Los g¨¦neros, otra vez (I)
El periodismo informativo puede articularse en tres formas troncales
Los g¨¦neros, por supuesto, no existen, ni siquiera como las ideas en la cueva plat¨®nica, sino que son inventos del periodista como una cartograf¨ªa, un mapa con el que maniobrar, especialmente indicado para editores (jefes de secci¨®n) que deben pedir a sus redactores textos concretos, inscritos en una u otra f¨®rmula de trabajo, y no a lo que salga. En mi sistema, el periodismo informativo ¡ªolvidemos aqu¨ª los editoriales y art¨ªculos de opini¨®n¡ª puede articularse en tres g¨¦neros troncales y tres subg¨¦neros, estos ¨²ltimos dependientes de los anteriores.
La nota seca no se interpreta, ni se firma porque el periodista no tiene verdadera autor¨ªa sobre la informaci¨®n
Los tres g¨¦neros b¨¢sicos son: nota seca, cr¨®nica y reportaje; y los subg¨¦neros, perfil, an¨¢lisis y entrevista.
La nota seca es un texto no interpretativo con el que los peri¨®dicos dan salida a agencias, boletines y comunicados, que, lamentablemente, llenan todav¨ªa muchas p¨¢ginas de los peri¨®dicos en espa?ol. La nota de agencia deber¨ªa hoy servir, sin embargo, solo para breves tal como se utilizan en el impreso ¡ªotro d¨ªa hablar¨¦ de la transformaci¨®n de los g¨¦neros en el digital¡ª como elementos de continuidad o recordatorio de informaciones que reaparecer¨¢n cuando corresponda. La nota seca no se interpreta, ni se firma porque el periodista no tiene verdadera autor¨ªa sobre la informaci¨®n. La redactamos, quiz¨¢, mejor, pero aquello sigue siendo algo ajeno, informaci¨®n indirecta.
Los tres g¨¦neros b¨¢sicos son: nota seca, cr¨®nica y reportaje
La cr¨®nica, y soy consciente de que esta terminolog¨ªa se presta a equ¨ªvoco porque en Am¨¦rica Latina se llama cr¨®nica al reportaje vagamente literario, supone un paso adelante en la conquista de la autor¨ªa sobre el texto. El periodista ha salido de la redacci¨®n, pero a¨²n no ha llegado a la abrupta realidad. La cr¨®nica se hace con ruedas de prensa ¡ªrepresentaciones teatrales, m¨¢s o menos pactadas¡ª, informaciones telef¨®nicas, y, sobre todo, corresponsal¨ªas, nacionales o en el extranjero. El periodista echa mano de todo lo que sabe sobre el tema porque se supone que es un especialista, y puede enriquecer con todo ello aquella informaci¨®n que no deja de ser b¨¢sicamente indirecta: rueda, teletipo, contextualizaci¨®n personal, pero siempre sin reporteo directo. Este g¨¦nero se firma y debe ser interpretativo, porque para eso el autor es un especialista y ning¨²n peri¨®dico env¨ªa a nadie para que se limite a hacer de agencia. Y digo interpretativo, no opinativo, porque yo distingo entre interpretaci¨®n, de por qu¨¦ pasan las cosas que pasan, de opini¨®n o tomar partido. Es mejor que lo que tome partido sea la averiguaci¨®n, la investigaci¨®n que hayamos llevado a cabo, y no nuestra preferencia particular, que le niega toda libertad de decisi¨®n al lector.
El reportaje es el g¨¦nero m¨¢s sencillo de identificar, es el periodista en el dominio de las cosas, el reportero reporteando, convirti¨¦ndose en fuente de lo que cuenta, porque lo ha o¨ªdo, visto y comprobado; forma suprema y m¨¢s personal del periodismo, que deber¨¢ firmarse y donde depender¨¢ de la solidez de las pruebas que aporte, que pueda pasar de la interpretaci¨®n a la opini¨®n, cosa que yo solo aconsejar¨ªa con cuentagotas, porque lo que hagamos como interpretaci¨®n ser¨¢, si es de calidad, suficientemente expresivo. El reportaje, finalmente, podr¨¢ ser de escenario, cuando ocurra f¨¢cticamente ante el periodista, o virtual, cuando tengamos que reconstruir algo pasado que no hemos visto, con testimonios al efecto.
La entrevista, finalmente, es el reportaje pero a una sola persona, bien que con formatos inmediatamente reconocibles
El perfil y el an¨¢lisis ser¨¢n subg¨¦nero de la cr¨®nica, y la entrevista, del reportaje. El perfil no es un apunte biogr¨¢fico, sino una interpretaci¨®n del personaje; y, por supuesto, es desaconsejable el perfil de hemeroteca, basado solo en lecturas, para pedir, en cambio, que el periodista tenga un conocimiento directo de quien se trate. El an¨¢lisis sigue directamente a la cr¨®nica y valora, subraya y pone en contexto todo aquello que va m¨¢s all¨¢ de la interpretaci¨®n en primer grado propia de la cr¨®nica. Si la cr¨®nica es informaci¨®n del d¨ªa m¨¢s interpretaci¨®n, el an¨¢lisis es interpretaci¨®n m¨¢s lo esencial de los hechos, lo justo para que se sepa de qu¨¦ hablamos.
La entrevista, finalmente, es el reportaje pero a una sola persona, bien que con formatos inmediatamente reconocibles, de los que hay dos b¨¢sicos, el pregunta-respuesta y lo que yo llamo romanceada, o narrada por el autor. Pero de la entrevista hay mucho m¨¢s que decir, tanto que si la consideramos g¨¦nero por derecho propio, no ser¨¦ yo quien me emperre en lo contrario, y prefiero que dejemos su tratamiento para el pr¨®ximo art¨ªculo.
En la cr¨®nica, el periodista echa mano de todo lo que sabe sobre el tema porque se supone que es un especialista
Hasta aqu¨ª, un plan, meramente funcional, para que la totalidad del quehacer informativo se halle contenido en uno de estos apartados. Y termino diciendo que la realidad presenta habitualmente combinados uno o m¨¢s de estos g¨¦neros y subg¨¦neros, pero que siempre predominar¨¢ uno de ellos, que servir¨¢ para dar nombre a la pieza. Es un recorrido del cero al infinito, de la no interpretaci¨®n a la interpretaci¨®n/opini¨®n, de la impersonalidad casi total a la m¨¢xima personalizaci¨®n, la que solo encontramos en la entrevista/reportaje. Pero de eso hablaremos en el siguiente cap¨ªtulo.
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