Del entorno de Al Qaeda a colaborar con la CIA
Un dan¨¦s que se gan¨® la confianza de Al Aulaki acab¨® proporcionando inteligencia
En la casa del yihadismo, las puertas est¨¢n fuertemente custodiadas. Las organizaciones terroristas toman mil y una precauciones frente las infiltraciones, desde largos interrogatorios a los nuevos miembros potenciales hasta ejecuciones en p¨²blico de los sospechosos de colaborar con el enemigo. El caso de Morten Storm supone por ello una poco habitual ventana al herm¨¦tico n¨²cleo del terrorismo islamista. Este dan¨¦s de 39 a?os se convirti¨® al islam en su pa¨ªs en 1997, se radicaliz¨® en Yemen y Londres, se sumergi¨® en los c¨ªrculos radicales y se gan¨® la confianza del predicador estadounidense-yemen¨ª Anuar Al Aulaki, uno de los principales ide¨®logos de Al Qaeda e inspirador de varios autores de atentados recientes.
Un d¨ªa de 2007 su fe se desmoron¨® tan r¨¢pido como hab¨ªa llegado. Telefone¨® a un agente de los servicios de inteligencia daneses y pidi¨® un s¨¢ndwich de beicon y una cerveza para certificar su abandono del islam. Fue el inicio de a?os de colaboraci¨®n con los servicios secretos de tres pa¨ªses (Estados Unidos, Reino Unido y Dinamarca) con los que particip¨® de manera indirecta en el asesinato de Al Aulaki, abatido por un misil estadounidense en 2011. A ¨¦ste le hab¨ªa ayudado antes a encontrar una esposa croata con el objetivo de que llevase consigo a Yemen en la maleta, sin saberlo, un dispositivo de seguimiento.
Tras sentirse enga?ado por los servicios de inteligencia, Storm cont¨® su historia a un peri¨®dico y se retir¨® a una vida de bajo perfil, en paradero desconocido ante las amenazas de sus antiguos compa?eros de filas yihadistas. Pas¨® de firmar cartas desde prisi¨®n como Clyde a rebautizarse como Murad al abrazar el islam y a volver a ser Morten, nombre con el que habl¨® este martes en Madrid con El PA?S con motivo de la edici¨®n en castellano del libro que narra su historia, Mi vida en Al Qaeda (Pen¨ªnsula).
Desde el conocimiento que le otorga su pasado -primero como convencido y luego como esp¨ªa- del entorno yihadista, Storm traza un perfil de los islamistas m¨¢s violentos: ¡°Son idealistas que tienen una especie de adicci¨®n al islam. M¨¢s que extremistas, son fundamentalistas que creen en el Cor¨¢n y los hadices literalmente. Su causa no es matar a los infieles, sino que sienten que tienen que matarlos para establecer el islam, que es el gran objetivo¡±, explica.
Muchos recorren a toda velocidad el camino que lleva de una vida de drogas y delincuencia a la versi¨®n m¨¢s rigorista de la religi¨®n musulmana. ¡°La mayor¨ªa de conversos que conoc¨ª hab¨ªa tenido una infancia dif¨ªcil. El islam les dio un sistema, un modo de vida. Es una v¨ªa r¨¢pida al para¨ªso¡±, precisa. Era tambi¨¦n su caso: un padre alcoh¨®lico que se march¨® de casa cuando ten¨ªa cuatro a?os, un padrastro maltratador y una adolescencia de palizas y contrabando. ¡°Al principio el islam me dio la paz que buscaba, pero despu¨¦s, cuando me volv¨ª un fundamentalista, empec¨¦ a ser la persona de la que estaba tratando de escapar. Me llen¨¦ de odio. Me hice intolerante, obtuso¡±, recuerda.
Nadie sospech¨® de ¨¦l cuando comenz¨® a recopilar informaci¨®n en las mezquitas que frecuentaba en Inglaterra o en viajes a Yemen. Lo dif¨ªcil, cuenta, era distinguir qui¨¦n se limitaba a atesorar ideas radicales de qui¨¦n preparaba un ataque. ¡°Hay que mirar a las personas a los ojos y ser capaz de juzgar: ?esta persona est¨¢ diciendo esto s¨®lo por alardear o es realmente un terrorista que quiere matar gente? Es una gran responsabilidad, porque puedes equivocarte y arruinar la vida a alguien¡±, asegura.
Storm utilizaba los colores de los sem¨¢foros para indicar a los servicios secretos el grado de peligrosidad de un individuo: verde para los inofensivos, naranja para los potencialmente conflictivos y rojo para los peligrosos. En el libro cuenta c¨®mo fue el primer sorprendido al enterarse del ataque de alg¨²n ¡°lobo solitario¡±, como se denomina a los terroristas que act¨²an por su cuenta, sin ¨®rdenes previas de una organizaci¨®n, lo que dificulta mucho prevenir el atentado. ¡°Cuando se trata de un ¡®lobo solitario¡¯, no puedes verlo venir. Es casi imposible. Lo importante para los servicios de inteligencia es entender y estudiar al oponente, como en el boxeo¡±, se?ala.
Por ello y pese a la dificultad, Storm insiste en la importancia de infiltrar agentes en el casi impermeable mundo del islamismo violento: ¡°Ninguna foto sat¨¦lite, ning¨²n dron pueden sustituir a la informaci¨®n de inteligencia obtenida por humanos. He visto muchos errores con drones porque consiguen inteligencia pagando. Entonces la gente la provee por dinero, no por lealtad o por creer en la causa. Y si tienen enemigos de otra tribu, pueden decir: ¡®ah¨ª hay gente de Al Qaeda¡¯ y morir as¨ª mucha gente inocente¡±.
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