Escuela de guerra y paz
El acuerdo es la conjugaci¨®n de fuerza en el terreno, diplomacia en el exterior, paciencia e imaginaci¨®n en la mesa de La Habana
El reciente acuerdo sobre justicia transicional firmado en la Habana entre el Gobierno y las FARC coloca a Colombia en la recta final del proceso de paz. En los ¨²ltimos 30 a?os este pa¨ªs ha ido saliendo lentamente de un prologado infierno de violencia combinando el uso de la fuerza y las pol¨ªticas de pacificaci¨®n. Colombia desmantel¨® a tres poderosos carteles del narcotr¨¢fico que pusieron en jaque al Estado; acab¨® con Pablo Escobar, uno de los criminales m¨¢s emblem¨¢ticos del mundo; desmoviliz¨® cinco movimientos guerrilleros y desarm¨® a m¨¢s de quince grupos paramilitares. Desde 1992 a la fecha, m¨¢s de 70.000 paramilitares y guerrilleros han dejado las armas y ahora est¨¢ al borde de lograr un acuerdo con sus ¨²ltimas guerrillas. El Estado colombiano est¨¢ muy cerca de alcanzar el monopolio leg¨ªtimo de la fuerza y de establecer su autoridad en todo su territorio.
Teniendo a cuenta su pasado violento, Colombia es el pa¨ªs de Latinoam¨¦rica con m¨¢s progresos en seguridad en la historia reciente. Cuatro factores se han combinado para lograr este resultado: el encadenamiento positivo de sus gobiernos en las pol¨ªticas de seguridad, todos avanzaron sobre los resultados de quien los precedi¨®; la transformaci¨®n desde dentro de sus instituciones de seguridad y justicia; la combinaci¨®n de fuerza con pol¨ªticas de paz y el fortalecimiento del Estado para darle a este la capacidad de proteger a sus habitantes. Esto oblig¨® a romper con el paradigma neoliberal de Estado fam¨¦lico. Colombia cobr¨® impuestos especiales a los ricos, multiplic¨® por cuatro su presupuesto y por cinco el tama?o de su fuerza p¨²blica. El resultado fue que su econom¨ªa se cuadruplic¨® y pas¨® de ser un Estado casi fallido a ser un jugador global. Colombia no se propuso crecer para mejorar su seguridad, sino que mejor¨® su seguridad y creci¨®. No le tuvo miedo al combate y no pretendi¨® esconder lo que no se pod¨ªa esconder.
El reciente resultado en la Habana es la conjugaci¨®n de fuerza en el terreno, diplomacia en el exterior, paciencia e imaginaci¨®n en la mesa y aprovechamiento de la oportunidad de un entorno alineado positivamente entre Washington, Caracas, La Habana, Quito, Bogot¨¢, el Vaticano y la selvas de Colombia. Lo que falta es complejo, pero lo m¨¢s dif¨ªcil ya est¨¢ pasando. Los retos de la pacificaci¨®n son enormes, uno de ellos ser¨¢ convertir la negociaci¨®n en cultura, porque la paz implica el reencuentro de viejos enemigos, la apertura de las heridas de miles de v¨ªctimas y enfrentar la realidad de la pol¨ªtica como continuaci¨®n de la guerra. Ser¨¢ como miles de negociaciones simult¨¢neas, porque las diferencias no han terminado y hay que aprender a convivir con ellas. Todo esto en medio de continuar luchando contra la violencia criminal. Lo que ya ha pasado y todo lo que falta por pasar pueden convertir a Colombia en una de las m¨¢s importantes escuelas de guerra y paz en el mundo.
Joaqu¨ªn Villalobos fue guerrillero salvadore?o y es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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