Corea del Norte, el pa¨ªs donde la paz es la guerra
El perpetuo estado de alerta es una de las herramientas del r¨¦gimen para seguir en el poder
Un soldado estadounidense yace muerto en el suelo mientras los cuervos devoran su cad¨¢ver. Otro, con la mirada extraviada, se rinde, mientras un tercero, herido, esconde la cabeza entre las manos. Los dioramas del Museo de la Victoria en la Guerra de Liberaci¨®n Patria, como los norcoreanos conocen a la guerra que enfrent¨® ambas partes de la pen¨ªnsula que habitan (1950-1953), cuentan una versi¨®n muy particular de aquel conflicto, seg¨²n la cual el norte se alz¨® triunfante. Pero tambi¨¦n subrayan que la guerra solo termin¨® en un armisticio y el pa¨ªs debe permanecer en estado de alerta.
En Corea del Norte, el conflicto que la enfrent¨® con su vecino del sur, sigue a¨²n abierto en la mentalidad de los ciudadanos y es una de las herramientas para que el r¨¦gimen de su L¨ªder Supremo, Kim Jong-un, justifique su poder. Debido a ella, el Ej¨¦rcito, de un mill¨®n de soldados y que consume seg¨²n algunos c¨¢lculos surcoreanos hasta un tercio del presupuesto del pa¨ªs, es la prioridad nacional. El desfile de este s¨¢bado en Pyongyang para conmemorar el 70 aniversario de la fundaci¨®n del Partido de los Trabajadores Coreanos har¨¢ alarde de ello. Seg¨²n los analistas, puede ser el mayor de la historia del pa¨ªs.
El blog 38 North, asociado a la Universidad Johns Hopkins, ha divulgado una serie de im¨¢genes v¨ªa sat¨¦lite que muestran los preparativos para esa marcha. M¨¢s de 800 tiendas de campa?a, 700 camiones y 200 veh¨ªculos blindados se acumulan en la antigua base a¨¦rea de Mirim, en el este de Pyongyang, un ¨¢rea de 1,5 kil¨®metros cuadrados que incluye una r¨¦plica de la plaza Kim Il-sung, eje del desfile. Adem¨¢s, pueden observarse siete drones a¨¦reos.
Se da por seguro que en el desfile, en el que participar¨¢n tambi¨¦n cerca de 30.000 soldados, se mostrar¨¢n tambi¨¦n las lanzaderas de misiles bal¨ªsticos y cohetes que representan la joya de la corona de la Defensa norcoreana.
¡°Dado el nivel actividad observable en esas instalaciones, parece que el pr¨®ximo desfile (¡), haya misiles bal¨ªsticos o no, ser¨¢ uno de los mayores en la historia de Corea del Norte¡±, apunta el blog. En mayo, Kim Jong-un hab¨ªa dado instrucciones de que fuera el de mayor envergadura jam¨¢s celebrado en el pa¨ªs.
Con el desfile, Kim trata de enviar un mensaje a su pueblo y a las diversas facciones que componen el r¨¦gimen acerca de que ¨¦l es el L¨ªder Supremo. Un mensaje que parece calar entre la poblaci¨®n, o eso asegura el pu?ado de ciudadanos al que tienen acceso los periodistas extranjeros admitidos en el pa¨ªs especialmente para los festejos, y que hablan mediante la traducci¨®n y la vigilancia de los gu¨ªas oficiales.
¡°El 10 de octubre es la mayor fiesta que podemos celebrar, estamos encantados de poder conmemorarla bajo el mandato de nuestro L¨ªder Supremo Kim Jong-un¡±, asegura Park Chyun-Jong, de 29 a?os y gu¨ªa en el estadio nacional, de camino en el metro de Pyongyang para celebrar el aniversario en casa de su madre.
Pero Kim tambi¨¦n quiere hacer un alarde de fuerza ante la comunidad internacional y especialmente Corea del Sur, su vecino y enemigo. Es una exhibici¨®n de m¨²sculo que siente que necesita para generar respeto. Seg¨²n apunta el catedr¨¢tico Andrei Lankov, en su libro ¡°The Real North Korea¡±, la econom¨ªa surcoreana puede ser 20 veces mayor que la de su vecino del norte, cuando la diferencia entre las dos Alemanias antes de la reunificaci¨®n era de uno a tres. Y aunque Pyongyang cuenta con el doble de tropas que Se¨²l, est¨¢n mucho peor equipadas que unas fuerzas surcoreanas que tienen el pleno respaldo estadounidense.
La actividad nuclear norcoreana surge de esta necesidad. Corea del Norte ha llevado a cabo ya tres ensayos nucleares, en 2006, 2009 y 2013. Esta semana, un alto mando militar estadounidense declaraba que su Gobierno cree que Pyongyang tiene capacidad de miniaturizar una bomba at¨®mica y lanzarla contra territorio de EE UU. El mes pasado, el r¨¦gimen confirmaba que ha vuelto a poner en funcionamiento su reactor de Yongbyon.
Del mismo modo, Corea del Norte ha insinuado que estos d¨ªas podr¨ªa llevar a cabo lo que asegura que ser¨ªa el lanzamiento de un sat¨¦lite, y que EE UU y Corea del Sur creen que se tratar¨ªa de un misil bal¨ªstico.
Dada la especial importancia que juegan, pues, las Fuerzas Armadas norcoreanas en la supervivencia del r¨¦gimen, el estamento militar goza de especiales privilegios. El principio b¨¢sico del pa¨ªs es el songun, o ¡°el Ej¨¦rcito primero¡±. Tiene preferencia en las asignaciones econ¨®micas y de recursos y sus integrantes gozan de un enorme prestigio social.
Y en ninguna parte es m¨¢s palpable el songun que en el Museo de la Victoria. Reinaugurado por el propio Kim Jong-un hace dos a?os, la abundancia de fondos empleada en su reforma contrasta con la modestia de la mayor¨ªa de los bloques de viviendas en la ciudad. Enormes candelabros iluminan el vest¨ªbulo con una luz que escasea en el resto de la ciudad; el l¨¢ser y las nuevas tecnolog¨ªas animan las exposiciones.
Aunque la pieza estrella no es alguno de los elaborados dioramas; ni siquiera la c¨²pula giratoria que culmina la visita. El museo entero est¨¢ presidido por una gigantesca estatua del fundador del r¨¦gimen, Kim Il-sung. Todos los norcoreanos que lo visitan ¨Cpor invitaci¨®n, el poder verlo es un honor¨C deben hacerle una reverencia cuando entran.
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