨®n total de la UE. Son flujos perfectamente manejables. Y si no lo parecen es porque se les agolpa, se les empuja y hostiliza, y se ofrecen esas im¨¢genes, forzadas, como la realidad.
?Como es posible que una organizaci¨®n como la UE integrada por 28 pa¨ªses, de los que 12 figuran entre los 25 m¨¢s ricos del mundo, no haya sabido organizar la llegada ordenada de esos refugiados? Dicen que la culpa es de los Gobiernos, asustados por el volumen de migrantes que pod¨ªan llegar a sus fronteras. ?De verdad que Alemania, Francia y Reino Unido, est¨¢n asustados por ese extraordinario volumen de refugiados?
Entre 1917 y 1920, entre dos y tres millones de rusos huyeron de la nueva Uni¨®n Sovi¨¦tica. Una Alemania mucho m¨¢s pobre que la actual recibi¨® entonces 200.000 refugiados rusos, 40.000 de los cuales se instalaron inmediatamente en Berl¨ªn. M¨¢s de 200.000 llegaron a Francia, una Francia mucho m¨¢s pobre que la actual. Doscientos mil h¨²ngaros huyeron de su pa¨ªs en 1957 con la entrada de las tropas sovi¨¦ticas y una buen parte lleg¨® a un Reino Unido mucho m¨¢s pobre que el actual. Nadie habl¨® entonces de invasi¨®n. No hac¨ªa falta la propaganda.
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